Sabido es, en México como en los Estados Unidos, de la fuerza que han alcanzado los llamados hispanos, latinos, o como usted quiera llamarles. En el caso de nuestros paisanos, su presencia en el territorio vecino es sencillamente histórica; el propio presidente Putin de Rusia acaba de expresarse al respecto, afirmando sin titubeos, que en un inicio Texas y demás territorios les fueron robados a México a sangre y fuego y después, con otra faceta imperial como las aguas gaseosas endulzadas, la comida rápida, los productos congelados, los productos industriales, el petróleo e infinidad de productos más, así como una larga cadena de sucesos que han hecho posible una poderosa extensión territorial dependiente de la esfera de influencia estadounidense.
El paso de esos tiempos históricos han plasmado, en infinidad de libros e investigaciones, lo ocurrido en aquellos lastimosos hechos que cercenaron más de la mitad del territorio mexicano. Sea como fuere y pese a todo lo que ha ocurrido, la presencia de nuestros compatriotas en el territorio – hoy ajeno – no disminuyó. Sin embargo, hubo primero que asimilar la derrota, el despojo y la diferente realidad de una relación que se tornaría con el tiempo más difícil, pero que no impidió la migración mexicana hacia el norte del continente. Se inició, en consecuencia, una migración que cobró importancia para los dos países, por lo que en el año de 1942 se diseñó un programa del trabajador huésped, más conocido como Programa Bracero, el cual incluyó a 5 millones de trabajadores mexicanos y que terminó en 1964.
Debo decir que muchos miles de trabajadores mexicanos del programa bracero no cobraron el dinero que les correspondían conforme a la ley de ese país al haber cotizado con el pago de impuestos al Servicio de Impuestos Internos (IRS por sus siglas en ingles) en tiempo y forma. Tuvieron que transcurrir largos y penosos años para que eso ocurriera, hasta que el gobierno mexicano recibió de su par las transferencias de los adeudos a los cientos de braceros que reclamaban su dinero vía el gobierno mexicano. Las cantidades de dinero de los braceros se mantuvieron guardadas por años en las arcas estadounidenses y posteriormente, cuando fueron entregadas al gobierno mexicano, el retraso se prolongo varios años más por lo que se mantuvieron guardadas en las bóvedas de la hacienda del gobierno mexicano.
Aun así, esta significativa migración laboral se hizo costumbre, una forma de encontrar mejores destinos de vida, un escape a realidades nacionales cada vez más difíciles al haberse reducido las oportunidades de trabajo; de crisis económicas; de sexenales mini devaluaciones; de corrupción cada vez más impactante y abierta de las autoridades nacionales como privadas. Pero, además de costumbre, la migración laboral se convirtió en una necesidad prioritaria para los que poco o nada tienen. La salida para subsistir y no morir de hambre fue y es la última salida de la migración laboral hacia los Estados Unidos para millones de personas de origen latino, europeo, asiático, africano, australiano y para muchos millones que habiendo emigrado se ocultan en las sombras para protegerse y evitar ser expulsados. Hay millones también que no llenan los requisitos para arreglar su estancia legal en aquel país y que esperan la oportunidad de que algo cambie para poder hacerlo.
Otro grupo que ha estado significando su presencia en el vecino país ha sido el de los migrantes universitarios que marcharon hacia el Norte para hacer especialidades de sus respectivas carreras universitarias, pero que prefirieron quedarse al tener más oportunidades de desarrollo profesional en casa; de nivel de vida; de situación económica y de seguridad familiar y personal, aunque no siempre el “American Dream” se cumple; pues los actos de terrorismo, los crímenes en las escuelas y las conductas violentas de las policías no garantizan el disfrute de una vida del todo tranquila para profesionales y científicos mexicanos que decidieron emigrar.
Cierto, que la migración mexicana es una realidad económica muy importante y que se ha convertido en una fuerza política descomunal, que fundida en un bloque latino, habrá de decidir la próxima elección presidencial en los Estados Unidos. No se podrá detenerla y menos ignorarla, tanto en lo económico como en lo político, porque estamos hablando de que el valor de la producción de los latinos, ya incluidos los mexicanos, equivaldría a la economía número 20 del mundo en caso de considerarla como país. Este cálculo nos llevaría entonces a suponer que dentro de pocos años superaría incluso al PIB de nuestro país.
Por lo que respecta a México, y la importancia que representa la presencia de mexicanos en el vecino país del norte, hemos de aceptar que en lo económico los envíos de remesas de los paisanos a sus familias representaron de enero a agosto del 2015 16,577.8 millones de dólares, lo cual equivale a una tasa anual del 6.1% según datos del Banco de México. Esta cantidad supera las registradas en el año del 2006, que traducidas al cambio de nuestra moneda arroja una cifra de 37,479.0 millones de pesos, cifra que supera la de los ingresos por la venta de petróleo cuyo precio está en franca decaída.
Esta percepción de la variable macroeconómica constituye una fuente importante de recursos para las familias mexicanas receptoras, principalmente para el consumo y manutención que gana dinamismo y traza una pendiente positiva. Pero que deja pendiente una deuda moral, económica, política, cultural y educativa que México y sus gobiernos tienen con los millones que se han marchado al no haber encontrado aquí en su país las oportunidades que todo y cada uno de los ciudadanos espera de su Nación. Hasta ahora, que yo sepa, reciprocidad del gobierno mexicano para los millones de mexicanos que mes a mes envían esas importantes cantidades de dinero a México ha sido una virtud olvidada; por lo que creo que es ya momento de ser agradecidos con esos paisanos que tanto representan para la economía mexicana.
En lo político, prefiero esperar para expresar mi opinión al respecto, debido a que los hechos hablarán por si mismos, toda vez que el voto hispano, mayoritariamente mexicano, se expresará con toda su fuerza en las próximas elecciones para elegir presidente de los Estados Unidos. Todo apunta a Hillary Clinton al no haber un adversario a la estatura de la ex jefa de Estado y ex primera dama de Estados Unidos en el horizonte político estadounidense.
Twitter: @luis_murat
Facebook: https://www.facebook.com/luisoctaviomurat
Blog: https://luisoctaviomurat.wordpress.com