Durante el viernes y sábado de la semana pasada los oaxaqueños se pasaron retuiteando o compartiendo en todas las redes sociales la renuncia de Alejandro Avilés Álvarez, exsecretario general de gobierno. Lo mismo se hizo con los tres o cuatro ingeniosos memes en su nombre.
El protegido del Gobernador Alejandro Murat llegó a su fin. Nadie lo podía detener a pesar de los malos comentarios que sus mismos compañeros de partido hacían en su contra.
Quien ha de estar feliz por la renuncia de este controvertido personaje, ha de ser el papá del gobernador ―José Murat Casab― quien cada vez que lo veía le gritaba y lo humillaba, y Avilés, imperturbable, soportaba cualquier cantidad de desprecios que éste le hiciera, es más, parecía que ni lo tomaba en cuenta.
Uno de los memes que circula en las redes sociales, dice que ni las marchas ni los bloqueos ni los del Mult ni los normalistas ni los transportistas, nadie pudo mover a Avilés; sólo su hijo. Es probable que al viejo zorro de la política se le haya olvidado que su familia también podía ser su enemigo.
Se rumoraba que los cambios de gobierno los realizaría Alejandro Murat después del regreso de vacaciones, pero con la renuncia de Avilés se adelantó ese proyecto más de dos semanas.
Es probable que en los próximos días nos enteremos del despido de los servidores públicos que no ha sabido responderle con trabajo a los oaxaqueños. Algunos de la cúpula solo serán movidos, pues los compromisos con sus padrinos aún no se han roto.
Muchos aseguran que la caída de Avilés, es el resultado del uso indebido de un helicóptero oficial para trasladar a su hijo a Puerto Escondido. Otros dicen que es por la lista donde se demostraban los excesos en gastos personales con dinero oficial.
En realidad son muchas cosas juntas acumuladas: desde la antipatía de papá Murat, hasta la insignificante lista de gastos que se le dio validez oficial aunque no tiene ni un sello ni una firma ni un membrete que demuestre que salió de la misma Secretaría de Gobierno. Pero de una cosa sí les puedo platicar: del bolo.
Hace días el exsecretario general de gobierno estuvo en Huajuapan de León porque fue a bautizar al bebé de un líder taxista de esa localidad.
Para realizar esa fiesta, los mismos trabajadores del volante me dijeron que entre todos ellos se tuvieron que cooperar para los gastos, pues el padrino sería una figura importantísima de este gobierno.
Así que a un grupo de estos explotados trabajadores les tocó la coperacha de 3 mil pesos para completar el valor de la botella: “de esas que solo toma el padrino”, o sea, Alejandro Avilés. Otro grupo cooperó para los refrescos, otro más para el pastel, otro más para la renta del local, etc. etc.
La cosa es que el papá del niño lo único que puso fue al hijo y a un padrino de lujo.
Durante la mañana de ese día, Alejandro Avilés se dedicó a recorrer la ciudad para saludar a sus amigos y conocidos. Después del medio día fue la misa y luego el reventón. A los taxistas que asistieron al evento nunca les convidaron ni una gota de las botellas de 3 mil pesotes.
Los políticos más renombrados de la región se fueron a cuadrar con el jefe de gobierno. Ahí estuvieron presentes hasta después de que el padrino se despidió de todos; pero un rato después regresó al lugar porque en la carretera se acordó que no había echado el bolo.
Ahí, en medio de los borrachos que quedaban en la fiesta, echó al aire como 300 pesos, y no los 3 mil que aparecen en la lista.
En cuanto a la línea donde dice “Jorge Huajuapan” y que tiene una cantidad de 2 mil 500 pesos, es probable que ese dinero se lo hayan dado a una persona de ese nombre que le hayan dado la comisión de comprarle el ropón al niño.
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