El cambio fiscal emprendido en México no es suficiente para resolver uno de los problemas más grandes del país, que es la dependencia de los ingresos petroleros para financiar el gasto público, consideró este jueves el Banco Mundial (BM).
Queda la preocupación de que esta reforma hacendaria, en esta fase, no parece resolver uno de los problemas más grandes del país, que es la dependencia de los ingresos petroleros, sostuvo Gloria Grandolini, directora del Banco Mundial para México y Colombia.
El 8 de septiembre, el presidente Enrique Peña Nieto propuso una reforma que buscaba elevar en 1.4 puntos del PIB los ingresos del Estado. Ese porcentaje bajó a alrededor de un punto porcentual después de modificaciones realizadas en la Cámara de Diputados, sobre todo relacionadas con el cobro de impuesto al valor agregado en colegiaturas, renta de vivienda y pago de intereses sobre créditos hipotecarios. El paquete se discute ahora en el Senado.
Los cambios en el sistema hacendario y fiscal propuestos por el gobierno y las enmiendas realizadas en la Cámara de Diputados parece ser que no disminuirán el porcentaje de la recaudación que está directamente ligado al petróleo. Pero en términos de dirección es una reforma correcta, expuso Grandolini.
Una tercera parte de los ingresos fiscales del Estado mexicano se origina en la actividad petrolera, de acuerdo con datos oficiales.
México enfrenta el reto de financiar un gasto público creciente, al tiempo que se abre una incógnita sobre los ingresos que podrá obtener el país en el futuro por la explotación del petróleo, dijo Joost Draisma, economista jefe para México del Banco Mundial.
El país tiene una recaudación baja para su nivel de desarrollo. Al mismo tiempo, enfrenta presiones de gasto a futuro, particularente para financiar pensiones y un creciente gasto en salud porque el tipo de enfermedades que aqueja a la población está cambiando: la gente vive más años y padece enfermedades degenerativas que son más costosas de atender, abundó Draisma.
Por otro lado, el petróleo es una gran incógnita sobre cuánto hay, cuánto se puede producir y cuánto ingreso esperar de ello, destacó Draisma. Lo que sí sabemos es que el petróleo no dura para siempre. A lo mejor hay más que se puede explotar, pero en el tiempo se va a tener que sustituir con un ingreso básicamente tributario para financiar las presiones de gasto, agregó.
En el mismo paquete hacendario y fiscal remitido en septiembre pasado al Congreso, el gobierno del presidente Peña propuso un déficit fiscal de 0.4 por ciento para 2013 y de 1.5 por ciento del producto interno bruto para 2014, que será financiado con la contratación de deuda por parte del sector público.
Al Banco Mundial no le preocupa que el gobierno mexicano vaya a incurrir en déficit, expuso Grandolini, entrevistada después de anunciar una donación de 650 mil dólares del organismo al gobierno de Puebla para avanzar en programas de transparencia y participación social en trámites y servicios que presta el gobierno del estado.
Incurrir en déficit fiscal es una flexibilidad que todos los gobiernos deben tener cuando hay choques externos que reducen el ritmo de la actividad económica, expuso. En el caso de México, el desequilibrio presupuestal anunciado no impacta la estabilidad financiera, consideró.
La Jornada