En la administración de justicia hay muchas asignaturas pendientes, importantes todas ellas.
Pero entre lo importante, hay algunas que se revelan urgentes por su propia y especial naturaleza.
Dos de ellas son niños, niñas y adolescentes; y personas con discapacidad.
Cuando sustenté mi examen para la magistratura, uno de los temas a desarrollar oralmente fue “El interés superior de la niñez”.
Hoy mi prioridad como magistrado es la defensa de sus derechos.
La defensa de los derechos de las niñas y los niños es un tema socialmente sensible y mediáticamente muy socorrido.
Hay en la opinión pública una clara conciencia de su importancia.
Lo mismo sucede con los derechos de las personas con discapacidad.
Y no pasemos por alto que hay niñas y niños que son personas con discapacidad.
Pocas cosas tan valiosas y dignas de defensa hay como ellas y ellos.
No solo son el futuro.
Las niñas y los niños deben ser el principal motivo y la principal inspiración de nuestro día a día.
En las salas penales se encuentra uno con los horrores de esa parte de la sociedad descompuesta y decadente.
En el estudio de los expedientes se encuentra uno lo que es anti natura: niñas y niños que son víctimas de delitos.
Y muchos de ellos, discapacitados.
¿Qué puede llevar a una persona a atentar contra un inocente?
Son los terrenos de la psicología forense, pero a nosotros nos toca convalidar, revocar o modificar las sentencias de nuestros compañeros jueces de primera instancia.
Lo hacemos con el máximo rigor y, en mi caso personal, con la convicción de que lo más valioso que una sociedad tiene son sus ñoñas y sus niños.
En ellos vive la esperanza de lo que nosotros no podamos lograr.
Mientras haya niñez habrá esperanza.
Pero a veces pareciera que los juzgadores nos cerramos solo a esa parte de nuestro amplio compromiso con ellas y ellos.
Y nos contentamos con resolver los asuntos a conciencia.
Hoy, desde la Sala Constitucional y Cuarta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca, a iniciativa, con el aliento y la convicción de mi compañera Magistrada Berenice Ramírez, hemos decidido visualizar esa otra parte de nuestro compromiso para con los niños, niñas, adolescentes y personas con discapacidad.
No se trata solo de protegerlos en nuestras sentencias.
Se trata de que ellas y ellos entiendan qué dicen nuestras sentencias.
A través de los que se llaman Sentencias de Lectura Fácil le comunicamos al niño, a la niña o al adolescente lo que nosotros resolvimos en un lenguaje y por los medios más idóneos para que lo entiendan.
Y para ello hacemos uso de todos los medios a nuestro alcance. Documentos escritos, historietas, grabaciones de audio y video.
No es algo menor.
Uno de los derechos de las niñas, los niños y los adolescentes; y personas con discapacidad es el “Derecho a Comprender” que se ha venido desarrollando como una escuela de accesibilidad cognitiva que elimina las barreras de la comprensión.
Algo que pudiera parecer básico y hasta superfluo para nosotros, es de primera importancia para ellos.
Por eso hemos decidido abrirnos a los medios de comunicación para explicarle a la sociedad la importancia de nuestra causa.
Un magistrado no es un operador jurídico, ni un revisor, ni un juzgador.
Un magistrado es un agente del Estado que vela también por la salud de la democracia como sistema de vida regido por principios y valores.
*Magistrado Presidente de la Sala Constitucional y Cuarta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca