En los Estados Unidos, la bandera confederada fue un símbolo de los estados sureños usada durante la Guerra de Secesión que dividió a los estados del norte y los del sur a mediados del siglo XIX, pero no solo eso simboliza esta bandera, existe otro ingrediente, el pasado racista y esclavista de los confederados estados sureños.
Las grandes plantaciones en Virginia, las Carolinas, Texas y sus grandes ciudades como Columbia, Greenville, Augusta en Georgia y tantas otras, como Charleston, fueron localidades donde se vivieron etapas crueles contra los Derechos Humanos a causa del racismo y el esclavismo de los trabajadores negros; creíamos que esas épocas habían terminado gracias a la obra política del presidente Lincoln asesinado por los extremistas sureños.
Sin embargo, la obra de Lincoln parece no haberse completado del todo. Se dio fin al esclavismo, pero, está visto que el racismo continuó cobrando víctimas día con día. Encuestadores señalan que han sido más los asesinatos cometidos por actos de racismo que los cometidos por actos terroristas. Dato muy difícil de probar, toda vez que el terrorismo tiene en jaque a Europa, Medio Oriente y a gran parte del mundo, incluido los Estados Unidos país declarado el principal enemigo del ISIS.
Pero, regresando al objeto de esta entrega, en días pasados, una masacre fue cometida por un joven llamado Dylann Roof, quien asesinó a nueve personas en una iglesia de la comunidad negra de Charleston. Las agencias y diarios de todo el mundo como Los Andes, El País, el Universal, etc., consignan en sus páginas internacionales, como The New York Times; que Dylann Roof se inspiró en un líder supremacista estadounidense que donó decenas de miles de dólares a las campañas electorales de varios republicanos.
Earl Holt, líder del del grupo racista “Consejo de Ciudadanos Conservadores (CCC)”, contribuyó a las campañas de estos políticos con un total de 65 mil dólares.
Se sabe que este hombre, Dylann Roof, odia igualmente a los hispanos: “los hispanos son también un problema para Estados Unidos (Donald Trump, también lo declaró), pero hay buenos y malos hispanos, aunque no dejan de ser nuestros enemigos”, dijo en sus primeras declaraciones el joven Dylann. “También hay que eliminar a los judíos”. “El problema con ellos no es su sangre, sino su identidad”. “Creo que si pudiéramos destruir la identidad judía, entonces no causarían tanto problema…Al igual que los negros, la mayoría de los judíos siempre están pensando en el hecho de que son judíos”. “Elegí Charleston porque es la ciudad más histórica de mi estado y en algún momento tuvo la tasa más alta de negros frente a blancos en el país”. “Alguien debe de tener el coraje de hacerlo en la vida real, y supongo que ese debo ser yo”, terminó escribiendo en su blog.
Este hecho que ha impactado a los Estados Unidos, ha producido una reacción a nivel nacional, sobre todo, en Carolina del Sur, a fin de que la bandera confederada sea retirada de todos los edificios públicos, pues es ya considerada, dijo el ex candidato presidencial Mitt Romney, como un símbolo de odio racial.
Así, agregaríamos a lo expresado por Romney; que así lo fue la bandera de la swastica, símbolo nazi que abanderó el odio racial y el expansionismo mesiánico de Hitler, llamado “espacio vital” descrito en ese aberrante programa de su proyecto publicado en su libro Mein Kampf, escrito durante su estancia en la cárcel y que fue instrumento ideológico para convencer a toda una nación a leerlo y practicarlo, precipitando al mundo a la Segunda Guerra Mundial.
Estos actos que lastiman, no solo a los actores que tienen la desgracia de padecerlos, sino al individuo en su conjunto, debido a que, a pesar del tiempo histórico transcurrido, desde que fue sacado por las ciencias y las leyes de su estado de naturaleza, de donde procede, para colocarlo como ciudadano, como hombre; nos llevan a considerar hasta qué punto el ser humano a progresado en su evolución desde el estado natural al civilizado.
Este paso, nos confirma Jean-Jacques Rousseau, “del estado de naturaleza al estado civil, produce en el hombre un cambio notable, sustituyendo en su conducta el instinto por la justicia y dando a sus acciones la moralidad que antes le faltaba”. “…frecuentemente y a condición de no degradarse por las ventajas que su nueva condición le ofrece, debería de dar gracias, debería bendecir sin cesar el instante feliz que le arrancó para siempre de la condición de naturaleza en que se encontraba y que, de un animal estúpido y limitado, hizo un ser inteligente y un hombre”.
No obstante, actos como el ocurrido en Charleston o bien los asesinatos masivos contra 17 turistas, alemanes y españoles, en Túnez y en la isla de Djerba, nos hacen dudar del “hombre rescatado” de Rousseau.
En ocasiones parece que no desea ser inteligente y hombre, sino, más bien, aquel ser del estado de naturaleza, es decir: la bestia.
Twitter: @luis_murat
Facebook: http://www.facebook.com/luisoctaviomurat