1.- La ola de presiones nacionales y extranjeras sobre Donald Trump para conceder la victoria no se basa en los mecanismos legales, sino en un juego de poder: derrotarlo sin pelear y con ello desactivar el potencial político de sus 71 millones 189 mil 789 votantes que necesitan un carril para después del 20 de enero y los próximos cuatro años hacia la elección de 2024.
2.- Lo que quiere la estrategia de Biden es que Trump acepte la derrota. Trump, en cambio, está estirando los marcos legales para que lo declaren derrotado sin él aceptarlo.
3.- Más allá del juego de los colegios electorales y sus 538 votos, la elección en voto popular que fue magnificada hace cuatro años porque Hillary Clinton logro tres millones más de votos, hoy quieren borrarla porque en terminos reales la elección arrojó un empate técnico: 50.6% de votos para Biden y 47.7% para Trump, una diferencia de 2.9% que se utiliza como margen de error. En términos generales la mitad de los votantes apoyó a Trump y la otra mitad a Biden.
4.- Si se mantiene la fractura electoral como discurso político y Trump no concede la derrota, entonces, quiérase que no, el margen de gobernabilidad de Biden será menor. Si el discurso oficial dice que Biden recibió el mayor caudal de votos de la historia, en realidad es un argumento falaz porque el pasado martes hubo más electores y por tanto es lógico que aumenten los votos; además, Trump recibió el mayor caudal de votos opositores en toda la historia. Pero en términos comparativos, Biden logró los votos de Trump en 2016 y Trump los de Hillary.
5.- En cifras de votantes, Trump aumentó 7.4 millones de electores a su favor entre 2016 y 2020, el 11.7%; y Biden subió 8.7 millones de votos o el 13.2%. Estas cifras preocupan a los demócratas porque no le dan a Biden una base real de poder para gobernar su agenda de reversión de las principales decisiones de Trump. Y el imponente 47.7% de base electoral representa la fuerza del trumpismo.
6.- Los demócratas están pactando con el diablo para fortalecer a Biden. El apoyo del republicano George Bush Jr. a Biden no fue gratis, afectará a Biden porque dividió al Partido Republicano y, eso sí, obligará a Biden a darle posiciones de poder a los republicanos anti Trump en su gobierno. A Biden no le convenía fracturar al Partido Republicano, sino aislar a Trump; y Bush lo dividió.
7.- El alargamiento del proceso electoral hasta sus tiempos límites le beneficia a Trump porque consolida la indignación de su base electoral y exhibe las alianzas de Biden que le reducirán margen de maniobra en el gobierno. Buena parte de la agenda de su discurso no le convencía porque él es un conservador, pero Biden tuvo que usarla como retóricapara ganar votos. Ahora tendrá que cumplir.,
8.- Biden sabe que por su edad sólo tendrá un periodo de cuatro años de gobierno, por lo que su administración estará acotada por la agenda de la vicepresidenta Kamala Harris como candidata demócrata en 2024 y desde luego por el interés de Michelle Obama para instaurar una nueva dinastía política en la élite gobernante como candidata en 2024. Biden tendrá 82 años en 2024, en tanto que Trump tendría 78 años dentro de cuatro años, la edad que tiene hoy Biden como candidato.
9.- Hasta ahora todo indica que Trump seguirá en la política durante los próximos cuatro años y hay quien cree en los EE. UU. que podría hasta jugar con su postulaciónpresidencial en 2024.
10.- De manera paradójica, el más interesado hoy en polarizar la política estadunidense es Biden, con tal de arrinconar a Trump en la confrontación. Pero con 47.7% de votos, Trump es una fuerza política real, no un político derrotado.
EE. UU. 2020. Más que un asunto de diplomacia, la presión sobre el presidente López Obrador para reconocer a Biden ha fijado una división en su equipo de política exterior: la embajadora en Washington Martha Bárcenas encabeza al sector entreguista de la diplomacia a la Casa Blanca, en tanto que el canciller Marcelo Ebrard revela posiciones nacionalistas derivadas del estilo lopezobradorista. Bárcenas cometió el error de desconocer la crisis diplomática de la elección mexicana de 2006 que dañó a López Obrador y actuar en función de los intereses demócratas, con tal de quedarse con la cancillería mexicana durante la presidencia de Biden.
Política para dummies: La política es un juego de intereses. Quien la vea con ética que ponga una estética.
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