Hoy que están de moda los 94 mil 414 millones de pesos que la federación destinará a Oaxaca en 2017, Oaxaca debe ser ejemplo del final de la era de la opacidad en el manejo de los recursos y contrastar inmediatamente, una vez que Alejandro Murat, asuma el cargo de Gobernador Constitucional, con el que gobierno que se va.
Esos 94 mil 414 millones de pesos deben guardarse en una caja de cristal, para que todos vean en qué se invierte el dinero.
Murat necesita un golpe de legitimidad frente a una ciudadanía desencantada y una juventud apática, incrédula, resignada, iracunda, irreverente. Un pueblo levitando en un limbo, en una circunstancia de vacío que se respira todo el día, pero en especial en las horas “pico”.
El tejido social que el anterior gobierno dejó roto, el de Gabino terminó de desgarrarlo. Mataron a Rousseau; ganó Hobes.
Cada quien ve, como puede, por su propio beneficio. Todos quieren pasar primero, pasar ya. No hay semáforo, tampoco agente vial. No sé si alguna vez ha habido cultura vial como extensión del civismo.
Cuando esta ciudad, nuestra amada ciudad, fue trazada por Alonso García Bravo en la época colonial, obviamente no lo fue para el tránsito de un parque vehicular crecido desordenadamente; menos aún para la circulación de unidades de transporte público en número excesivo y por calles tan estrechas. La autoridad lo que hace es administrar el problema.
En el pasado inmediato nunca se pensó en el ordenamiento territorial. Empezaron, sin éxito a enfrentar el problema cuando las ciudades ya habían crecido desordenadamente.
Centro histórico, agencias y colonias; cinturones de miseria. Familias enteras viviendo literalmente en el cerro con los riesgos de protección civil que esto representa. Aunque la jefa de familia tenga que bajar y subir periódicamente con el tanque de gas sobre un diablito hasta donde el camión repartidor llega, no está dispuesta a abandonar eso que es ya mucho más que su casa; es su hogar.
Estamos sin líder, autogobernándonos como podemos, por eso quien manda es la delincuencia, organizada o desorganizada.
Cuántos paros de aretes, cadenas, pulseras, teléfonos, carteras, han sido robados en nuestra central de abastos.
De cuántos robos en casa habitación hemos tenido noticia las últimas semanas; cuántos carros robados o desvalijados. ¿Te han robado tus llantas , tus espejos?
¿Cuántos enfrentamientos entre mototaxistas ha habido desde que vivimos en autogobierno; cuántos muertos, cuántos ejecutados nos dejó Gabino y cuántos van desde que se desentendió completamente de Oaxaca?
Por ello es que en mi entrega ante pasada, afirmé que Gabino buscaba hacerle daño a Alejandro; Daño por omisión.
Porque dejó al estado a merced de varias manos que están moviendo la cuna y que no piensan en Oaxaca, que generan conflictos artificiales sin importarles si van vidas humanas de por medio; que buscan abrir viejas heridas entre comunidades que el único lenguaje que hablan es el del cuerno de chivo.
Quieren que Alejandro reciba un estado en llamas, en medio de protestas y de ríos de sangre, aprovechando las elecciones por usos y costumbres.
Hay que estar alertas y como buenos ciudadanos promover la concordia. La pesadilla está por terminar.
No hay líder. Son los días de los que nos habló Peimbert.
Pero el Milagro Oaxaqueño viene. Y el contraste será notorio. Alejandro va a gobernar y sobre todo a administrar en esa urna de cristal.
El primer rubro deberá ser la transparencia y rendición de cuentas. La aplicación de la ley, no solo en su gobierno sino en el que está seguro de que se va impune.
La gente pide justicia y por ello, el segundo rubro será la procuración de justicia.
Quien delinquió que pague, que devuelva el dinero que es del pueblo de Oaxaca. Que los cínicos vuelvan a poner los pies sobre la tierra de Juárez, convertida hoy en un páramo de impunidad y miseria.
¿Cuánto dinero le deben a usted? ¿Cuántas quincenas no ha cobrado? ¿Por qué está usted en huelga? A usted proveedor, empresario ¿desde cuándo no le pagan?
