Egipto elige presidente en un clima de tensión y resignación

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Los egipcios iniciaron las elecciones generales en un clima de inquietud, desconcierto y recelo por un futuro que les resulta incierto pese a poder disponer de este marco democrático. Después de una revolución republicana que le costó la vida a cientos de personas y que permitió derrumbar la dictadura de tres décadas de Hosni Mubarak, la población va a las urnas con una gran cuota de resignación para definir a su nuevo Presidente. Estos comicios dividieron al país entre los que temen una continuación del antiguo régimen si gana Ahmed Shafik, último primer ministro de la era Mubarak, y los que se oponen a la intromisión de la religión en la vida política, en el caso de una victoria del candidato de los Hermanos Musulmanes, Mohammed Morsi.

 

Pero hay, además, un condimento extra en estas elecciones que se extienden durante los dos días del fin de semana: se dan en un contexto difícil para el país ya que el Parlamento acaba de ser disuelto por una sospechosa Justicia electoral que responde a la Junta Militar, el núcleo duro que gobierna el país desde la caída de Mubarak en febrero del 2011. Esto acrecienta las dudas sobre si realmente los militares piensan entregar el poder .

La desorientación se nota en los sitios de votación, donde las colas se extienden bajo un calor agobiante. Omneya Amer, una profesora de 42 años que lleva velo blanco y anteojos de sol, dice sin miedo que dará su voto al candidato islámico porque no soporta la idea de que asuma Shafik. “Votamos a Mursi porque no queremos votar a Shafik”, dice tras cumplir su obligación democrática.

“Todos votamos a Mursi por los mismos motivos; es el menos malo . No porque queramos a Mursi, sino porque odiamos a Shafik. Quiere restaurar el viejo régimen podrido, y me opongo por completo”, agrega.

Nesrine al Abd, joven y vestida con un jean ajustado, reconoce que votar por primera vez en estas circunstancias le resulta complicado. “Opté por Mursi, porque siento que Shafik aceptó todas las cosas que se hicieron antes de la revolución.

Nadie elige al candidato que le gusta; elegimos a aquel con el que podemos vivir . Para mí es Mursi, pero mis padres votaron a Shafik. No lo quieren, pero tienen miedo de los Hermanos Musulmanes”, señala con sinceridad.

Para los que participaron de las revueltas populares es más difícil. “Estoy con la revolución, así que he votado a Mursi. Pero sinceramente me dan miedo los dos, así que he elegido al que menos temor me da”, explica Nancy Abdel Moneim, acomodando su velo que le cubre gran parte de la cara.

Mursi es un ingeniero de 60 años formado en Estados Unidos, que representa al islamismo moderado. El político pertenece al ala conservadora de los Hermanos Musulmanes y apuesta por un “renacimiento islámico”. Durante la campaña dijo que protegerá los derechos de los cristianos, las mujeres y los jóvenes , y prometió solucionar los problemas crónicos del país, como el desempleo, la pobreza y la debilidad económica. En la primera vuelta obtuvo el 24,7% de los votos Su rival, Shafik, es un militar de 70 años que supo ganarse la confianza de Mubarak. Si bien tenía mejor imagen que otros políticos corruptos del régimen, la gente lo ve como una reminiscencia de la dictadura. Se presenta como independiente, pero tiene el respaldo del gobierno militar. En su carrera a la presidencia destacó su apego a las libertades democráticas y remarcó que devolverá la seguridad al país. Hasta el último momento estuvo en duda su candidatura ya que la ley no permitía presentarse a hombres prominentes del régimen anterior, pero la justicia electoral lo habilitó a último momento. Consiguió un 23% de adhesiones en la primera ronda.

Los egipcios desconfían de ambos y temen que la “revolución” quede estancada. Por eso el escepticismo a la hora de votar. Ayer, primer día de sufragio, las mesas cerraron sin incidentes. Hoy es el segundo y último día para optar entre ambos candidatos. “Voto por Mursi porque no quiero que gane Shafik.

Temo a Mursi, pero todavía más a Shafik . No queremos a alguien del antiguo régimen”, resume el sentimiento popular Nagwan Gamal, de 26 años.

EFE