Ayer votamos para elegir los candidatos que habrán de gobernarnos en el futuro próximo. Elegimos a los que ahora son presidente, gobernadores, alcaldes, senadores y diputados electos. Desde el que jugó y ganó para ser presidente de México hasta el que compitió para ser presidente municipal del más modesto ayuntamiento del país. Así lo decidieron los sufragistas.
Lo que sigue a esta elección, la más grande e importante de los últimos años, es el aceptar y respetar los resultados que las urnas arrojen; acatar lo que las instituciones (el INE y el Tribunal Electoral) contaron y avalaron, y en caso de haber irregularidades, ventilar los casos protestados, al través del Tribunal Electoral.
Eso es lo indicado, lo deseable, en la conducta de las naciones, que luchan y trabajan por alcanzar mayores y mejores niveles de desarrollo, de educación, de economía, de bienestar social y altura política sólida.
Así lo demandan los acontecimientos actuales, sobre todo en un país como México, necesitado de paz social, de reconciliación, de la honestidad de los funcionarios en la administración pública, del rescate del orden social y del respeto a las instituciones.
Hoy, ha terminado una etapa política de México que movió el entorno social; que sacudió a las masas en cada rincón del país. Fue una larga, muy larga jornada electoral; cara como ninguna, porque miles de millones de pesos fueron gastados y repartidos en propaganda política de toda clase por los partidos políticos. Fue una batalla por la democracia excesivamente costosa y eso habrá que modificarlo en las cámaras legislativas.
Propaganda de papel, de espectaculares a lo largo y ancho del país, sobornos, compra de credenciales, de votos y conciencias, al haber convertido la justa política en subasta electoral; batalla partidista del “quien da más”, de mercado banquetero; de competencia de candidatos regalando miles de pesos a las mujeres, a los adultos mayores, con promesas de doblar y triplicar las pensiones mensuales para comer mejor.
Así fue la venta y compra de las voluntades de los que menos tienen para lograr el acomodo de las ambiciones políticas.
Ha sido el proceso electoral más importante, más grande y largo de los tiempos actuales, pero también ha sido el más violento de la historia del país, al haber sido asesinados 123 precandidatos y candidatos; en su mayoría militantes del PRI, PAN, Morena y PRD. En promedio fueron liquidados más hombres que mujeres.
Oaxaca, encabeza la lista de los estados en el que se cometieron más homicidios, le sigue Puebla, Veracruz y Estado de México.
Al respecto el Secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, informó que la mayor parte de los asesinatos están ligados al crimen organizado. Descartó que ninguno de los crímenes ha sido asociado a cuestiones ideológicas. Aseguró que no se han encendido focos rojos para el día de la elección.
“De las investigaciones que tenemos conocimiento que realizan las procuradurías y fiscalías locales, lo que se desprende es que han sido en su mayoría producto de las disputas de la delincuencia organizada”.
Sin embargo, en Oaxaca el estado de violencia prevaleciente en esta larga jornada electoral no solo se debe a los enfrentamientos del crimen organizado, sino también por la prevalencia de las hegemonías políticas que son, precisamente, el reflejo de la delicada situación por la que atraviesa el país.
Es por ello, que cobrar conciencia de lo que acontece es prudente madurarlo, a fin de no debe continuar con esta situación de inseguridad, desconfianza, violencia y temor, empezando por dar ejemplo de civilidad, a pesar de lo que México vive en difíciles tiempos en lo interno como en lo externo.
Esta elección en que la nación ha resistido con prudencia tres meses de bombardeo constante de millones de spots, de propaganda política basada en insultos y acusaciones sin fundamento, y mínimas propuestas de los candidatos, al través de los medios de comunicación, ha sido conducta admirable y ejemplo de como ser y hacer las cosas importantes en la vida de un país.
Hacemos votos porque así continue y finalice todo el recuento de votos de este proceso político tan importante y decisivo para el futuro de Mexico.
De manera que, a esta elección que llega a su fin, pasemos a lo que la mayor parte de la nación espera ver, el juego que la Selección Mexicana sostendrá contra la Selección de Brasil, juego que disfrutaremos con emoción, tranquilidad y satisfacción de haber cumplido con un derecho y deber cívico como es el haber elegido con nuestro voto a los que integrarán los poderes de la República.
Hoy solo hay un ganador y ese es México.
@luis_murat
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