El próximo miércoles celebramos el Día de la Abogada y el Abogado, que es probablemente la profesión más popular en México desde hace ya varios lustros.
Oaxaca tiene particularmente una tradición jurídica de prosapia presidida por Juárez y secundada por Marcos Pérez y Miguel Méndez.
El foro jurídico oaxaqueño es bravío y el talento de los abogados oaxaqueños es frecuentemente reconocido en otras partes del país.
Los oaxaqueños salen a ganar litigios, pero también desde la academia y la magistratura a compartir conocimientos, desarrollos y experiencias que son siempre bien recibidos.
En Oaxaca nació el primer Código Civil de Iberoamérica en 1827 y también el primer código de procedimientos penales del país que inaugura, abrogando el código anterior, los juicios orales y que dio el mayor sustento a la reforma constitucional en materia de procedimiento penal de 2008 y más significativamente a nuestro actual Código Nacional de Procedimientos Penales.
Fue, el oaxaqueño de 2006, un Código bien hecho, escrupulosamente pensado y diseñado. Y fue, hay que decirlo, un producto de la magistratura y la entonces Procuraduría de Justicia con la participación directa de María de la Luz Candelaria Chiñas, que el legislador hizo suyo.
Aquel fue un suceso del que poco se ha hablado, pero quedará para la posteridad como testimonio de la gran tradición jurídica y jurisdiccional oaxaqueña, que las nuevas generaciones estamos obligadas a continuar.
En Oaxaca nacieron los juicios orales y el nuevo sistema penal acusatorio. Así de claro.
Por ello en el marco de esta celebración, a propuesta muy atinada del Magistrado Presidente Eduardo Pinacho, estaremos las y los magistrados del Pleno del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca develando cuatro placas en el mismo número de salas de debate del Centro de Justicia de Tanivet, con los nombres de cuatro de nuestros compañeros y maestros de muchos de nosotros, que escribieron esa página de la historia y que son reconocidos más fuera que dentro de Oaxaca.
Gregoria Hortensia Castellanos Chávez fue la juzgadora que presidió la primera audiencia de juicio oral en Oaxaca; y fueron Crescencio Modesto Martínez Geminiano, Gerardo Adelfo Carmona Castillo y Arturo Lázaro León de la Vega quienes redactaron la base de aquel nuevo Código de Procedimientos Penales que Chihuahua nos copió y que los diputados federales y sus asesores ocuparon como base para la elaboración del nuevo Código Nacional.
En honor a la verdad, si el espíritu del código oaxaqueño ocupado como modelo hubiera sido respetado en su integridad, hoy no tendríamos las lagunas y antinomias que los políticos crearon cuando metieron las manos con malas ocurrencias.
Hemos tomado la feliz decisión de homenajearlos en vida y no les pregutamos. Este homenaje es un mandato del pleno.
Y por primera vez en nuestra historia el óleo de una mujer estará presente en nuestra galería de expresidentes del Tribunal.
María Eugenia Villanueva Abraján será por fin reconocida por el propio Tribunal como su primera presidenta, la oaxaqueña que rompió el techo de cristal coronando una brillante carrera que continúa generosa y diligentemente.
Son cinco compañeros muy querido y respetados dentro y fuera del Tribunal, hacedores de ya varias generaciones de juristas y por ese solo hecho su mérito es indiscutible.
Después de algunos años que la pandemia y sus rebrotes nos dejaron sin celebración, nos volveremos a abrazar las tres generaciones del nuevo pleno del Tribunal oaxaqueño, honrando también la memoria de nuestros compañeros fallecidos y reconociendo el legado de quienes han pasado por sus salas y por su presidencia.
Ahí estarán con nosotros el Don Fernando Barrita López, Don Agustín Márquez Uribe, Don Roberto Pedro Martínez Ortiz, Don Héctor Ánuar Mafud y a la distancia Don Raúl Bolaños Cacho Guzmán.
*Magistrado de la Sala Constitucional y Cuarta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca