El periodismo para el gobierno de Murat: Horacio Corro Espinosa

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En los albores del nuevo sexenio oaxaqueño habrá que hacerse una pregunta: ¿se trata de una transición o de una regresión?

En cuanto a una real transición del sexenio que inició hace 12 días, se puede decir que sí y no.

Una transición es un cambio, entonces, no se le puede llamar cambio cuando muchos de los políticos de siempre están dentro del nuevo gobierno.

Y en cuanto a regresión, que quiere decir retroceso, visto desde la óptica periodística, se puede decir que sí hay regresión.

Este nuevo gobierno, el de Alejandro Murat, demuestra su ignorancia al creer que periodismo o periodista es aquel que sale en la tele o en radio, solo porque anuncian su nombre a la entrada y a la salida de un espacio determinado. Sólo por eso, este gobierno le pone a esa persona la etiqueta de “reportero”. Las personas del nuevo gobierno le dan más valor a los famosos que no ejercen el periodismo, que a los que practican las 24 horas del día la talacha periodística.

Cuando el periodista de 24 horas ve eso, prefiere meterse en la indiferencia moral, donde frecuentemente habita, pues es degradado, además, por sus directivos o empresarios ante los pactos que estos tienen con sus clientes, y solo por eso, si es que afecta al contratante, no publican su trabajo.

El periodista de 24 horas, además, tiene que soportar a los que se dicen “periodistas cívicos” o “periodistas ciudadanos” solo porque desde su blog aportan información y comentarios sobre hechos o situaciones de actualidad que son desatendidas por los medios convencionales.

Pero en realidad, ese periodismo es engañoso porque no aportará una información completa, eficaz y transparente que los ciudadanos necesitamos.

Entonces, ¿por qué el nuevo gobierno, el de Murat, prefiere a los “periodistas orejas” o a los que solo manejan una cuenta de tuiter o de Facebook? ¿Por qué prefiere a unos cuantos columnistas y a unos cuantos reporteros, nada más? Pues porque pertenecen a empresas periodísticas de exgobernadores, de políticos o de supuestos líderes sociales. Ellos son los que gozan de garantías y hasta de seguridad porque se trata de maquiladores de la información. 

Esos medios de comunicación en el estado de Oaxaca, tienen cierta complicidad con el poder, pero principalmente con el dinero.

Lo malo de esa información maquillada, es que muchos de los lectores o del auditorio se tragan esas notas sin hacer gesto alguno porque lo creen. Lo triste del asunto es que para ese tipo de periodistas eso significa la “libertad de expresión”.

Solo un dato para comprobar lo que digo. Antes de la toma de protesta de Alejandro Murat, muchos medios de comunicación le dieron como a piñata a Alejandro Avilés. Lo acusaron de corrupto, ladrón, sinvergüenza y en fin, adjetivos que yo no desmiento.

Pero en cuanto es nombrado secretario general de gobierno, la mayoría de los medios que lo golpearon, ahora le dan el título de “señor”.

¿Y saben ustedes por qué actúan así esos periodistas? porque más de la mitad de sus entradas económicas proceden del gobierno.

Si los periodistas no nos respetamos a nosotros mismos, no podemos exigir que nos respeten los políticos. El respeto comienza con ejercer la verdad, y luego con saber escribir.

Este nuevo gobierno ha hecho todas sus reuniones a puerta cerrada donde la prensa local no ha tenido acceso, y donde el pueblo, por consiguiente, tampoco ha tenido información.

Quiero pensar que el nuevo gobierno no ha permitido la entrada a los periodistas oaxaqueños porque no ven en ellos un periodismo de altura, o un periodismo acoplado a sus intereses. Sea lo que sea, a eso se le llama regresión. Creo que vamos por un camino peor que antes.

 Twitter:@horaciocorro

Facebook: Horacio Corro

horaciocorro@yahoo.com.mx