En uno de los principales bastiones perredistas, la delegación Venustiano Carranza, candidatos a senadores, diputados y jefes delegacionales del PRD se pelean por un lugar hasta adelante en el templete. Ninguno quiere quedar fuera de la foto con Andrés Manuel López Obrador.
Con lo que no contaban Mario Delgado y Alejandra Barrales, los más aguerridos en la disputa por la primera fila es que el candidato presidencial ocupó los lugares preferenciales para las personalidades que integrarían el gabinete en caso revertir los resultados que lleva en 17 días de campaña y gane el 1 de julio.
El refugio de Los Chuchos, el único que les queda en la ciudad, luego de que hace tres años los desplazaron de Iztapalapa, fue el escenario del primer acto proselitista del candidato presidencial de las izquierdas en el Distrito Federal ya en campaña.
Si el templete estaba lleno de aspirantes a todo tipo de cargos en la capital, abajo la asistencia era mucho mayor. Los grupos de apoyo de todos los candidatos se hicieron presentes con sus banderas. También los burócratas de la delegación que vaciaron las oficinas ubicada apenas a unos metros para ocupar su lugar.
De camisa azul a rayas de la costosa marca Hermes y vigilado por un escolta, el empresario regiomontano Alfonso Romo presumía que la única reforma estructural que promoverá su candidato será la honestidad. Aquí no hay Amigos de López Obrador, aquí todos somos amigos de la honestidad, aseguraba.
El hombre del poder, encargado de tejer relaciones de los empresarios con el candidato que en 2006 marcó su distancia de ese sector, acompañó por primera vez a López Obrador a un acto proselitista y en un lugar preferencial. A su lado Beatriz Gutiérrez, esposa del aspirante presidencial. Del lado izquierdo el también acaudalado Miguel Torruco, propuesto como secretario de Turismo. Ellos estaban apenas a unos pasos de López Obrador. Atrás el resto de los invitados y los que se peleaban el mejor lugar.
Presentó a algunos de los propuestos para su eventual gabinete, el primero fue Torruco, mientras la esposa del candidato gritaba efusiva “¡bravo, Miguel!”. Le siguieron Javier Jiménez Espriú, Bernardo Bátiz, Jorge Eduardo Navarrete y desde abajo del templete, la escritora Elena Poniatowska. Cuando hablaba del ausente Juan Ramón de la Fuente, y el impulso que dará a la educación, desde la segunda fila de invitados Mario Delgado intentaba abrirse espacio entre Julio César Moreno y Alejandro Sánchez.
El líder nacional del PRD, Jesús Zambrano dio paso al mensaje del candidato presidencial. Le dio la bienvenida.
El ex jefe de Gobierno aseguraba que el destino para México no debe ser el regreso del PRI y con ello, la cultura de la corrupción.
Antes, en la conferencia mañanera, López Obrador acusó al IFE de proteger al aspirante del PRI, Enrique Peña Nieto, por la manera en que fueron diseñados los debates y la falta de revisión a sus gastos de campaña.
Agencias