Dos aspirantes a la presidencia de Honduras claman victoria

Print Friendly, PDF & Email

El candidato oficialista Juan Orlando Hernández consolida el liderazgo de la derecha en Honduras. Al terminar la jornada electoral y con el 54% de los votos a la presidencia escrutados, Hernández se erigiría como el próximo presidente del país con seis puntos de diferencia sobre su principal rival, Xiomara Castro, esposa del expresidente Manuel Zelaya, depuesto en 2009 por un golpe de Estado.

Si se confirma este amplio margen, contribuiría a disipar las sospechas de fraude lanzadas en los últimos días. La oposición, encabezada por el partido Libertad y Refundación (LIBRE) ha calificado de “fraude” los resultados preliminares y ha clamado victoria para su candidata. Según Ricci Moncada, delegada política de LIBRE, en el escrutinio se han observado “irregularidades que tienen que ser analizadas y una gran cantidad de datos que no coinciden con lo recibido por nuestro partido”

Juan Orlando Hernández ha sido el presidente del Congreso en el Gobierno de Porfirio Lobo, tras el golpe de estado. Hombre de confianza del jefe del ejecutivo intentó desmarcarse de su gestión, en la que se han incrementado significativamente los niveles de violencia y pobreza del país. “Nosotros somos una nueva generación dentro del Partido. Este es otro tiempo” subrayó Hernández en la campaña y ayer lo reiteró en su discurso de victoria. Hernández es un político joven, tiene 45 años, con un discurso retrógrado. Lo primero que hizo al anunciar su triunfo fue dar gracias a Dios por ello y rezó una oración junto a su esposa y sus militantes. En el plano económico propone la privatización de algunas empresas públicas, la flexibilización del empleo para promover la inversión extranjera y un programa asistencialista.

“Hernández seguirá profundizando en el modelo neoliberal que ha desatado muchas protestas en este gobierno y eso abrirá un escenario de mayor conflictividad social que ahora tendrá una representatividad en el Congreso a través de LIBRE y la posibilidad de una cuota de gobiernos locales”, analiza Gustavo Irías, director del Centro de Estudios para la Democracia.

Enfrente de Hernández se sitúa el partido del presidente destituido en el golpe de estado Manuel Zelaya, que con solo dieciocho meses de vida se consolida como segunda fuerza electoral aunque con el amargo sabor de una derrota que no consideraban. Aunque todavía no se tiene ningún panorama de la composición del legislativo, que se decide en una urna a parte de la presidencial, se prevé que el partido LIBRE consolide por primera vez en el país una gran bancada de izquierdas en el Congreso. Con nueve partidos concurriendo por curules, el gobierno de Hernández tendrá un poder legislativo sin mayoría calificada donde deberá desplegar una política de alianzas si quiere llevar a cabo sus proyectos. Para ello, presentó de vicepresidente al alcalde de Tegucigalpa, Ricardo Álvarez, un político que, a diferencia de él, reúne el consenso de las élites económicas y políticas. Con una campaña centrada en la mano dura Hernández fue escalando en intención de voto. Al inicio de la campaña se situaba diez puntos por debajo de su máxima rival, Xiomara Castro. Ahora, gracias a él, el Partido Nacional repetirá gobierno consecutivamente por primera vez desde el fin de los ejecutivos militares en 1981.

El país.es