A una semana para que se efectúen las elecciones generales en los Estados Unidos, un riflazo descomunal, tendencioso y partidista del Buró Federal de Investigación (FBI por sus siglas en inglés) fue disparado con el claro propósito de dañar la ventaja electoral de Hillary Clinton sobre su rival, Donald Trump, casi vencido en el ánimo de los sufragistas.
El FBI es la agencia de inteligencia más importante del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, fundada en 1908 para investigar actos criminales por Charles Joseph Bonaparte, Theodore Roosevelt y John Edgard Hoover.
Es una institución que debe su fuerza y poderío a la actividad que desempeña, es temida y usada para múltiples propósitos, que van desde la investigación básica de delitos criminales hasta las más oscuras y profundas maniobras políticas, el caso Nixon fue un claro ejemplo.
Posee archivos de los personajes más importantes del mundo, así como de la ciudadanía en general y no solo de los Estados Unidos, sino de la mayor parte del mundo.
Ha sido dirigida por personajes que parecen haber encarnado a José Fouché, el “Cañonero de Lyon”; baste recordar al tenebroso Edgar Hoover, quien mantuvo a raya al mundo político y del espectáculo en los Estados Unidos, al tener los expedientes de todas y todos los individuos que le parecían enemigos y frívolos del sistema.
Persiguió, atentó, amenazó, encarceló y presionó lo mismo a un actor como a líderes sindicales, tal fue el caso de Nicola Sacco y Vartolomeo Vanzetti, líderes sindicales detenidos en las oficinas del FBI en el piso 14 del edificio de Park Row, para después ejecutarlos; o como a los artistas y genios de la actuación, Charles Chaplin, Pablo Picasso, Andy Warhol, Milton Rogovin, Alexander Calder, Yoko Ono. Arnold Mesches, Georgia O’Keeffe, Tomas kinkade, Jackson Pollok, Hasan Elahi, Philip K. Dick; a presidentes como John Kennedy y la teoría de la conspiración como respuesta a dos temas principales: la posición de los Kennedy respecto a la justicia racial y la supervivencia humana en la era nuclear; posturas que los enfrentaron al “establishment” de Seguridad Nacional del país dominado por los halcones republicanos, las grandes compañías, los militares y los intereses económicos más poderosos. La mayoría de ellos decididos a tener un enfrentamiento definitivo con la Unión Soviética. Agréguese el desafío que los Kennedy habían hecho con el ala racista de los estados del sur, incluyendo a militantes de su propio partido, el demócrata.
Incluso, un hecho que reforzó la conspiración contra el presidente lo fue, como olvidarlo, cuando Kennedy envió a los agentes federales (FBI) y a los soldados a la Universidad de Mississippi, en aquella noche terrible en que la muerte hizo un infierno para cobrar, con violencia y disturbios incontenibles, un precio para que un estudiante negro fuese admitido.
Hoy, a unos días para que la ciudadanía estadounidense emita su voto indirecto, aparece la llamada “sorpresa de octubre” que en política quiere decir, que de repente algo surge en el sistema que cambia las cosas casi resueltas. Esa “sorpresa de octubre” aparece como conejo que salta de la chistera del republicano y director del FBI, James Comey, para armar una ofensiva política, a fin de obstaculizar la ventaja de Clinton sobre Trump.
Es evidente la intención del golpe asestado por Comey, pues el FBI como la CIA, también juegan sus piezas rumbo a la presidencia del país más poderoso de la tierra; recuérdese que George Bush padre, antes de ser presidente de los Estados Unidos, fue director de la CIA.
No solo los partidos políticos conforman el quehacer político estadounidense y el FBI como la CIA son dos ramas poderosas del poder político del vecino país.
James Comey, está jugando el papel asignado por los halcones al haber enviado una carta al Congreso en la que explica el hallazgo encontrado consistente en nuevas comunicaciones electrónicas de Clinton, que merecen ser investigadas y que podrían causar la reapertura de la investigación ya cerrada por la propia FBI, aun violando la ley que prohíbe investigar a los candidatos 60 días antes de la elección, tal y como ocurre en estos momentos.
Esta visto y claro que a Comey lo convencieron, lo compraron y lo asustaron y se quiso “curar en salud”, o como explicar que primero da carpetazo al caso de los correos electrónicos de Clinton y faltando escasos once días para la elección “saca al conejo” de sus tenebrosos archivos.
El que debe ser investigado por el Congreso es James Comey. Sus relaciones políticas, sus compromisos con los personajes republicanos, su relación con Donald Trump. Debe explicar el porqué primero el carpetazo de los correos electrónicos y pocos días después abrirlos nuevamente.
La “sorpresa de octubre” como disfraz de Halloween y “patada de ahogado” apareció justo cuando todo estaba perdido para Donald Trump.
Off the record: La ley fue pisoteada por el Director del FBI. A 60 días de la elección no se puede investigar a ningún candidato, James Comey violó la ley.
En breve se podrá saber cuánto gastan en viajes los turistas legislativos. Es una vergüenza el gasto en boletos de avión y viáticos de estos zánganos. Según Arely Gomez, va en serio en la lucha contra la corrupción y a favor de la transparencia.