El estado de ánimo social ha llegado a un punto en el que hubo mayor apoyo al capo Joaquín El Chapo Guzmán Loera que a las autoridades por la cacería humana contra el jefe criminal. Hubo un columnista de un diario de prestigio que afirmó que El Chapo nunca se había fugado y que lo tenían guardado para usarlo de distracción en un momento clave.
El problema no radica en el absurdo cotidiano marcado por sentimientos hasta irracionales contra el presidente de la república, sino que lo grave se localiza en el hecho de que el desánimo personalizado impide la construcción de consensos.
Desde la fuga en julio de 2015 hasta la recaptura en enero de 2016, fueron más las teorías de la conspiración que los análisis racionales de la estrategia de seguridad del gobierno. Si en realidad lo habían dejado salir, ¿cómo explicar su recaptura? Si El Chapo tiene información de altas autoridades como sus cómplices, ¿cómo lo van a extraditar a los Estados Unidos para que ahí entregue esa información? Si tenía información delicada, ¿por qué lo atraparon vivo?
El caso de El Chapo exige cuando menos tres escenarios de análisis: el estado de ánimo social rayando en la esquizofrenia, las razones del fracaso de algunas partes de la estrategia federal de lucha contra el crimen organizado y la falta de una política de Estado para reconstruir las sociedades en los espacios territoriales arrancados al narcotráfico.
La recaptura con vida de El Chapo destruyó el edificio conceptual negativo de animosidad parte de la sociedad contra el gobierno federal y sobre todo contra el presidente Peña Nieto. Como siempre, el caso singular fue el de López Obrador con su queja de que el Estado atrapa a un criminal pero no encuentra a los 43 estudiantes normalistas; sólo que se trata de escenarios diferentes: El Chapo se le escapó al gobierno federal y los 43 normalistas fueron asesinados por órdenes de un presidente municipal perredista recomendado y avalado por el propio López Obrador y el PRD y el caso Ayotzinapa gira alrededor de la complicidad del gobernador perredista Angel Aguirre Rivero con el crimen organizado.
La mediocridad de la crítica se observa en las quinielas sobre la próxima fuga del criminal y no sobre lo que ha ocurrido con el cártel de El Chapo y sus frivolidades como productor de una película sobre sí mismo. Y la falta el análisis sobre el desmoronamiento del imperio de El Chapo con un jefe criminal a salto de mata, escudándose con cobardía con una niña en brazos para huir de las autoridades y la fortaleza y capacidad de las estructuras de seguridad para cazar a un criminal. Todos lo daban por muerto para que no hablara y resultó capturado con vida sin temores a que cante lo que dicen que sabe.
En todo caso, queda por evaluar con sentido crítico mensajes sociales como el de la actriz Kate del Castillo, jefa de producción cinematográfica de El Chapo, en el 2012: “creo más en El Chapo Guzmán que en los gobiernos que me esconden verdades, aunque sean dolorosas…”. O los comentarios de algunos columnistas irritados por la recaptura no tanto por su significado en seguridad sino porque representaba, con todo, una victoria del presidente Peña Nieto que había estado supervisando en persona la cacería.
El sentido antisistémico y antipeñista está configurando peligrosamente una sociedad aberrante que prefiere a los malos. Ese tipo de sociedades construyeron el fascismo.
Sólo para sus ojos:
- Si alguien necesitaba evidencias en el sentido de que el sector corporativo priísta de los trabajadores era irrelevante, la noticia de la muerte del líder de la CTM, Joaquín Gamboa Pascoe, no alcanzó primera plana en varios diarios. Lo malo es que esa muerte no permitirá una renovación del sindicalismo cetemista.
- Hay que analizar la crisis de gobierno en España: si no hay un partido o alianza con mayoría absoluta de 51%, no habrá gobierno. Esa mayoría da certeza y legitimidad al ejercicio del poder.
- En dólar no bajará de 17.50 pesos; será, al final, una devaluación disfrazada ante la sobrevaluación del peso. El efecto devaluatorio beneficiará a las exportaciones mexicanas.
- Novedad: en la lista oficial de aspirantes priístas al gobierno de Oaxaca se coló a Mariana Benítez, exsubprocuradora de la república. Y el empresario oficialista Gerardo Gutiérrez Candiani ya no alcanzó lugar.
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