El jueves de la semana pasada se celebró el Día Mundial de la Diabetes. Instaurado en 1991 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional de Diabetes (FID), y hecho suyo por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en 2006, este día internacional es la punta de lanza de la necesaria campaña global de concientización sobre una condición patológica que ha crecido alarmantemente en todo el mundo durante las últimas décadas, hasta el grado de considerarse una epidemia. Se escogió ese día, el 14 de noviembre, porque era el cumpleaños de Frederick Banting, el médico canadiense que en 1921 concibió la idea que derivaría poco tiempo después en el uso de la insulina para el tratamiento de la diabetes.
Me complace informar que, aprovechando el impulso del Día Mundial de la Diabetes, el jueves mismo anuncié el lanzamiento de una nueva organización, Unidos Podemos Más por Oaxaca, que tiene por objeto coadyuvar a la promoción de la salud en nuestro estado, particularmente en lo tocante a la diabetes. No hay lugar a permanecer pasivos: estamos hablando de uno de los principales problemas de salud de nuestro tiempo y el reto de enfrentarlo nos concierne a todos, los profesionales de la salud, los pacientes mismos, sus familiares y las organizaciones de la sociedad civil como ésta que estoy poniendo en marcha.
Actualmente en México hay más de 12 millones de personas que viven con diabetes —es decir casi un 10% de la población— y se calcula que esta cifra se incrementará a alrededor de 22 millones en el año 2045. Solamente en Oaxaca se tiene un registro de más de 50,000 personas que viven con diabetes, pero hay que tomar en cuenta que, según estiman los expertos, nada más uno de cada dos casos es diagnosticado. Y lo preocupante es que, de los casos conocidos, solamente tres de cada diez mantienen control médico, siendo que la diabetes es ya la segunda causa de muerte en la entidad, con casi 3,500 fallecimientos al año.
La diabetes no controlada va estropeando silenciosamente los vasos sanguíneos y los nervios, lo que a la larga provoca ceguera, amputación de piernas, accidentes vasculares cerebrales, infarto del miocardio e insuficiencia renal, para hablar solamente de las complicaciones más frecuentes. Es un deterioro lento que termina causando mucho sufrimiento, tanto al paciente como a su círculo familiar. Es de notar que el 90% de los casos de diabetes están relacionados con el sobrepeso y la obesidad.
En mi caso personal, la diabetes se llevó la vida de mis padres y confieso que fue muy duro acompañar su padecimiento. Estas personas tan queridas, que tanto habían hecho por mí en la vida, de pronto ya no eran las mismas en virtud del sufrimiento que acompañaba sus días. Porque una cosa es el menoscabo progresivo del cuerpo inherente a una vejez sana y otra muy distinta la declinación malsana de las funciones corporales que provoca la diabetes.
Hay que comprender que la diabetes no es una enfermedad en el sentido convencional del término, sino una condición de vida. La buena noticia es que, si bien la diabetes no se puede curar, al menos por lo pronto, sí hay mucho que se puede hacer para prevenir las complicaciones o dilatar su aparición. Atacar con firmeza el sobrepeso y la obesidad, hacer ejercicio de manera persistente, monitorear constantemente los niveles de glucosa, revisar con regularidad la vista y la función renal, cuidarse los pies, evitar heridas en las piernas, en fin, toda una serie de medidas que han probado ser altamente eficaces en el manejo de esta condición. Y es precisamente aquí, en la promoción, implementación y seguimiento de estas medidas, donde busco incidir. Mi propósito es llevar a los hogares oaxaqueños la conciencia de la diabetes y los conocimientos básicos que se requiere para enfrentarla en el día a día. No pretendo interferir con las responsabilidades de los servicios de salud, sino, al contrario, establecer con ellos una sinergia virtuosa.
Como he dicho, la diabetes es un reto para todos. Por eso celebro el convenio que, a nombre de Unidos Podemos Más por Oaxaca, signé con el presidente municipal de nuestra ciudad, licenciado Oswaldo García Jarquín, para llevar a cabo programas de promoción y educación para la salud en los barrios de la capital. Porque, así como me ha pasado a mí, puedo apostar que no hay una sola familia en Oaxaca que no tenga al menos un miembro con diabetes: la epidemia de diabetes es un reto para toda la sociedad y es solamente unidos como vamos a poder hacerle frente.
Twitter: @martinvasquezv