En uno de los momentos más tensos en las relaciones prensa-gobierno, pero como un desafío a la consolidación del periodismo de investigación y análisis, un grupo de jóvenes empresarios y de periodistas profesionales circulará a partir del martes 1 de marzo el periódico impreso El Independiente, sin ninguna vinculación con el frustrado proyecto del empresario Carlos Ahumada.
El nombre quedó a disposición del Instituto Nacional de Derechos de Autor y fue adquirido de manera directa y el derecho de marca fue comprado a sus anteriores propietarios. El autor de Indicador Político, que fue director interino de El Independiente en 2004 antes de ser clausurado, será el director general del nuevo proyecto que responderá a la necesidad de rescatar la pluralidad en los medios y de acompañar a la sociedad en lo que debería ser una segunda y más profunda transición a la democracia.
El nuevo periódico abrirá sus puertas a periodistas y analistas de todas las corrientes ideológicas para evitar la parcialidad de la coyuntura y para ofrecerle a los lectores un escenario interpretativo abierto de la pluralidad del pensamiento periodístico mexicano.
Asimismo, el nuevo El Independiente eludirá las trampas de la confrontación parcializada y tratará de demostrar que hay un país dinámico, vivo y expectante fuera de Palacio Nacional, de las mañaneras y de la figura del presidente de la república. Los medios de comunicación cayeron en el espacio reducido de la confrontación personal, a pesar de que el país tiene una serie de temas nacionales que requieren de la observación y el análisis periodístico hasta ahora marginado en las páginas de los medios escritos.
La dirección y administración de El independiente nada recogerá de los conflictos del pasado, con excepción del compromiso incluido en el nombre. La función de observadoracrítica de la realidad que tiene la prensa se ha visto acotada por el activismo de confrontación de colaboradores periodísticos que representan grupos de interés involucrados en la disputa por el poder político.
La historia reciente del periodismo muestra que en el periodo 1968-2000, la prensa de papel fue clave en el proceso de transición mexicana de un régimen autoritario a uno con mejores –aunque incompletas— reglas democráticas, contribuyó a la destrucción del viejo sistema presidencialista como la estatua de Lenin y al PRI como el muro de Berlín del sistema político priísta autoritario.
La transición democrática del 2000 se extravió en la incapacidad del presidente Fox y sus colaboradores para entender las tareas de la construcción de un nuevo sistema/régimen/Estado, en la falta de un proyecto democratizador por Calderón y en la restauración del PRI salinista neoliberal con Peña Nieto. La nueva alternancia del 2018 fue atrapada por la vorágine de un proyecto social-popular, el deterioro del modelo PRI-PAN-PRI y los estragos de la pandemia estallada en 2020.
Ahora mismo, la prensa se encuentra en un espacio estrecho y desfavorable de diálogo tenso con el presidente de la república, pero descuidando su función de una observación crítica de toda la realidad mexicana. Afuera de Palacio Nacional existe una república que está esperando debatir su realidad para encontrar caminos de salida de una complicada crisis general que tiene su explicación en el fracaso del PAN y del PRI para construir y andar un tránsito hacia una república de leyes e instituciones.
La pluralidad de colaboradores de El Independiente determinará la voluntad de sus editores y directivos para darle prioridad al análisis, salirse de la confrontación con los poderes institucionales y plantear necesidades y opciones que ayuden a reencauzar la viabilidad republicana sin ahogarse en las confrontaciones con los poderes institucionales. En el periodo de la primera transición 1968-2000, la prensa demostró su capacidad para jugar un papel clave en la desactivación del régimen autoritario y represivo del PRI. La alternancia partidista en la presidencia de la república en 2000, 2012 y 2018 no pudo existir sin el dinamismo crítico y propositivo de la prensa de papel, toda vez que la prensa electrónica ha sido brazo operador de los intereses corporativos de los propietarios de las concesiones de radio y televisión.
El Independiente abrirá canales de comunicación circular con la sociedad para incorporarla como objetivo central de su tarea a la renovación y construcción de esa república de leyes e instituciones que ha sido un pasivo y una deuda de la transición frustrada.
Política para dummies: la política tiene en la prensa un espacio vital para el debate democrático.
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