Lo que son las cosas. A pesar de estar dentro de la pandemia, la mayor parte del tiempo logramos no pensar en la muerte. Pensamos en ella cuando asistimos a algún funeral o cuando sufrimos cualquier enfermedad. A partir de aquí nos comenzamos a preguntar si hay vida más allá de la muerte.
En muchas culturas del mundo, a los muertos los sepultaban con sus rodillas recogidas bajo el mentón, y con eso abrigaban la esperanza de que una nueva vida rompiera el “huevo” de la muerte. Tenían la esperanza de que al morir, de alguna manera volverían a vivir.
Pero, ¿qué dicen las grandes religiones sobre la barrera final, la muerte? El budismo y el hinduismo creen que hay vida más allá de la muerte. En ambas religiones dicen que la última palabra la tiene el karma.
El islam es mucho más positivo: su concepto del paraíso es muy sensual y machista. No hay mucho para las mujeres.
El punto de vista musulmán dice que la salvación es por buenas obras y la voluntad de Alá. Esto no es muy consolador. Mahoma murió a los 62 años de edad y nada pudo hacer para confirmar lo que decía, pues sigue muerto en su tumba hasta hoy.
El mensaje cristiano es completamente diferente. Jesús ofrece vida eterna a los que le aman y confían en Él. Aquí no hay placeres sensuales, pero brinda el gozo de tener una relación íntima con el Dios viviente por toda la eternidad.
La Biblia habla de estar con el Señor para siempre. Esto hace un marcado contraste con las enseñanzas de cualquier otra religión. Estar en el cielo no se obtiene por nuestras buenas obras, es para los que confían sus vidas a Jesucristo y buscan obedecerle. Desde luego que no hay una obligación para ello. Dios no quiere reclutas en el cielo.
Entonces, en qué creer: En el punto de vista islámico o en la Biblia. Jesús, la noche anterior a su muerte, dijo: En el hogar de mi padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes… Vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté.
Y Jesús demostró sus palabras. Resucitó de la muerte. En cambio los huesos de buda se dividieron y se encuentran alojados en varios países. Los huesos de Mahoma reposan en la Mezquita de Arabia Saudita. Sin embargo, los huesos de Jesucristo no se hallan en ninguna parte para reverenciarlos. Dios, su padre, lo levantó de la muerte y ahora vive para siempre. Jesús destruyó la barrera de la muerte.
Lo que me alegra de todo esto, es que José Luis Ceballos, nuestro compañero periodista, hermano de Pedro Luis Ceballos, buscó el reino de Dios. José Luis pudo conocer a Jesús en vida y disfrutarlo. Él supo que después de la muerte estaría con el Señor en el cielo. Allí donde no hay dolor ni lágrimas ni tristeza.
Ningún otro líder nos promete vida eterna en su compañía. Eso es algo que Confucio, Mahoma, Sócrates ni otros más pudieron hacer.
En este momento José Luis Ceballos está con Él, solo eso hace que Jesús sea muy especial.
Lo único que nos duele a todos sus amigos y familiares, es que lo vamos extrañar. De hecho ya extrañamos desde su voz.
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