Michela Marzano en su libro: “La muerte como espectáculo”, nos muestra el panorama de la deshumanización de la violencia y de la muerte como un fenómeno que tiene relación al consumo actual de contenidos cada vez más violentos en medios y en redes sociales. Según Marzano nos hemos acercado cada vez más a lo que anteriormente era la fantasía de las películas violentas. Hoy esas fantasías se han vuelto tan solo un reflejo de la realidad que ya no nos causa sorpresa.
Nos encontramos a un fenómeno que tiene raíces en nuestra propia naturaleza, el amor al conflicto, a proporcionar dolor y a exterminar a quienes consideramos diferentes. En todas las épocas la violencia ha sido un espectáculo, sin embargo hoy en día en medio de una economía global donde se ponderan los derechos y la civilización, nos enfrentamos al renacer de nuestra parte salvaje.
La violencia trae consigo el desprecio y la deshumanización del otro que es lacerante para nuestro Estado de Oaxaca. En la producción de contenidos relacionados con éste fenómeno de la violencia que aqueja a Oaxaca, los medios han dado prioridad a la nota roja, por encima del contenido. En canales como youtube y el blog del narco, así como en redes sociales como twitter y facebook, se consume cada vez más éste tipo de contenido. Éste fenómeno a escala global y en el contexto actual de México y Oaxaca, convierte al “ser humano”, al “ciudadano” en un despojo; es el otro, los otros son los muertos y las muertas sin expresión que quedan tendidas, no sin antes haber tenido una infinidad de expresiones previas a su muerte. Para quienes actualmente gobiernan Oaxaca, las palabras del expresidente Calderón hicieron eco, ya que para ellos, los feminicidios, los asesinatos, las víctimas de la violencia, son “daños colaterales”, los medios de comunicación y los tuiteros a sueldo, han legitimado el desprecio a la impartición de la justicia, para sustituirla por el llamado a la violencia, ya que ésta les genera mayores dividendos.
En Oaxaca, ya no nos sorprende la violencia, es cuestión de todos los días y la muerte se convierte en el clímax del espectáculo, en el que un día se llora o se celebra el asesinato de un presidente municipal o líder social dependiendo de la afiliación de éste.
La barbarie tomó forma en nuestro estado, pues los discursos de los políticos carecen de sensibilidad y calidez propia de quién vela por el respeto a la ley. Quienes en el discurso se dicen defensores de los derechos humanos son quienes los violan. Nos acercamos cada vez y en mayor medida a una regresión en nuestra cultura donde el más fuerte se sobrepone al más débil, por eso el auge de las organizaciones sociales de choque como la Sección XXII, pues la violencia es la realidad, es un espectáculo del que ya somos protagonistas.
Ricardo Salinas.
Politólogo egresado de la UNAM. Twitter: @RicHSalinas_
