Después de la suspensión del viernes y un arranque torcido en la reanudación, Novak Djokovic resurgió en el quinto set ante Andy Murray y rubricó su boleto a la final de Roland Garros. Fue 6-3, 6-3, 5-7, 5-7 y 6-1 para el serbio, que el domingo ante Stan Wawrinka irá por su ansiado título en París y la conquista del Grand Slam de carrera.
Djokovic y Murray habían dejado las cosas 3-3 en la cuarta manga, en medio de una increíble reacción del escocés, que se encontraba 0-2 en sets, 5-5 en el tercero y sin siquiera haberse gestado una chance de quiebre en sus 14 juegos previos de devolución.
De vuelta en acción, Murray estiró su envión. Otra vez igualados en 5-5, el escocés presionó sobre el saque de su rival e hilvanó una seguidilla de puntos que sintetizaban el momento de la semifinal: primero, un peloteo de 30 golpes donde arrinconó a Djokovic sobre su revés y definió con un enorme drop al otro lado de la cancha. Luego, frustró el avance a la red del serbio con una buena pelota a los pies. Y contó, claro, con una ayuda del N°1, que empalmó dos errores no forzados y terminó por entregar el quiebre.
Con la ventaja sellada por Murray, las cosas dieron paso a un quinto set en París. Y recrearon, a la inversa, lo sucedido en la final del US Open 2012, cuando Djokovic levantó un 0-2 ante el escocés, aunque terminó fallando en el decisivo. Es que aquí también sobrevendría una reacción. Y en toda su forma.
El trabajo de hormiga que había venido realizando el británico para gestionarse su chance en el partido se desmoronó en tres pelotas. Un error tras otro y, de la nada, 0-40 en su primer game de saque del quinto parcial. Licencias que Djokovic ya no dejaría pasar.
El serbio consolidó su servicio para estirar la diferencia a 3-0 y luego a 4-1, instancia en la que volvió a golpear desde el resto. Cuatro puntos consecutivos y una gran definición con derecha invertida le bastaron para graficar el súbito cambio de manos del encuentro. Y un 5-1 en el marcador que ya resultaría indescontable.
De esta manera, Djokovic accede a su tercera final en Roland Garros, tras las derrotas de 2012 y 2014. Ambas, a manos de Rafael Nadal, seis veces su verdugo en París, pero esta vez ya superado en el cuadro. Además, el serbio estira a 41-2 su increíble 2015, ya con título en Australia y cuatro eventos de Masters 1000. La estadística la completa con un invicto en curso de 28 partidos y una marca de 16-0 en clay en lo que va de la temporada.
Contra Wawrinka, el serbio guarda un historial abrumador: 17-3 y 15-1 desde 2008. Pero en los últimos años el suizo le resultó un obstáculo más que complicado en instancias decisivas. Al punto de derrotarlo en Australia 2014. ¿Podrá con esta versión de Djokovic?
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