Día internacional de la mujer: poco que celebrar, mucho por hacer: Raúl Castellanos

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La celebración del Día Internacional de la Mujer ha adquirido diversos matices; desde el festivo y lúdico (Mario Benedetti dice: “Una mujer que lee, que argumenta, que defiende, que razona, que cuestiona, que se ama, que crea, que se sabe valiosa: enamora”, lo cual suscribo a plenitud), hasta el reivindicatorio de las desigualdades que en múltiples ámbitos subsisten.

Como nunca este año, las voces, movilizaciones y reclamos de empoderamiento se han dejado sentir. Destaca la condena al acoso sexual en la industria cinematográfica en la entrega de los Oscares. Jimmy Kimmel sentenció: “El Oscar es el premio más respetado de Hollywood: las manos están a la vista y no tiene pene. Es, literalmente un estatuto de limitaciones. Es el tipo de hombre que necesitamos ahora mismo en esta ciudad”. Ashley Judd, actriz y una de las víctimas de abuso sexual del productor Harvey Weinstein dijo: “Muchos han dicho su verdad y el viaje que queda por delante es muy largo, pero de a poco ha emergido un nuevo camino”. Daniela Vega, actriz chilena, protagonista de Una Mujer Fantástica declaró “Es muy importante para mí que insista que soy una actriz trans en los Oscar, porque hay muchas personas que perdieron la vida por serlo”.

En el escenario político internacional, las mujeres líderes asumieron su posición de género. Ángela Merkel, la poderosa Canciller Alemana difundió un video asegurando que la lucha por la igualdad de derechos no ha concluido: “Todavía queda mucho por hacer en nuestro país con respecto a los derechos de la mujer y nuevas tareas para los hombres, las mujeres queremos asumir responsabilidades en todos los ámbitos; en las empresas, en la familia, en la política” argumentó. Theresa May, Primera Ministra británica puso el acento en la violencia al señalar: “no todos los abusos son físicos. Por este motivo, por primera vez incluiremos en la definición de violencia doméstica el abuso económico, además de otros abusos que no son físicos”.

Jacinda Arden, Primera Ministra de Nueva Zelanda, en un mensaje difundido por Twitter apuntó como prioridad “la erradicación de la brecha salarial entre hombres y mujeres” y se comprometió a seguir luchando para que las mujeres sobrerrepresentadas en trabajos de baja cualificación, cuenten con mejores condiciones en el ámbito laboral”. Marlene Schiappa, Secretaria de Estado francesa por la igualdad, anunció que se promoverán medidas para garantizar la “igualdad de género” y el establecimiento de una edad mínima de consentimiento sexual con el objeto de reducir los delitos sexuales. Aung San Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz, subrayó: “los derechos humanos de un país se mejorarán cuando las mujeres tengan garantizados sus derechos”.

Como se advertirá, la connotación de los pronunciamientos están en consonancia con los orígenes de la lucha de las mujeres por mejores condiciones de vida; historia que se remonta al 8 de marzo de 1875, cuando cientos de mujeres trabajadoras de una fábrica de textiles de Nueva York se manifestaron por las calles contra los bajos salarios, cotizados a menos de la mitad de lo que ganaban los hombres; la represión llegó y concluyó con 121 mujeres muertas por la brutalidad policial. La consecuencia fue la formación del primer sindicato femenino.

Ya en el siglo pasado, el 25 de marzo de 1911, se registró uno de los mayores desastres humanitarios en la industria de Estados Unidos; 155 trabajadoras murieron en un gran incendio, también ocurrido en otra fábrica textil, la Triangle Shirtwaist, a causa de derrumbes, quemaduras, intoxicación y hasta suicidios, debido a que los propietarios de la fábrica habían sellado las puertas de las escaleras y de las salidas para “evitar” que se produjeran robos. Para esa fecha, dos años antes se celebró el Día de las Mujeres Socialistas en EEUU; en 1910 la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas estableció el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora; finalmente en 1975 la ONU oficializó la fecha como Día Internacional de la Mujer.

En este contexto, en el Día Internacional de la Mujer, poco es lo que hay que celebrar y mucho lo que hacer todos los días para dotar de verdadero significado dicha conmemoración. A los mensajes de felicitación y buenos deseos, hay que contextualizarlos con la violencia estructural que sufren en nuestras calles, la brecha salarial y el acoso laboral que padecen sistemáticamente, la indolencia con que nuestro sistema de representación política las margina de posiciones de poder y verdadera influencia.

Las denuncias de acoso que ha visibilizado el movimiento “Yo También” en México, se suman a los testimonios y luchas de millones de mujeres mexicanas que día con día dan la batalla por sus derechos a decidir sobre su cuerpo, que buscan a sus hijos y familiares desaparecidos en fosas clandestinas, que alimentan y dan asilo a los migrantes, que soportan jornadas laborales exhaustivas, mal pagadas y sin seguridad social, que cargan en sus hombros el futuro de sus hogares o el estigma de optar por una familia no convencional.

Ante este escenario y la poca voluntad que se advierte de la llamada “clase política”, tenemos otro año para, desde nuestras trincheras, por modestas que sean, trabajar por un México en el que a la mujer se le respete todos los días, para que el próximo ocho de marzo habiten un México más igualitario, más justo, más digno y más próspero.

¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?

Es viernes. ¡Hoy toca! Diría Germán Dehesa.

https://youtu.be/e0k-wjCOufY

RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh