Historias que deben ser contadas pero no imitadas, es lo que contiene el libro “Pablo Escobar mi padre”, escrito por Juan Pablo Escobar, hijo del narcotraficante colombiano, quien desde hace varios años se ha hecho llamar Sebastián Marroquín.
En entrevista para Aristegui CNN, contó que “las amenazas nos impedían contar estas historias y la lección que queda es que el dinero y la gran fortuna que amasó mi padre, terminó financiando su propia muerte, terminó pagándole a sus enemigos por todo el dinero que ellos invirtieron en perseguirlo y destruirlo”.
Indicó que el libro es “es la posibilidad de acercarle a las víctimas el derecho a la información, a la verdad real y ese es uno de los principios de reparación, es una historia que tuvimos que esperar más de 20 años para poderla contar, por la enorme cantidad de amenazas que pesaban sobre nosotros, que nos impedían contar la historia en su totalidad, y creo que es importante para que quede constancia, que no sea repetida y la he hecho también para mi hijo, para que nadie vaya a echar cuentos de su abuelo en el futuro”.
Comentó que en el primer capítulo se refiere a “una traición muy triste que descubrídespués de muerto mi padre: mi tío Roberto Escobar, funcionario, informante de la Administración para el Control de Drogas (DEA), contribuyó activamente para entregarlo a sus enemigos, tanto a él como sus hermanos y hasta su propia madre, es una historia que no me siento orgulloso y me gustaría que hubiese sido diferente, que hubiera sido una historia acerca de los valores familiares, del respeto y la compañía y los afectos, pero tristemente no fue así, ellos decidieron que no fuera así, ellos decidieron traicionar a mi padre y pagarle así por todo lo que él les había dado”.
Señaló que “hay elementos muy ciertos, que son muy difíciles de rebatir, porque un informe forense discrepa del informe forense original donde los propios médicos participantes dijeron haber sido amenazados por las autoridades para que cambiaran el contenido del mismo y lo que cambiaron fue la nota que se había suicidado como constaba en el documento original”.
“Aparte de eso, en decenas de conversaciones que tuve con mi padre sobre la posibilidad de que el eventualmente tomaría la decisión de suicidarse si se veía rodeado,eso fue lo que ocurrió aquella vez, es la certeza de que lo hizo, no solamente deduzco que él se suicidó y además eligió que ese era el día final para él”, reveló.
Cuando Juan Pablo se enteró de su muerte, dijo que reaccionó “violentamente, amenacé al país con vengar su muerte y diez minutos después me retracté de mis dichos porque reflexioné y me di cuenta que estaría a punto de convertirme en la persona que yo tanto critiqué”.
Apuntó que tras la amenaza que hizo estaba “literalmente condenado a muerte, de hecho asistí a una reunión con los grandes capos del narcotráfico en Colombia, estaba seguro de que no saldría de ahí con vida, pero fui dispuesto a enfrentar esa realidad porque no quería seguir huyendo de los pecados de mi padre”
Como parte de los lujos que se daba, recordó que “los chocolates de mi primera comuniónviajaron en jet privado desde Suiza, teníamos un zoológico en nuestra finca con animales exóticos, una vida con excesos”.
A la gente le cuesta reconocer que “mi padre de la misma manera en que tenía la posibilidad de amar así tenía la posibilidad de ejercer violencia… fue el mejor padre del siglo XX y también el peor bandido”, aceptó.
Al ser interrogado sobre si México actualmente es como Colombia en los años 80-90, consideró que “no se puede comparar, pero claramente diría que los ingredientes son exactamente los mismos, la postura de la prohibición, si tú tienes la posibilidad de hablar con cualquier narcotraficante, ninguno de ellos va a estar en favor de la legalización y mientras persista la idea de prohibición, vamos a seguir siendo tristes testigos de una violencia que está desafiando a las autoridades y a las democracias”.
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