El Ejército sirio y sus aliados lograron el lunes importantes avances en Alepo, después de un intenso bombardeo contra los rebeldes que fueron empujados al borde de la derrota en un decreciente enclave lleno de civiles.
“El bombardeo no se detuvo en ningún momento por la noche”, dijo un periodista de Reuters en la zona de la ciudad controlada por el Gobierno sirio, describiéndolo como el más feroz en días.
Las fuerzas partidarias del Gobierno se enfrentaban con los insurgentes en el distrito de Fardous, en el centro de un reducto asediado de Alepo, luego de haber capturado los distritos de Sheikh Saeed en el sur y Saliheen en el este, dijo un miembro de las unidades rebeldes.
“La situación es extremadamente difícil hoy”, dijo Zakaria Malahifji, del grupo rebelde Fastaqim, que combate en Alepo.
El repentino retroceso insurgente supone un “gran derrumbe en la moral terrorista”, dijo una fuente militar siria.
El presidente sirio, Bashar al-Assad, está ahora cerca de recuperar el control de Alepo, que era la ciudad siria más poblada antes de la guerra, en la que sería su mayor victoria hasta el momento tras casi seis años de conflicto.
Los grupos rebeldes en Alepo recibieron una propuesta respaldada por Estados Unidos para abandonar la ciudad junto con los civiles bajo una salida segura garantizada por Rusia, pero Moscú dijo que aún no se había alcanzado un acuerdo en Ginebra para terminar pacíficamente el conflicto.
El portavoz de los insurgentes acusó a Rusia por la falta de avances en las negociaciones, diciendo que no tenía incentivos para alcanzar un acuerdo mientras su aliado Assad gana terreno. “Los rusos están siendo evasivos. Estudian la situación militar. Ahora están realizando avances”, aseveró.
Aunque la caída de Alepo asestaría un duro golpe a los rebeldes que tratan de derrocar a Assad, el mandatario todavía estaría lejos de restablecer el control del país. Amplias zonas de Siria están en manos de insurgentes, y el grupo Estado Islámico retomó la ciudad de Palmira el domingo.
Reuters