El Papa pidió este viernes el cese de las guerras en Siria y Oriente Medio y rindió homenaje a los cientos de inmigrantes africanos muertos en un naufragio en el sur de Italia, en su primera visita a Asís, la ciudad de San Francisco, santo de los pobres y de la paz.
“Hoy es un día de lágrimas”, proclamó Francisco al recordar a las víctimas del naufragio frente a la isla siciliana de Lampedusa, en el que murieron unas 130 personas y unas 200 fueron declaradas desaparecidas.
Al mundo “no le importa si la gente debe huir de la esclavitud, del hambre, buscando la libertad y mueren como ayer en Lampedusa”, lamentó el papa, al recordar a los indocumentados fallecidos, , la mayoría de ellos eritreos y somalíes, que huían del hambre y la guerra. El Papa, hijo de emigrantes italianos, ya había expresado el jueves su indignación -“Es una vergüenza”, proclamó- por el drama de los africanos.
La peregrinación del primer papa proveniente del sur del mundo a la pequeña ciudad de Umbría tiene un fuerte valor simbólico. En la sala donde Francisco de Asís se despojó en el siglo XIII de sus ropajes de joven rico hasta quedar desnudo, Francisco se reunió con los pobres de la ciudad para pronunciar un discurso sobre la necesidad de austeridad dentro de la Iglesia, a la que desea “pobre y para los pobres”.
“El espíritu mundano es la lepra, el cáncer de la sociedad, que mata a la Iglesia”, fustigó. Para el Papa, la pobreza es la clave para alcanzar la reforma de la milenaria entidad, sacudida por escándalos y la falta de vocaciones.
El papa jesuita aprovechó su visita a la ciudad del santo italiano que ha inspirado el nombre de su pontificado para pedir por la paz en el mundo, condenar la violencia, las guerras y los conflictos que sacuden Siria y el Oriente Medio. “Escuchen el grito de los que lloran, sufren y mueren a causa de la violencia”, rogó durante una concurrida misa celebrada en la plazoleta frente a la basílica de San Francisco.
Instrumentos de paz
“Te pedimos, Francisco, que nos enseñes a ser instrumentos de la paz”, suplicó el Papa ante unos 100.000 peregrinos, entre ellos el primer ministro italiano, Enrico Letta. “Que cesen los conflictos armados que ensangrientan la tierra en Siria y en Oriente Medio”, clamó.
Desde un altar de madera, rodeado de varios obispos y de los ocho cardenales que lo asesoran en la reforma de la Iglesia, el papa reiteró su pedido por la “paz y la armonía para el mundo”. Con ocasión este viernes de la festividad del patrón de Italia, el Papa ilustró los valores de San Francisco, quien vivió en la pobreza, convirtiéndose además en emblema de la paz. “La paz franciscana no es un sentimiento dulce. Ete San Francisco no existe. Ni una armonía panteísta con la energía del cosmos. Tampoco eso es franciscano”, explicó el papa.
“La paz de Francisco es la de Cristo: ‘Amaos los unos a los otros’. Este yugo sólo se puede llevar con humildad de corazón”, agregó. “El hombre está llamado a custodiar al hombre: que el hombre esté en el centro, no los ídolos que hemos creado”, dijo.
A su llegada a Asís, el Papa se reunió con unos 80 minusválidos físicos y mentales, a los que saludó uno a uno, hablándoles, acaricándolos y abrazándolos. Luego, en el santuario de San Damián, el Papa se recogerá a orar en el lugar donde se dice que el santo escuchó la voz de Dios que le decía: «¡Francisco, vete y repara mi casa, que, como ves, está a punto de arruinarse toda ella!».
El pontífice visitará igualmente un centro de primera acogida donde almorzará con los pobres y en la tarde tiene programada una visita privada al Eremitorio de las Cárceles, donde rezará en la celda de San Francisco. En la Basílica de Santa Clara, donde se encuentra el cuerpo de la santa, rezará en silencio y luego irá a la Porciúncula para dirigirse a los jóvenes en la explanada de la basílica. Visitará también el denominado “tugurio” de San Francisco, tras lo cual regresará al Vaticano en helicóptero.