Con ideas delirantes, desalineado, sucio y desnutrido era como se encontraba Juan originario del estado de Coahuila, de oficio Técnico en máquinas y herramientas, quien deambulaba en la central camionera de primera clase.
Juan el predicador como se le conocía en esta zona, llegó a Oaxaca de Juárez a causa de la esquizofrenia paranoide, enfermedad ocasionada por una deficiencia de un neurotransmisor a nivel cerebral, cuya principal característica es que afecta la personalidad de la persona, ya que su mente se altera de forma gradual o repentina.
Fue así como un enviado de dios, obligado a predicar su palabra las 24 horas del día, Juan viajó hasta llegar a la ciudad. “Yo vine por un propósito hasta que se me terminó el dinero y me gustó deambular por las calles porque recordaba que anteriormente los profetas viven de manera austera, pero espiritualmente me sucedían cosas que nunca había visto, y mi objetivo era compartir que existían ángeles de dios y ángeles de alcanfor y lo comencé a divulgar”.
Con una postura seria y recordando el pasado, Juan señala que siempre se arrodillaba para orar y en esta alucinación por su enfermedad observaba que comenzaban a bajar ángeles, escuchaba voces y esta experiencia era la que trataba de compartir con las personas que se encontraba en las calles.
“Cuando llegué a Oaxaca, viví en la central camionera ADO y aunque dormía sentado sabía que me sucederían encuentros y llamados de otras naciones. Recuerdo que cada que llegaba un camión a la central, se abrían las puertas del autobús y observaba cómo bajaban las personas, originarias de otros estados y países y comenzaba a rezar”.
Esta rutina de dedicarse a dios de forma espiritual, como señala Juan se convirtió en su estilo de vida, hasta que un día fue invitado por Carlos Cervantes, empleado del DIF Municipal y encargado del albergue del programa Tratamiento Ambulatorio de Pacientes Indigentes Psiquiátricos, para que recibiera atención integral por parte del equipo multidisciplinario que integra el programa, el cual es ejecutado por el DIF Municipal y busca promover la autonomía, la calidad de vida y el bienestar psicosocial de las personas con enfermedad mental.
“Juan llegó al albergue el 6 de enero, en un estado trastornado, sin que se le entendiera lo que decía, hablaba solo, era desconfiado y con ideas delirantes de que le hacían daño y que lo atacaban, por ello tenía que orar por todas las personas; pero a 27 días de recibir atención especializada ya conversa, es más sociable, ya no escucha las voces de manera tan intensa, tiende su cama, barre, come bien y logró obtener un empleo”, señaló José Juan Manuel Hermoso Limón, médico psiquiatra.
De acuerdo con el especialista, gracias al suministro de medicamentos como la pipotiazina y piportil, es como Juan ha logrado controlar los trastornos de la esquizofrenia y su cerebro comienza a recobrar su funcionamiento.
“Con el trato que nos dan en el albergue me he sentido bien, ha cambiado mi vida y aunque mi propósito era servir a mi espíritu, ya descanso mejor todos los días. Deseo estar en casa, pero acá es como si lo estuviera, por cuánto tiempo no lo sé, pero el tiempo que pueda permanecer en el albergue lo haré y para ello me he acatado a las reglas”, afirmó Juan con tono sereno.
Al igual que Juan, otras 45 personas con alguna enfermedad mental en situación de calle reciben atención a través del programa, de las cuales más de la mitad están en tratamiento subsecuente, es decir que se les administra una dosis de medicamento cada determinado periodo. Los principales padecimientos que presentan son esquizofrenia, alcoholismo y consecuencias por el consumo de drogas.
“Las personas que acudimos al albergue somos como una familia y la convivencia se da cuando comemos y compartimos el tiempo con juegos de mesa para abrir la mente. He visto que estamos sanos y que nuestro cerebro se ha ido recuperando”, agrega Juan.
Según los médicos psiquiatras del programa, el suministro de medicamentos permite que las personas estén controladas. Algunos ejemplos claros de mejoría son el de Miguel y Martha, quienes han logrado un mejor funcionamiento cerebral.
“El avance ha sido significativo porque después de no recibir atención médica y ahora estar bajo tratamiento, la evolución en su salud física y mental ha sido favorable, porque gracias a la instalación del albergue de forma permanente ya aceptan bañarse, siguen las indicaciones médicas y respetan las reglas”, explicó José Juan Manuel Hermoso Limón, médico psiquiatra.
Señaló que para evaluar su evolución platican con ellos, observan qué comen, cómo se relacionan con los demás, cómo se asean y cómo cuidan su ropa para mantenerla limpia. Atención que se ha complementado con la medición de su presión arterial y la atención inmediata de infecciones propias de la temporada como gripe y catarro.
A más de seis meses de la implementación del programa, el DIF Municipal de Oaxaca de Juárez ha cumplido con los objetivos centrales que es devolverles la dignidad, con estricto respeto a sus derechos humanos. El reto ahora es reinsertarlos a la sociedad, como ciudadanos responsables, para que trabajen y sean autosuficientes.
Este objetivo se comienza a lograr gracias al seguimiento de hábitos de higiene y con la participación de todas y todos en la limpieza del albergue, lo que genera una sana convivencia entre ellos.
Sergio Velasco, médico general dijo que también gracias al programa se han logrado cosas importantes como que las y los usuarios logren practicar juegos de mesa. “Hablar de indigencia es sinónimo de individualidad, sin embargo, esta práctica les ha servido para integrarse como sociedad, ya que el trabajo en equipo habla de colectividad. También hemos buscado que recuperen su autoestima, para que se reafirme su personalidad”.
Señaló que este proceso permitirá su rehabilitación de cómo encontrar esa articulación de convivencia para lograr la inserción familiar y social. “Buscamos romper el individualismo y lo lograremos con la cooperación en la higiene personal, del espacio en el que habitan y la recuperación de su autoestima”, agregó el médico.
De acuerdo a la ficha general de cada paciente, se determina si es necesario que se les hagan estudios de laboratorio, aunado a la terapia física y ocupacional que reciben cada martes.
En un inicio el programa contemplaba una atención semanal de medicamento y cambio ropa, pero ahora con el albergue, las y los pacientes reciben diariamente atención especializada y puntual, ya que se les administra medicamento, y se trabaja en la reincorporación de hábitos sociales y personales.
“Estas personas están en una situación más digna, saludable y humana, gracias al apoyo de médicos especialistas, quienes han trabajado para que sean personas más funcionales”, refirió Pilar Martínez Iturribarría, directora general del DIF Municipal.
Agregó que el programa de Pisquiatría Comunitaria es exitoso por la atención y sentido de pertenencia que reciben las personas con alguna enfermedad mental, ya que son llamados por su nombre y han demostrado que son capaces de lograr reincorporarse a la sociedad.
“Es importante que la población entienda que todas y todos somos seres humanos y tenemos derecho a la salud, respeto, dignidad y como seres humanos podemos salir adelante”.
Este programa, único a nivel estatal busca recuperar el humanismo perdido por la sociedad y recuperar la dignidad humana, por ello este plan de atención social con enfoque de derechos humanos permitirá construir una sociedad incluyente que considere a las personas en situación de vulnerabilidad como sujetos de derechos económicos, sociales, culturales y en la que sean libres de toda forma de violencia y discriminación.