Si el ejercicio del poder político se encuentra falto de liderazgos efectivos, abundante de intrigas, corto de ética y ciego de visión de futuro, el periodismo también corre en las mismas aguas con una severa la ausencia de credibilidad, respeto, autocrítica, incluso de significados del oficio mismo.
Los periodistas son quienes informan a la comunidad, quienes explican el qué, el cómo, el cuándo, el dónde y contextualizan el por qué y el para qué de la realidad; son quienes desafían a todo aquello que les impide contar lo que nunca se conocería y siempre andan en búsqueda de un nuevo lenguaje.
Pero en la última década, este oficio-profesión se desarrolla más a la velocidad de la tecnología y repara menos en el rigor de las nuevas prácticas, de las nuevas técnicas, los nuevos enfoques de cobertura y la misma ética en el quehacer diario, principalmente en el fotoperiodismo.
Y en ese camino transformador del periodismo, los fotorreporteros cargan con el mayor peso de la crisis: corren más riesgos en la cobertura periodística; tienen mayores restricciones; reciben menor paga que un reportero; viven de un costoso equipo de trabajo que siempre está en riesgo.
Por eso, el conflicto público de un grupo de fotorreporteros con la Comisión de la Verdad (CVO) -un organismo de interés público-civil que investiga el movimiento popular-magisterial del 2006 en Oaxaca-, originado por la desorganización del concurso “Miradas de Resistencia y Esperanza”, arroja algunas reflexiones:
1.- Una imagen periodística que deja en silencio al espectador y desaparece al fotorreportero es trascender. La diferencia es cuando no se publica. Ahí es donde miles de imágenes no sobreviven a la censura y la autocensura.
2.-En congruencia, el fotoperiodismo de este siglo es la noticia misma. Ahora una imagen recorre el mundo en segundos en espera de contexto.
3.- Oaxaca tiene una de las mejores generaciones de fotoperiodistas. Desde hace más de diez años publican como nunca en medios nacionales, incluso internacionales. Hay una etapa y una generación para arrancar la revisión del fotoperiodismo en Oaxaca. Ahí están Carlos Reyes, Carlos Salinas, Armando Rios, Jorge Luis Plata y Jaciel Cruz, entre otros.
4.-El oficio de periodista y del fotoperiodista es más que la queja. Existe el peligro de la vanidad y el ensoberbecimiento. En ocasiones es más letal el halago que la amenaza.
5.-Los medios públicos marcan la agenda organizacional del periodismo en Oaxaca. La Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión (CORTV) es un ejemplo: tiene un marco normativo actualizado, guías de producción de contenidos, un nuevo concepto periodístico, un código de ética y próximo a concluir su manual de estilo.
Está probado que el periodismo de Oaxaca es de los más desafiantes en el país frente a los excesos del poder político y social, al cual se suma hoy el del crimen organizado.
Por eso, los periodistas y fotoperiodistas que defienden la libertad de la palabra y la imagen, no necesitan más que regresarle su valor de servicio público para retornar al origen. Hoy en Oaxaca, nada es más cierto que eso.
Especialista en análisis y estrategia política
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