El padre Solalinde arremete contra Peña, Josefina y Quadri

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Alejandro Solalinde, sacerdote católico y activista emblemático de la lucha por la defensa de los derechos humanos de los migrantes en la frontera sur del país, desconfía de Enrique Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota y Gabriel Quadri rumbo a la elección presidencial del 1 de julio.

 

Y aunque no confiesa su voto por Andrés Manuel López Obrador, el otro candidato que estará en la boleta electoral, admite que votará por la izquierda por una cuestión de principios.

Solalinde califica de “desinformado” a Peña Nieto, candidato del PRI y PVEM, y puntero en todas las encuestas de intención de voto.

A Vázquez Mota, candidata del PAN, la tacha de “capturada por muchas estructuras capitalistas”.

A Quadri de la Torre, candidato del Partido Nueva Alianza, dice: “no tengo el gusto de conocerlo, pero viene de una persona muy corrupta”.

Y de López Obrador, su probable elección en la boleta presidencial, sólo comenta: “no lo hemos probado todavía”.

El recién galardonado con el Premio José Luis Pagés en la división “Paz y Democracia”, lamenta que, a su juicio, tres de los cuatro candidatos presidenciales no conozcan a profundidad la problemática en la frontera sur de México.

“Solamente hay algunas menciones (en las plataformas electorales de los candidatos), pero de una política pública nada. Y eso revela que no tienen la experiencia de la migración en la frontera sur, la desconocen.

“El que se ha aproximado un poco más es López Obrador, él ha ido muchas veces allá. Es el único, pero los demás no tienen experiencia de contacto con el flujo migratorio”, señaló.

¿Votará por Andrés Manuel López Obrador?, le preguntó ADNPolítico.com.

“No puedo decir nombres porque mi voto es secreto, pero voy a votar por aquella persona que sí garantice cambios y no por aquellos que tengan más prebendas para las gentes de su partido y que perpetúen un sistema corrupto como el que tenemos”, dijo.

Sin embargo, si se definió por la izquierda.

“Definitivamente si la izquierda es que haya un cambio, estoy por el cambio, ya hemos probado muchas cosas.

“Por simpatía (y porque) se entiende por la izquierda buscar un cambio, sí, porque mi corazón, mi lucha, mi preocupación, mi dolor está abajo, con los indígenas, los campesinos, con las mujeres, los jóvenes, con los estudiantes. Merecemos un país mejor, no más de lo mismo”, asentó el sacerdote.

El padre Solalinde Guerra, oriundo de Toluca, dibuja en su mente el escenario de un futuro improbable: ¿qué haría él, historiador, psicólogo, sacerdote y retador de los cárteles en el sureste del país, si fuera presidente por un día?

“Escucharía a las mujeres, de cualquier partido, de cualquier religión, y escucharía a los jóvenes. Los jóvenes son capaces, pero no les damos la oportunidad.

“Eso haría yo: antes que gobernar, oír”, convencido como está de que pronto podría ser asesinado tras las múltiples amenazas que dice haber recibido.

José Alejandro Solalinde Guerra se convirtió en figura nacional en 2006, a los 61 años, cuando abandonó la comodidad de administrar una parroquia en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, y abrió un albergue para migrantes en una zona controlada por la organización criminal Los Zetas.

Dejó el bienestar de una vida religiosa resuelta y eligió para vivir un poblado de tierra caliente, una pequeña recámara atiborrada de ropa sucia y una hamaca en vez de colchón, con la finalidad de proteger del crimen a quienes arriesgan la vida para buscar un mejor futuro en Estados Unidos.

“Antes de dedicar mi vida a los migrantes llevaba una vida muy tranquila, anónima. Quise darle un cambio y morir sirviendo a los más pobres y vi que, de ellos, los migrantes son los más vulnerables.

“Decidí pasar mi último tramo de vida con ellos”, asienta.

Su presencia en la zona dificulta a Los Zetas y a la red de políticos que presuntamente están en su nómina, secuestrar y traficar con personas, armas y drogas en sur de México, por lo que este hombre de 66 años, de complexión delgada y voz calmada, ha sido amenazado de muerte varias veces.

A Solalinde se le puede ver un día atendiendo migrantes en una choza; otro, en las vías de “La Bestia” -el tren que acelera el viaje de migrantes, pero a su paso los mutila-, otro, durmiendo en el piso rodeado de indígenas y sus guardaespaldas y, como no le es ajeno el entorno político, hasta con diputados y otros funcionarios públicos exigiendo mayor ocupación en los derechos humanos.

Solalinde fue propuesto este 2012 al Premio Nobel de la Paz por la fundación del Albergue Hermanos en el Camino, de la Diócesis de Tehuantepec, Oaxaca.

Agencias