“Muchas veces las leyes son como las telarañas: los insectos pequeños quedan prendidos en ellas; los grandes la rompen.”-
Anacarsis
Ya estamos a mediados de Marzo, el aire de primavera es cada vez más latente. El calor arrecia, los arboles enverdecen y todos ya piensan en las vacaciones de semana santa. Bueno no todos. En los partidos políticos el pensamiento es diferente. Así es, toda la política mexicana apunta al palacio legislativo, a ese recinto donde se determina cuáles serán las leyes por las cuales nos regiremos los ciudadanos mexicanos, las normas que determinan nuestra vida en sociedad, como nación.
Todos aquellos en busca de ser legisladores federales afilan las armas, esconden sus defectos, preparan la garganta, contratan especialistas (y no tanto, la mayoría) y se preparan para entrar al ring electoral, a la contienda que los llevará a San Lázaro. Bueno, hay también algunos mucho cobijados por su posición en la lista de plurinominales, que duermen más tranquilos sabiendo que es casi seguro que serán legisladores, con este muy mexicano sistema de elección de legisladores mixto.
La mayoría de los analistas, columnistas y articulistas gastan litros de tinta, o mejor dicho invierten horas y horas golpeando las teclas del tablero de su computadora, tratando de explicar porque un partido eligió a un candidato sobre otro, porque un desconocido irá a competir por una curul federal, por qué un político lleno de escándalos frecuentes se le premia con una candidatura, quien ganara la elección y porque, quien es el mejor candidato y muchas otras temáticas acerca de la elección.
No es mi intención entrar en esa dinámica en este texto, puesto creo que son temas por demás abordados. La gran pregunta que creo debemos en verdad preguntarnos como ciudadanos es: ¿Por qué? ¿Por qué alguien querría ser Diputado? ¿Es en verdad el oficio de legislar tan llamativo para que gran parte de la atención, el presupuesto y los intereses nacionales se concentren en esta elección?
La función de los legisladores primordialmente es la de legislar. El diccionario define este verbo define como: establecer o redactar leyes. Así los Diputados deben de crear leyes y modificar las actuales, en beneficio de los ciudadanos. Su finalidad es representar a los mexicanos, y abogar por sus intereses a la hora de determinar las leyes y reglamentos que nos norman.
Esto nos haría pensar que nuestros diputados son profesionales, especialistas o con experiencia en cuanto a la generación de leyes, o en todo caso, en un tema específico en el cual estén interesados y sea una necesidad de sus representados. Con esto no digo que todos deberían de ser abogados, politólogos o administradores públicos, vaya ni siquiera que deban de tener una educación profesional (aunque mucho ayudaría) ya que existe gente muy valiosa, con grandes virtudes y experiencia que no se adquiere en la escuela, que no tienen la oportunidad de estudiar y que pueden aportar muchísimo a este país.
A lo que me refiero es que al menos, los que nos representan en la Cámara de Diputados deberían de tener una agenda legislativa, siquiera una. Es decir, un proyecto de ley, una reforma, una idea al menos para modificar una norma en un tema que sea relevante para su distrito o para los ciudadanos que representa. Esto está muy lejos de ser realidad.
La mayoría de los legisladores y los candidatos que aspiran a serlo, no tienen ni idea de nada de lo que harán en San Lázaro. Si bien nos va, se dedicarán a hacer “gestión” para sus representados, palabra favorita de muchos políticos que la asocian a conseguir recursos (financieros, materiales, favores, etc.) como por arte de magia y que utilizan como moneda de cambio para conseguir capital político a su favor. Pero esto es ya mucho pedir, por más triste que se lea. La mayoría se dedicará a hacer negocios privados para ellos, su camarilla, su partido o para las personas que los puso ahí. Muchos entran con dos pesos en el bolsillo y salen como multimillonarios que creen que son grandes empresarios, comparándose con innovadores hombres de negocios, cuando en verdad son solo personas que aprovechan su posición de poder para conseguir dinero, criminales pues.
Aun con la gran posibilidad de poder que trae consigo ser Diputado, hay muchos otros que solo irán a levantar la mano según se los dicten sus dueños, a dormitar en las sesiones y a jugar que son importantes, que hacen cosas relevante y satisfacer su necesidad de ser respetados. Claro que hay excepciones, pero son las menos.
De esta manera, en esta elección veremos caras ya muy quemadas, personajes que saltan de puesto en puesto, de partido en partido, que en caso de ganar representaran a sus partidos y padrinos y no a los ciudadanos. Es verdad que hay caras nuevas y cada vez más jóvenes, pero en su mayoría se trata de apadrinados y hasta familiares de los intereses más altos de la política. Podemos ver que la profesión de legislar aun cuando debería ser una de las más importantes para nuestro país, es también de la más desvalorada, donde el talento no importa, ni la experiencia, ni el conocimiento de los temas a tratar. Ya ni hablemos de ética para no deprimirnos aún más.
Si estuviera enfermo mi hijo, no pondría su vida en alguien que no sepa de medicina, de un médico calificado para que lo operará; así como si tuviera un terreno para sembrar, no contrataría a alguien que no sepa nada de agricultura para que lo trabajará; o no contrataría aun chofer que no sepa manejar. Esto lo hacemos los mexicanos cada tres y seis años, con personas que dictan nuestras leyes, y determinan la manera en la que debemos manejarnos como sociedad.
La cosa en el sistema político mexicano es tener puesto, agarrar hueso y de ahí trabajar para uno mismo, por lo que desde hace mucho el poder en México esta privatizado. Y no es solo en las cúpulas de poder, o ¿cuántas plazas no se vende en los sindicatos de todo el país, desde los puestos más bajos? Así ¿Cómo? En nuestro país somos especialistas en el arte de servirse del poder, y nuestras instituciones están desde hace solo obedecen a intereses privados. San Lázaro es el mejor ejemplo.
Ahora me explico por qué tantos quieren, y con tanto ahínco, ser Legisladores.
Twitter: @Pachecoperal