Después del Boletín titulado EPÍLOGO DE UNA DESAPARICIÓN las presentes líneas constituyen nuestra primera comunicación. Sirva como postdata a la acción realizada y al esfuerzo por explicarla, así como proemio a la actividad crítica y práctica que habremos de seguir desarrollando.
Estamos ciertos, empero, que esta postdata no podrá despejar la densa niebla que, como fenómeno político-cultural, nos rodea y eclipsa lo evidente. El fenómeno no es fortuito. El extravío de las certidumbres y de los proyectos de transformación es signo de una época en la que se pretende arrojarnos al abismo de la apatía, aceptando como única posible la actual forma de vida.
La sospecha, el escepticismo, la incredulidad y la desconfianza son algunos de los componentes de esa espesa bruma que la opinocracia se ha encargado de esparcir a los cuatro vientos. Otros componentes son el miedo y la resignación, afanosamente labrados desde la cúspide del poder, con el fin de inmovilizar o de encauzar los actos de protesta e inconformidad, que a diario se producen, en un marco ya controlado y en un sentido político previamente calculado y por lo tanto inofensivo.
Con particular interés y energía la plutocracia pretende fomentar el individualismo a ultranza, minar la confianza en nuestras propias fuerzas, liquidar toda ética de convicciones, vaciar de sentido y contenido real a la democracia y a todo proyecto que pueda mover a la acción y transformación revolucionaria; se trata a fin de cuentas de que nadie crea en nada. Para ello los oligarcas tratan siempre de engañar y hacen trabajar a otros en dirección de sus propios fines, apoyados en sus intelectuales orgánicos y líderes de opinión; ese es su trabajo, que lo cumplan mientras puedan. Nosotros aprendamos a cumplir el nuestro.
Toda hipótesis parte de cierta lectura de los acontecimientos y siempre busca su cotejo con la realidad. Es difícil descartar todas las especulaciones como posibilidades, pues el que cada una guarde un valor relativo, habla simplemente de una realidad social que las hace verosímiles. Sin embargo, los hechos se sostienen más allá de los dichos. Más allá del hecho de que la realidad sea consignada de manera escrita, ésta persistirá; la situación que vivimos existe aunque no lo digamos y no porque lo digamos Nosotros (y no Ellos) es menos cierta.
Obstinarse en escatimar realidad a lo real nunca permitirá entender cabalmente lo que pasa; negar autenticidad a lo escrito, e incluso a la acción realizada por nosotros, sólo ocasionará ser refutado y rebasado por la realidad que a todos trasciende. Podríamos enumerar una larga serie de devaneos y delirios que intentan deslegitimar formas de lucha; mejor hagamos por explicar y comprender causalmente la realidad social para transformarla, como quienes por debajo de la niebla buscaron el carácter político de la acción realizada, sin poner en duda que una fuerza de izquierda pudiese llevar a cabo un acto de esa naturaleza.
Históricamente el imperativo del emporio comunicativo ha sido el velar y encubrir. Cuando los hechos los rebasan y son inocultables su tarea es sembrar dudas, dirigir opiniones, engañar con la verdad, banalizar lo esencial, esencializar lo banal, encauzar las posibles críticas y desacreditar toda acción u omisión que afecte la imagen, el discurso o los intereses de los que detentan el poder económico y político.
Condenado a la pena capital Diego Fernández de Cevallos Ramos solicitó por escrito que ésta le fuese conmutada; encausada dicha solicitud, fue liberado a las 6:13 a.m. del día 20 de diciembre de 2010. Fernández de Cevallos hizo un registro pormenorizado de su encierro y tuvo tiempo para elegir sus primeras palabras frente a los medios sirviéndose de la retórica que lo caracteriza. Concedimos no (re)cortarle la barba, de lo demás (montaje mediático y cinismo sin límites) no nos hacemos cargo. Hicimos la asunción explícita de la actividad realizada, reiteramos que la responsabilidad es nuestra, no así del uso que de nuestras acciones y palabras se haga con otros fines. Por otra parte, aclaramos que el secuestro y el maltrato que denuncia el empresario Eduardo García Valseca, bajo la asesoría del Sr. Antonio Ortega, no fueron realizados por la RTG y consideramos que dicho acto no pudo haber sido llevado a cabo por organización revolucionaria alguna.
Somos nodos de una red que se vale de la violencia, más no como único ni fundamental recurso, en la construcción de un proyecto económico, político y social; esta acción no sintetiza todo lo que somos, lo que hacemos y hacia donde nos dirigimos. En una sola tarea no se hayará el programa, el plan o el fin; y no se encontrará jamás demanda política alguna a quienes detentan el poder, pues sería tanto como pedirle peras al olmo o ayuda al enemigo.
Reiteramos que el contexto de violencia generalizada se debe, por un lado, a la inoperancia político institucional y por otro a la persistente fragmentación social e incapacidad para articularnos como comunidad política capaz de construir un proyecto de transformación. El ejercicio de la violencia constructiva es para Nosotros un recurso legítimo, pero necesita de un proyecto en el que su uso sea solamente un medio necesario. Nuestro proyecto es reconstituir nuestra condición humana que la vileza de los poderosos nos arrebata; para Nosotros la brújula es la rehumanización que hasta ahora nos es negada. Consientes estamos de que un mayor nivel de organización implica un menor grado de violencia y eso vale tanto para los movimientos sociales como para la vida en comunidad y el Estado nacional.
Fraternalmente:
RED POR LA TRANSFORMACIÓN GLOBAL
¡CONTRA LA INJUSTICIA Y LA IMPUNIDAD, NI PERDÓN NI OLVIDO!
Enero 24 de 2011