El famoso “debate” entre los siete aspirantes a la gubernatura del estado de Oaxaca, tuvo poca expectación entre la ciudadanía el pasado 29 de abril. Fue como muchos lo vaticinaron: no tuvo nada nuevo, sólo el cinismo.
La técnica del debate consistió en una confrontación de puntos simples. Independientemente del término debate, que no fue más que una pantomima por el nombre, lo real es que los aspirantes al gobierno del estado de Oaxaca, exhibieron sus limitaciones. Es una pena que Oaxaca, con tanta riqueza de hombres brillantes, sólo tenga oportunidad de ser gobernado por uno de los siete modestísimo sujetos.
Benjamín Robles, del PT, durante el “debate” se dedicó en gran parte a golpear a sus dos adversarios más fuertes, Alejandro y José Antonio, y en menor medida al hombre de las vejigas, Salomón Jara. Tal vez esa era su jugada, mostrar su espíritu bélico contra éstos porque sabe que trabajan, igual que él, en favor del mismo candidato: Murat.
Robles Montoya, se concentró poco en los temas que tenía que discutir. Es obvio que carece de autoridad moral, igual que sus compañeros que atacaba, porque formaron parte del mismo equipo que ahora critica.
Benjamín fue parte de los hombres que llevaron a nuestra entidad al desastre. Estuvo en los años de auténtico desgobierno, donde la anarquía, el desorden, la corrupción y el despilfarro han sido la tónica.
Aunque Benjamín haya dicho que los políticos ladrones no se saldrán con la suya y que los corruptos irán a la cárcel, parece que se le olvidó que también utilizó los recursos del pueblo para su pasada campaña política electoral como senador de la República.
El discurso que usa Robles, es el mismo con el que nos engañó Gabino Cué. En su toma de protesta nos prometió hacernos justicia por los ladrones del sexenio de Ulises Ruiz, y todos le creímos. Puede ser que el mismo Robles Montoya le haya redactado aquel discurso a Gabino, y éste, nunca haya sabido qué es lo que leyó el 1 de diciembre de 2010.
Fue un debate de “marionetas”. Todas ellas, o al menos las 4 más importantes, son propiedad del papá del candidato Alejandro. El exgobernador Murat, fue el más visible en el evento sin estar presente.
Sobra apuntar que todos, salvo algunas participaciones, se volvieron falsos y nada convincentes, más bien superficiales y demagogos.
Desafortunadamente, todo indica que uno de ellos será el próximo gobernador. ¡Pobre Oaxaca!
El priísta, con su discurso de la época de Salinas de Gortari y sus movimientos de cartoncito, fue nada sincero, es más, su mirada siempre estuvo perdida, fría, nada expresiva. Estuvo más concentrado en recordar sus ganchos nemotécnicos, que con el cuidado de su dicción porque fue de tropiezo en tropiezo.
El discurso de Pepe Toño, no fue más que lecturas de sus apuntes en papel con su perorata de siempre: “los pobres… apoyo… creación… vamos a corregir…”, pero nada de lo que leyó hizo en su momento. Fue igual que el candidato del PT, quiso tomarnos el pelo deslindándose de sus “compinches”. Con sus palabras nos trató de convencer que ya no tiene nada que ver con Gabino Cué ni con los hombres que rodean a éste. ¡Bah!
Se le olvidó a Pepe Antonio, que participó en tres administraciones de gobierno del estado: Diódoro, Ulises y Gabino. Fue dos veces diputado federal. La segunda vez la dejó antes del primer año para buscar la candidatura del gobierno del estado. Estuvo al frente de cuatro secretarías: finanzas, gobierno, administración y vialidad, en ese orden. Por lo menos durante treinta años ha vivido de nuestro dinero.
Su ambición es la alevosía. Dejó su responsabilidad, una diputación que le dieron sus electores, para buscar otra de rápidas ganancias. Tiene la cola tan larga que por eso dijo para curarse en salud, que no había ido para confrontarse; pero qué tal, en su última participación, para no echarse a nadie más encima, le dijo a Benjamín: “…yo lo reto para que en 24 horas, presente ese documento que usted tiene porque yo si tengo un número de cuenta de usted en Estados Unidos”. Al cierre de esta edición, 24 horas después del reto, Robles Montoya no ha presentado nada. Tal vez, José Antonio, dé a conocer la cuenta estadounidense donde el candidato del PT, tiene los pesos guardados.
Por las responsabilidades que tuvo Estefan Garfías en diversos periodos, tiene muchos adeudos con el pueblo de Oaxaca. Es por eso que se dedicó a leer papeles para no ahorcarse o tropezarse solo, pues sabe en qué condiciones dejó a la entidad.
Estefan no es una persona de fiar porque tampoco está contento consigo mismo. Frente a las cámaras de televisión fingió ser más alto o al menos tener más cuerpo con la ayuda de un banquito. Si le molesta su ser, también le ha de molestar todo. Ha de tener un carácter de los mil chamucos. Eso habla de una persona peleada con la vida. Le gustan las apariencias y le preocupa el qué dirán. Si no se acepta asimismo, cómo entonces entenderá a los oaxaqueños.
