Desde luego que el diálogo, cuando se usa el razonamiento, tiene un alto valor. El diálogo es obligado para llegar a acuerdos, para aclarar diferencias, para salvar obstáculos y seguir adelante. El diálogo para que obtenga resultados debe cumplir una condición principal, el que no sea de sordos, necios o tercos; de que uno escuche y entienda y el otro no. Si esto sucede, el diálogo no lo es porque no tiene valor alguno se convierte en terquedad mañosa.
Voces respetables han señalado que el diálogo es la única vía para solucionar el problema entre la CNTE y el Gobierno Federal en Oaxaca, Chiapas y Guerrero, agregando que Nuevo León tiene intenciones de ingresar en la problemática educativa, y eso es lo conducente.
Pero, ¿Que hacer cuando uno oye y el otro no? ¿De qué sirve un diálogo que no es diálogo sino una sandez ladina: “vamos a consultar a las bases”, cuando de evadir el jaque se trata.
Un millón y medio de personas en Oaxaca carecen de lo básico para vivir el día a día. Pobres y castigados por las fuerzas sindicales que buscan nuevamente el poder y los privilegios de antaño bloqueando carreteras, asaltando comercios, ocupado la plaza de armas de la capital en tanto sus dirigentes “dialogan, no escuchan e insisten en lo que no puede ser: la derogación de la Reforma Educativa.”
En cambio, la liberación de sus dirigentes convertidos en delincuentes que ahora padecen la “cruda” en la cárcel como lo proyecta el rostro, los ojos y el vientre del líder sindical Rubén Núñez. Su físico delata las consecuencias de mezclar cerveza con mezcal.
De manera que tener diálogo con semejantes adversarios es perder el tiempo y con ello castigar a poblaciones en estado de pobreza extrema, como lo consigna el Secretario de Desarrollo Social, José Antonio Meade, cuando haciendo pirueta y media hace llegar leche, frijol, azúcar y maíz a las poblaciones marginadas del Estado.
Situaciones de extremo, como la que padecen las poblaciones marginadas de Oaxaca y Chiapas requieren algo más que el intento de “diálogo” o al menos que la CNTE confíe en que los extremos se vuelvan a identificar, como en el Principio de Polaridad del Kybalion en el que todas las verdades son medias verdades.
Pero, retornar al pasado para que “los extremos se toquen” ya no es posible porque el problema de la Reforma Educativa, la CNTE y los gobiernos corruptos de Oaxaca, Chiapas y Guerrero, son temas demasiado conocidos por el electorado como para poder maquillarlos y poder coexistir simbióticamente como en el pasado.
Si esa es la estrategia dilatoria de la CNTE, la respuesta ya fue expresada desde Canadá por el Presidente de la República al reiterar que la Reforma Educativa no es negociable.
Es cierto, la bola de nieve sigue creciendo y amenaza con avalancha y de no atajarla a tiempo, Oaxaca y Chiapas caerían en una situación peligrosa y a merced de los lobos.
Solo haciendo valer la ley con claridad, a la vista de las mayorías, sin esconder las pistolas, sin cometer los absurdos de Nochixtlán, comunicando acertadamente a la opinión pública nacional e internacional la realidad de lo que acontece podría llegarse a implantar la paz y con ella el Estado de Derecho.
Es cierto, los trastupijes del pasado existieron cuando los extremos se tocaron (CNTE y gobiernos estatales) a fin de poder gobernar unos y gozar de privilegios otros con todo el descaro que el sistema político mexicano lo permite aun en el presente, pero esto no quiere decir que deban existir en el futuro a pesar de que se trate de una problemática entre instituciones creadas por el individuo. “Los impulsos de vivir, de propagarse y de dominar son comunes en todos los hombres”*.
En efecto, las condiciones sociales pueden favorecer a un impulso y tender a suprimir otro, en el caso Oaxaca, la opinión pública se ha inclinado más por el orden social y la Reforma Educativa que por la anarquía y corrupción ejercida por la CNTE.
En consecuencia, lo razonable sería aprovechar el tiempo y el apoyo de las mayorías antes de que estas, las mayorías, se cansen de esperar resultados positivos de un “diálogo” que no lo es. Mientras tanto que el pueblo aguante el “estado de sitio” por eso son oaxaqueños.
Si no hay pan de yema que les den chapulines, diría la bella María Antonieta.
Finalmente, ¿permitirían los gobiernos de Suiza, Francia, España, Estados Unidos, Italia y demás países civilizados que un grupo mafioso como la CNTE bloqueara carreteras, se apoderara de la frontera sur de México, bloqueara los aeropuertos, estaciones de autobuses foráneos y sitiaran a un Estado impidiendo la entrada de alimentos, energéticos y medicinas y hasta médicos? Ni pensarlo porque no viven en estado de naturaleza.
*Allee, Warder Clyde. Animal Life and Social Growth. Baltimore: Williams and Wilkins, 1932.
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