La gran mayoría del malestar es de la Población Económicamente Activa con el gobierno; con los tres poderes, que guardaron una insana distancia.
La tarea de todo gobierno es buscar la felicidad del gobernado. Hoy tenemos una realidad diametralmente opuesta.
EL dinero de Oaxaca concentrado en unas pocas manos. Si tomamos como referente la Pirámide de Maslow, no salimos de la base del triángulo, porque no hay alimentación ni descanso.
Son cinco jerarquías de las necesidades humanas. Y no salimos de la primera. Si no se resuelve esa base de las necesidades más básicas, no podemos acceder a los demás.
Ahí están las comunidades en pobreza alimentaria, que pueden pasar días sin llevarse una ración de alimento a la boca.
¿Qué necesita Oaxaca?
Un líder y un equipo competente, profesional, honrado y eficaz. De mujeres y hombres leales (que no serviles), que conozca de los rubros donde Alejandro Murat los va a invitar a trabajar, no para él; para Oaxaca. Un gobierno entreverado donde reine el “expertise”.
Quien ha pasado los ojos por las páginas de Peter Drucker, John C. Maxwell o Robert Greene (a quienes probablemente dediquemos artículos completos en futuras entregas) inmediatamente sabrá que el 1 de diciembre ese líder estará, levantando la mano, protestando cumplir y hacer cumplir la constitución. Su primer acto deberá ser hacerla cumplir.
El estercolero en que dejaron hecho a Oaxaca debe comenzar por sanearse, sanear sus finanzas, insisto, permanentemente en una urna de cristal.
La nueva relación del gobernante con quienes ejercen el responsable e imprescindible ejercicio de informar exigirá corresponsabilidad.
Para ayudar a Oaxaca a poner los cimientos y después a crecer, se necesita información veraz y oportuna. Los ojos y los oídos de los medios de comunicación estarán donde quieran estar. Y dicha relación ya no tendrá su sinergia tanto en los números como en la apertura y buena disposición.
Alejandro ejercerá el poder responsablemente, sin excesos, con piso parejo para todos. El que robó que pague y va a predicar con el ejemplo.
El “milagro oaxaqueño” viene.
Con la coadyuvancia y acompañamiento de los Diputados Federales oaxaqueños y no oaxaqueños, Alejandro consensó el presupuesto más grande, por mucho, que ha tenido Oaxaca.
El líder fue a tocar las puertas –y lo sigue haciendo- de todas las dependencias federales, incluyendo Hacienda, hasta llegar con su amigo, el Presidente Peña; fue a San Lázaro solo y sin prejuicios.
Tocó, con humildad, la primera puerta que vio iluminada. La puerta se abrió y lo invitaron a pasar. En adelante fue sumar y sumar voluntades, no colores, pensando en Oaxaca. Hay quienes se negaron. Que la historia los juzgue.
Son los opositores orgánicos que no entienden más razones que las suyas y no están dispuestos a escuchar; necios como siempre, buscando beneficiarse económicamente, estarán tan expuestos que el pueblo, el mismo pueblo al que invocan, los juzgará, pero que son necesarios como contrapeso, siempre y cuando cambien las mismas consignas de siempre, por argumentos. De entre ellos hay gente capaz. El gobernador no será su enemigo.
Alejandro ya había ido al Banco Mundial, había ya platicado con autoridades de la Banca Comercial y con la de desarrollo, con empresarios a gran escala.
Se entrevistó con funcionarios de otros países y hoy Oaxaca aparece ya en el mapa de los órganos encargados de brindar auxilio económico a entidades en necesidad y económicamente responsables.
No echemos en saco roto.
Alejandro es Financiero, con dos maestrías; de números nadie le enseña (tal vez solamente su maestro, el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz), pero también es político profesional.
Guarda las formas, pero es afable; es respetuoso, pero le gusta bromear. No cae en provocaciones. Colecciona amigas y amigos y tiene un olfato heredado que siempre le acompaña.
Oaxaca va a cambiar y nosotros lo vamos a ver, porque lo vamos a ayudar. El gobierno hará su parte; que los ciudadanos hagan la suya con optimismo y confianza.