Supongo que el candidato del PSD, Manuel Pérez Morales, está igual o más bajito que Garfías, sin embargo, no usó muleta para aparentar más altura. Tal vez se acepta como es: chaparrito. No le importó que el atril le quedara alto. Siempre la naturalidad es más aceptada que la ficción, aunque a muchos les gusta que les cuenten cuentos. O puede ser también, que sintió como protección el atril ante los ojos fulminantes de los militantes de su partido, a quienes ignoró su trabajo y compromiso y colocó a su esposa en el número uno de la lista plurinominal del negocio familiar, el PSD.
Todos los partidos políticos dieron como ganador a su candidato y lo fueron a festejar. El que hizo en grande la fiesta, fue el que hace poco comenzó a presumir de su papá. El papá, es quien ha puesto al servicio del hijo, a personajes mañosos, deshonestos y perversos. Líderes añejos con nula vergüenza quienes han desprestigiado el quehacer político; por otro lado, jovenzuelos frívolos y ávidos de hacer negocios sucios. Si Alejandro logra deshacerse de esa rémora puesta por su padre, tendría un poco de credibilidad en sus discursos.
Entre este candidato y Salomón Jara, hay mucha similitud. Expusieron sus esperanzas en hombres que sin estar presentes en el auditorio, fueron vistos en las pantallas: José Murat y López Obrador.
Salomón, el hombre de las vejigas, sabe que no tiene luz propia, que es un X ante la sociedad, por eso en cada participación hablaba no del presidente del Morena, sino de su patrón, de quien le vendió la franquicia. Tal vez, hablar del peje sea la cuota en el negocio para figurar como candidato.
Utilizar el zapoteco para identificarse con los grupos étnicos de Oaxaca es chantaje. Salomón no es indígena, es ladino. Los pueblos indígenas llaman así a los hombres que no les encuentran identidad porque son astutos, maliciosos, finos y marrulleros.
Todos hablaron de pobreza, pero no de los indígenas. Así como tampoco tocaron las regiones de la entidad, sólo donde están sus intereses: el Istmo. Claro, hablaron de Pinotepa, pero por su violencia. El no hablar de los pueblos oaxaqueños fue como un respiro para Alejandro quien desconoce los rumbos y costumbres de los pueblos.
Volviendo al asunto del renombrado “debate”, la verdad es que fue un fiasco, una total pérdida de tiempo. Es claro que nada se aportó; fue decepcionante escuchar lo mismo: mentiras, promesas que no se cumplirán, trivialidades y descalificaciones.
Así que a los señores militantes de los siete partidos que se interesaron en su candidato, no nos queda más que comprenderlos y respetarlos porque todavía tienen fe.
Sé que algunos militan en el Partido Movimiento de Regeneración Nacional por convicción, mientras que otros lo hacen por compromiso, y otros más por conveniencia. Después de ver lo que no esperaban, seguramente muchos se sienten tristes porque su candidato Salomón Jara Cruz, tiene un único interés, estar al servicio de López Obrador y no del pueblo de Oaxaca.
Además, se dieron cuenta que los dejó olvidados por seguir a su compadre Murat, y los militantes se quedaron relegados. Después del “debate”, la vida de los que le dieron su confianza, ha comenzado a transcurrir de modo remolcada, entre la zozobra y desazón, como a salto de mata y con la razón intranquila. Aquello de sus tres principios: no mentir, no robar y no traicionar al pueblo, está muy lejos de ser verdad.
Los seguidores de José Antonio Estefan, también se dieron cuenta que ni es de izquierda ni es de derecha ni está en el centro, que no está ni con Dios ni con el Diablo. Seguramente eso les cuajo la sangre: certificar que en realidad están en manos inexistentes. Que el único interés de Garfias, es el de llegar al gobierno para cubrir las cuentas chuecas de quien engañó a los oaxaqueños con hacer justicia: Gabino Cué.
Los seguidores de Benjamín Robles, después de escuchar a su gallo con el mismo discurso que seguramente le escribió a Gabino hace cinco años y meses, es el mismo que anda repitiendo.
Seguramente ahora no saben qué hacer, si seguir el destino que les está trazando: el de “la revolución”, el de la soledad, la traición sin paz, o seguir el camino solos y a oscuras porque su líder apunta solo para su conveniencia.
Los priístas, la noche del viernes, después del festejo se cuestionaron qué responder cuando les pregunten por su candidato que tiene los pies en la cabeza. Qué decir cuando les pregunten sobre lo que quiere hacer sin dar explicación cómo hacerlo donde no se puede hacer.
Después del “debate”, ahora nos queda la reflexión. Tenemos que pensar y valorar cómo podemos ser un estado libre y sin ataduras. Cuál es el camino para tener un buen gobernante, pero sobre todo, que nos haga sentir que somos oaxaqueños y que nuestra es la riqueza, no de quienes la pelean desde un atril.
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Vía Viral-Noticias