México es un país crucificado por la pobreza, la violencia y la corrupción, “tres clavos que se hunden al fondo de la carne de Cristo”, expresó ayer el cardenal Norberto Rivera Carrera durante la Misa Crismal celebrada por el Jueves Santo en la Catedral Metropolitana.
“La Iglesia, si quiere ser fiel a su Señor, no puede permanecer ni indiferente ni indolente ante el sufrimiento de nuestro pueblo. Sí así lo hiciera, perdería su razón de ser”, dijo el prelado.
En su homilía, Rivera señaló que “hay heridas infligidas en un país que parece no tener esperanza, que genera dolor a tantos que han sufrido la pérdida de sus seres amados”.
Añadió que el país padece la desintegración y separación de las familias, la pérdida de la paz y la falta de seguridad, que el Estado no garantiza, como lo ha reiterado en diferentes ocasiones.
En diciembre pasado, Rivera Carrera hizo público el intento de extorsión que sufrió el Seminario Conciliar de México, institución en la que se forman los futuros sacerdotes, presuntamente por la organización delictiva La Familia michoacana.
En esa ocasión, el arzobispo aseguró que los días 20 y 21 de noviembre, una persona contactó telefónicamente al vicerrector del Seminario Menor para exigirle 60 mil pesos a cambio de respetar la vida de los superiores de dicha institución.
En aquella ocasión lamentó la “espiral de violencia” que afecta al país y pidió a los feligreses que, ante este tipo de situaciones, fortalezcan la paz en todo el territorio.
Ayer, en el Día del Sacerdote, el arzobispo primado de México pidió a más de 500 presbíteros presentes esforzarse a ser buenos pastores y dar la vida por los fieles, sobre todo en el contexto en el que se encuentra el país.
Se debe seguir el ejemplo del Papa Francisco, dijo Rivera, para ayudar a las sociedades e ir al encuentro de los que están lejos, de los pobres, enfermos y más necesitados.
“Es una obligación evangélica, no es estar de moda, es una exigencia evangélica, sobre todo”, dijo a los presbíteros.
Como parte de los festejos de la Semana Santa, el cardenal bendijo los santos óleos y realizó el nombramiento de cinco nuevos canónigos, quienes siendo parte del cabildo de la Catedral, renovaron sus promesas sacerdotales: Francisco René Espinoza Estrada, Ricardo Valenzuela Pérez, Hugo Valdemar Romero, Julián Arturo López y Alberto Fernández Valencia.
Por la tarde, a las 17 horas, Rivera ofició igualmente en la Catedral Metropolitana el lavado de pies a 12 seminaristas, como ejemplo del anuncio del mandamiento de la caridad y por el gesto de amor y humildad.
En el acto, el cardenal oró por el escritor Gabriel García Márquez, fallecido ayer en la Ciudad de México.
Recordó que el Jueves Santo es el día en el que se consagró la eucaristía, por lo que los fieles pueden comulgar dos veces: en misa del Santo Crisma y en la ceremonia del lavado de pies.
Agencias