A Mirna Contreras, Eduardo García y Wilibaldo López.
La mejor forma de evaluar el desarrollo histórico de la televisión y radio públicas de Oaxaca -Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión (CORTV)- es contrastando sus contenidos, su programación, el estilo personal de sus directores y la voluntad del gobernador en turno, en lo que va de sus 36 años de servicio público.
Si el primer criterio sobresale, los medios públicos se ahogaron en un mar del folclore, censura de la información y visión de “pueblo bicicletero”; si el segundo lo supera, entonces prevalece el gusto personal, el silencio cómplice y la ocurrencia grupal para cubrir las horas de programación diaria.
En cambio, si se mantiene el tercero, el del estilo personal de administrar, entonces los medios públicos se regentan según el temperamento del político, radiodifusor, acaso del académico y en menor medida del especialista en radios y televisoras de servicio público.
Y si es el último criterio es el que aventaja, el de la voluntad del gobernador en turno, se refleja en el mejor de los casos en nuevas leyes, presupuestos acotados y principalmente cambios geográficos de sus instalaciones.
En suma, cada vez que la televisión y la radio pública en Oaxaca anuncia un cambio profundo, lo primero que hace es cambiar de domicilio, luego una inversión histórica en la modernización de su equipo, nuevas producciones, nuevos rostros y por último, un nuevo marco jurídico.
Sin embargo, pocos definen el proyecto dentro de una política pública de comunicación soportada en medios de comunicación independientes y plurales que operen con un sistema de gestión definido al servicio de las audiencias, no de las ocurrencias.
Así vemos que en los 80´s, arranca el Centro de Producción de Radio y Televisión (CERTO) como un departamento de apoyo a las telesecundarias y se consolida con la producción de un noticiario y un programa de servicio amarrado a una hora de transmisión del que fuera el Canal 6.
A finales de esa década, la radio y la televisión públicas tienen su primera gran transformación con Virgilio Caballero Pedraza, especialista en medios de comunicación públicos, quien impulsa el Instituto Oaxaqueño de Radio y Televisión (IORTV) y se desdobla con el criterio técnico-funcional de Héctor Parker.
Con Manuel de la Lanza Elton y Raúl Castellanos en la administración del priista, Ulises Ruiz, se observan destellos que solo anuncian su declive, el cual se concreta a principios de agosto del 2006 con Mercedes Rojas Saldaña, cuando un grupo de mujeres de diversas organizaciones sociales y políticas, se apoderaron por meses de las instalaciones.
Son los tiempos del conflicto popular–magisterial, del saqueo, las pérdidas millonarias, la impunidad y la pérdida total de su espíritu de servicio público, que le toca cubrir a Salvador Musalem Santiago.
Hoy, con el gobierno del cambio, la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión (CORTV) -registra ya dos administraciones, la de Rubén Ortega Cajiga y Emilio de Leo Blanco-, el proyecto le tronó a mitad de sexenio y reculó con una millonaria inversión para recuperar el tiempo perdido.
Y a pesar de la lenta recuperación de su papel social, su último director, Emilio de Leo Blanco, está en la más importante coyuntura del medio público en sus 36 años de historia: o regresa al lado de las audiencias o lo regentea según su temperamento o lo entrega a la burocracia política.
Especialista en análisis y estrategia política
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