Una trabajadora doméstica llega a cumplir sus tareas laborales, se nota que estaba enferma. Comenta que había ido al centro de salud para que la atendieran y la recetaran. Sucedió que la atendieron y la recetaron para atacar la fuerte infección provocada por el mal parto que le practicaron. Le cobraron la consulta y no le dieron medicinas porque no las tenían. Tuvo que ir a la farmacia y comprarlas.
Cuando acudió, de nueva cuenta, al centro de salud no le informaron claramente, parece que ni las trabajadoras saben lo que está pasando.
Decidió no acudir más al centro de salud porque significa perdida de tiempo y no le dan medicinas, además le cobran las cuotas de recuperación, así que prefiere ir a la farmacia a que le receten en lugar de perder el tiempo y dinero en el Insabi (Instituto Nacional de Salud para el Bienestar).
Lo anterior no es un chisme callejero ni un irresponsable comentario de un comentarista, se trata de una realidad que afecta a una trabajadora que labora en dos o tres domicilios diariamente sin importar el frío o si está helando, si la asaltaron en el microbús o si esta enferma, como sucede con millones de trabajadores que no tienen ISSSTE o Seguro Social que han resultado afectados por el irregular funcionamiento que priva en los centros de salud del Insabi.
Para Mario Delgado, diputado Presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de diputados, no pasa nada en el Insabi, solo hay problemas de información pero “no tiene problema de reglas de operación”, pues “al final va a cumplir el objetivo de llevar servicios médicos de calidad a todos, incluyendo medicamentos gratuitos”. “Hubo un tema ahí de desinformación en el tema de las cuotas, que si iban a ser gratuitos, deberían cobrar o no; algunos institutos subieron sus cuotas y demás, y esto se está corrigiendo”.
El amplio eufemismo del diputado Mario Delgado no suaviza la difícil etapa de enfermedades que están padeciendo 52 millones de personas que estaban empadronadas y dependían del Seguro Popular, tal padrón de registro de pacientes no existe en el nuevo organismo pues fue borrado, lo cual habla de la prevaleciente irregularidad, de la ausencia de información y de la falta de coordinación en el Insabi que agrava los problemas de salud de los enfermos.
Para Juan Antonio Ferrer, administrador de empresas, dedicado a la arqueología, amigo de AMLO, y ahora director del Insabi, el Seguro Popular estaba plagado de corrupción, hoy las cosas van caminando en el Insabi, para ellos está reorganizando y convocando a los gobernadores de todo el país a que se sumen a este esfuerzo.
Un administrador siempre es necesario para tener una sana administración en las finanzas de una empresa, por esa simple razón un administrador de hospitales debería ser el funcionario indicado para dirigir el Insabi, obviamente el conocimiento del medio y de las especialidades que se imparten en los hospitales simplificarían las acciones a emprender, pues no es lo mismo administrar una fábrica de aceitunas que los centros de salud, clínicas y hospitales a donde acuden millones de personas con padecimientos que van desde un simple resfriado a cánceres gravísimos.
La falta de medicinas, el cobro de las consultas, la desinformación que priva en los llamados Insabis, son reflejos de que la actual administración tiene fallas producto de precipitaciones y falta de planeación que no se disculpan echando las culpas a los anteriores gobiernos, ese disco ya se desgastó mucho en las mañaneras de Palacio.
Para el académico Carlos Urzua, ex secretario de Hacienda, hay 2 errores que pronostican el fracaso del Insabi, escribe en su columna de El universal:
“Al igual que otras recientes políticas públicas nacidas del mero voluntarismo. El diseño del Insabi carece del debido sustento normativo, financiero y operativo. Esto puede condenarlo a convertirse en una riesgosa quimera…” Primer error, “el gobierno no ha señalado cual será el esquema de financiamiento y el presupuesto del Insabi asignado para este año”.
Segundo error, “el que tiene que ver con la operación ya que no está claro el proceso de afiliación o sus criterios de elegibilidad”.
La falta de planeación, de hacer las cosas sin medir las repercusiones, que al descubrirse, con la facilidad que caracterizan a los funcionarios de la 4a echan la culpa al gobierno anterior.
La improvisación no es buena consejera, siempre es de relumbrón, populista como a este gobierno le gusta, y ahí tenemos las consecuencias.
Por su parte, Julio Frenk Mora, ex secretario de salud e implementado del Seguro Popular (planeado por él a través de 24 años) afirmó que: “no es posible financiar todos los servicios para todos los ciudadanos” y menos con el presupuesto decreciente que cada año se otorga al sector. Consideró que la implementación del Insabi representa un retroceso de 40 años en el sistema de salud pública porque recentraliza en el gobierno federal la atención sanitaria que ya ejercían los estados.
¿Qué va a pasar con el Insabi? “Qu´Insabi”
@luis_murat