El insomnio es el origen de diversos problemas de salud, tanto físicos como psíquicos. El sueño puede convertirse en un verdadero problema cuando falta e incluso puede hacer que las personas sean más “salvajes”, al controlar menos sus emociones, como lo afirma una reciente investigación. Sin embargo, a pesar de estas consecuencias, existen otras proyectos que se enfocan en la supresión de este periodo de descanso.
En una cultura dinámica de 24 horas no resulta fácil dormir de 7 a 9 horas diarias, como lo recomiendan los médicos. Por tal motivo, los efectos más o menos comunes vinculados con la falta total o parcial de sueño son muy variados y van desde irritabilidad y dolor de cabeza, hasta distracción, mala memoria o melancolía, por mencionar sólo algunos.
Sin duda es el cerebro quien paga las consecuencias por no dormir lo suficiente, pero no sólo eso, la falta de descanso también ocasiona que reaccione de forma desproporcionada, sobre todo a las experiencias negativas, según concluye un estudio que publicó la revista Current Biology.
De esta manera, un grupo de investigadores de la Universidad de California, Berkeley analizó mediante resonancia magnética funcional la actividad cerebral de un grupo de voluntarios que habían permanecido despiertos más de 35 horas. Aunque esperaban una respuesta intensa, el resultado los sorprendió al advertir que los centros emocionales eran un 60% más reactivos en sujetos a los que se les privó de sueño.
“El sueño restablece nuestros circuitos cerebrales emocionales, y al hacerlo nos prepara para los retos del día y las interacciones sociales”, agregó el también coautor del estudio, quien agregó que cuando no se cumple con las horas mínimas de sueño, el lóbulo prefrontal –la región del cerebro encargada de mantener las emociones bajo control– se bloquea.
“Cuando no dormimos, el cerebro regresa a un patrón más primitivo de actividad, y somos incapaces de poner las experiencias emocionales en contexto y de responder de forma controlada y apropiada”, dijo Walter.
Por otra parte, la ausencia de este periodo también se hace presente en otras circunstancias perjudiciales para el organismo como cuando se obliga a estar despierto cuando el organismo quiere dormir, lo que afecta a la resistencia a la insulina y, por lo tanto, aumenta las posibilidades de desarrollar diabetes tipo 2. Además, la falta de sueño ocasiona un desequilibrio hormonal que aumenta el apetito y disminuye el control de los impulsos, combinación que se relaciona directamente con el aumento de peso y la obesidad.
Asimismo, el sueño debe ser considerado también como un factor fundamental en el éxito de la vacunación, escriben los investigadores de un artículo publicado en Psychosomatic Medicine, quienes realizaron un experimento con 19 personas a las que vacunaron contra la hepatitis A, sometiéndolas luego a diferentes horarios de sueño: 10 durmieron por espacio de 8 horas y el resto no durmió en absoluto. Después de cuatro semanas los primeros presentaron casi el doble de anticuerpos.
No obstante, pese a los evidentes beneficios de un sueño apropiado, hay quienes se esfuerzan por mantenerse despiertos a toda costa.
Tal es el caso de militares estadounidenses que investigan la posibilidad de usar pequeños choques eléctricos para mantener despiertos a los operadores de vehículos voladores no tripulados o drones de vigilancia.
Las pruebas realizadas por un grupo de investigadores de la Base de la Fuerza Aéres Wright-Patterson, demostraron ser más efectivas que otros métodos para combatir el sueño y lograron, en sus últimos intentos, mantener despiertos a los voluntarios hasta por 30 horas. Sin embargo, sus logros no han sido bien vistos del todo, sobre todo por los detractores de esta técnica controvertida.
Mientras tanto, pese a que los militares manifestaron no tener planes de aplicar este método en otras áreas, el sitio especializado The Verge resaltó que varias agencias de investigación están empezando a realizar sus propias investigaciones con electrochoques.
Agencias