El nuevo Tribunal Superior de Justicia: Moisés Molina*

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Hoy nuestro Tribunal Superior de Justicia tiene una nueva generación de magistradas y magistrados en el Pleno.

En un poco más de un año su composición cambió drásticamente con la llegada de 4 nuevas magistradas y 4 nuevos magistrados, más el magistrado Ángel Alejo Torres que llegó en febrero de 2020.

En este corto lapso de tiempo se renovó de golpe la tercera parte del pleno de nuestro máximo tribunal local.

Hoy tenemos un nuevo pleno, que es el órgano donde se toman colegiadamente las decisiones más trascendentales para el Tribunal Superior de Justicia y donde se consensan criterios jurisdiccionales que las y los jueces de primera instancia aplican en su quehacer cotidiano.

La suerte del Tribunal y, en buena medida, de la administración de justicia depende el pleno de magistradas y magistrados.

No sólo se ha tratado de un cambio cuantitativo, sino de un auténtico entreveramiento generacional.

La dinámica poblacional y el empuje de las nuevas generaciones hacen que las acciones afirmativas, en la práctica, vayan en favor no solamente de las mujeres, sino también de las y los jóvenes.

Hoy somos un pleno unido, fuerte y con liderazgo.

Somos un pleno que habla, que se comunica, que debate y que vota con libertad.

La presidencia del Magistrado Eduardo Pinacho va a ser histórica porque nunca nadie antes vio llegar en tan corto tiempo un gran número de nuevas y nuevos magistrados.

La de Pinacho va a ser la administración del cambio generacional.

Lo que antes escribíamos en columnas y pronunciamos en discursos hoy es una realidad. Y al menos tres generaciones de magistrados trabajamos en equipo y nos complementamos.

Y en mi caso, por elección de mis pares tengo, “recién legado”, la oportunidad de presidir la Sala Constitucional , con las responsabilidades administrativas que hacen necesario que las horas y la energía se multipliquen.

Y cuando el ímpetu y el idealismo se amalgama con la experiencia y la templanza los cambios operan siempre para bien.

El recibimiento que las y los nuevos magistrados tuvimos fue inmejorable y hoy -nos hablemos de tú o nos hablemos de usted tenemos claro que la administración de justicia enfrenta retos mayúsculos donde todas y todos debemos ser parte de la solución y no del problema.

Hoy nuestro máximo órgano de decisión jurisdiccional tiene lo mejor de tres generaciones: la erudición, la experiencia, la altura de miras y la pasión por una justicia pronta y ciega.

En los debates y las votaciones se expresa el carácter, la formación y la historia de vida de cada Magistrada y magistrado.

Habemos técnicos, formalistas, progresistas, codigueros, parcos y polemistas.

Pero al final todos entendemos que el justiciable y la paz social deben estar siempre al centro.

Hoy el Tribunal Superior de Justicia es un espacio cada vez más abierto a la sociedad.

Hoy los magistrados hablamos más con la gente que exige ser escuchada.

Hoy las salas han dejado de ser mazmorras donde sólo sus integrantes sabían lo que pasaba ahí adentro y nos hemos convertido en espacios abiertos y transparentes que se comunican con la ciudadanía y que viven la nueva realidad de la transparencia y la rendición de cuentas.

Hoy las y los magistrados entregamos una estadística mensual de nuestra productividad que no sólo tiene que ver con cantidad, sino con calidad en el dictado de nuestros fallos y en la forma en cómo los comunicamos a las partes, sobre todo a las víctimas cuando son mujeres, niñas, niños, adolescentes o personas con discapacidad.

Hoy tenemos en Oaxaca una justicia más humana que antes, más abierta que antes, más transparente que antes y que se mide, como nunca se ha hecho, con indicadores puntuales.

Nos queda claro que el crimen más grande que podemos cometer contra el pueblo de Oaxaca es el rezago y por eso trabajamos en equipo y a marchas forzadas.

En nuestro Tribunal las cosas se tienen que hacer rápido y se tienen que hacer bien.

Hoy nuestro Tribunal es un organismo vivo, activo, que ha sabido pasar a ser de un simple tribunal de alzada a un comprometido protagonista de la transformación de Oaxaca.

Ya no hay retorno. El Poder Judicial tendrá que seguir avanzando, a paso veloz, al ritmo de los nuevos tiempos.