Ha llegado la época, en la que vamos a escuchar en cuanto lugar se nos ocurra, canciones navideñas interpretadas por grandes artistas. Y con motivo de las fiestas navideñas, Mariah Carey por ejemplo, ha sido tendencia mundial desde hace más o menos tres semanas, ya que se cumplen 25 años de que salió al mercado su icónico material “Merry Christmas” y de que la canción “All I Want For Christmas Is You” se convirtiera en una especie de villancico moderno. Sin embargo, este fin de semana algo le quitó los reflectores al festejo de la diva neoyorkina.
Robbie Williams había anunciado desde hacía unos meses que, para estas fiestas lanzaría su primer álbum navideño; cosa que no es de extrañeza, pues es casi una costumbre que cada año, grandes cantantes nos pillen con sus trabajos alusivos a la temporada. Así, el pasado sábado por fin apareció en Spotify, “The Christmas Present”, el anunciado material y que dejó sorprendidos tanto al público como a la crítica por su impecable producción, su concepto y por supuesto, por el gran talento de Williams que desde 2001, cuando presentó su disco llamado “Swing When You’re Winning”, dejó patente que no solo es un gran cantante de rock y pop, sino que también puede con el swing de una forma estupenda. En ese año, muchos dijeron que el “chico malo del pop” podría ser el heredero de Sinatra sin problemas. Eso fue antes de que Michael Bublé apareciera en la escena musical.
Sin demasiada alharaca, llegó al mercado entonces “The Christmas Present”, un disco elaborado de manera estupenda por Williams y producido por su colaborador habitual, Guy Chambers; en donde además, nos llevan por un camino construido por 28 tracks producidos de manera minuciosa, siendo cada una de las canciones, un tema que mereciera ser escuchado con la debida atención y detenimiento. Conjuntamente a ello, el cantautor nos propone una idea para que escuchar el disco nos abra a un camino hacia una reflexión obvia, pero al fin reflexión; “The Christmas Present” se compone de dos discos titulados “Christmas Past” y “Christmas Future”, es decir, nos pone a pensar de una manera muy simple y bella, que esta celebración ha estado, está y estará presente a lo largo de la historia del mundo y de la humanidad, así como la importancia que nos representa, aunque seas el más duro de corazón. Y cuando eso lo dice uno de los cantantes con una imagen ruda como la de Williams, es que algo bueno simboliza.
Es de destacar los arreglos, los coros, la calidad de producción y la instrumentación de cada tema, sin embargo, algo que a mí me llamó poderosamente la atención fueron las estupendas colaboraciones con las que cuenta el disco. Encontramos por ejemplo el primer single y un tema con uno de los intros más espectaculares: “Merry Xmas Everybody”, a dueto con el cantante de jazz Jamie Cullum, en una producción no solo festiva, sino elegante y con una orquestación soberbia; este tema forma parte del disco uno: “Christmas Past”. Otra colaboración fenomenal, es la que realiza con el legendario Rod Stewart en el tema contenido en “Christmas Future”: “Fairytales”, una canción simplemente bella, escrita por el mismo Robbie Williams. Un clásico de estas fiestas también se contiene en “Christmas Future” donde Williams une su talento con el de Bryan Adams en el tema “Christmas (Baby Please Come Home)”; y aunque el arreglo es prácticamente similar al que realizó Mariah Carey (en Navidad, parece que no hay nadie más que ella) en su disco “Merry Christmas” de 1994, escucharlo con voces diferentes siempre es una nueva experiencia.
Y aunque un disco más de Navidad de un gran artista es algo que en serio, no se necesita en este mercado musical saturado de desgastadas propuestas, este trabajo realizado por Robbie Williams nos deja satisfechos, reconociendo que aún hay artistas que apuestan por la calidad en las producciones, en la instrumentación como atributo y que reconocen que al público no se le puede presentar un disco anodino. Este año entonces, tenemos el sorprendente y estupendo regalo de navidad del chico malo del pop. Un disco que en serio, vale mucho la pena escuchar.