* Salvo excepciones, no hay desaparición o asesinato de periodistas en el que no estén involucrados políticos, gobernantes y funcionarios de los tres órdenes de gobierno, particularmente policías.
* En otros casos, utilizan a grupos de choque de los sindicatos de transportistas, cómplices de autoridades municipales nefastas por corruptas, para invadir inmuebles como en nuestro caso, con total impunidad.
Hace 71 años se instituyó el Día de la Libertad de Expresión el 7 de junio de 1951 por los editores de periódicos y el entonces presidente de la República priista Miguel Alemán Valdés.
En la tercera alternancia nacional de Presidente de México y de Gobernador de Oaxaca, es pertinente compartir algunas reflexiones, empezando por decir que no hay nada que celebrar.
Medio siglo después, tras una relación tortuosa y complicada, el 3 de mayo de 2002 periodistas y personajes de la sociedad civil alentaron en México la celebración de este irrenunciable derecho.
Lo hicieron amparados por la orientación de la Asamblea General de la ONU, organismo que desde 1993 había acordado conmemorar el Día Mundial de la Libertad de Prensa cada 3 de mayo.
En actitud aparentemente estúpida, pero genialmente perversa, en realidad, gobernantes y políticos ineptos, corruptos y cómplices de la delincuencia, consideran enemigos a los periodistas.
A partir de la toma del poder por la cofradía de la mano caída con el arribo de los tecnócratas neoliberales, inició el asesinato de periodistas con Manuel Buendía, por Manuel Bartlett Díaz.
Matar al mensajero para intentar fallidamente callar el mensaje se ha convertido, de hecho, en una política pública desde el gobierno de Miguel de la Madrid y más ahora con López Obrador.
Salvo excepciones, no hay desaparición o asesinato de periodistas en el que no estén involucrados políticos, gobernantes y funcionarios de los tres órdenes de gobierno, particularmente, policías.
Desaparecer o asesinar periodistas se facilita a los hombres y mujeres en el poder, utilizando a los sicarios del crimen organizado y del narcotráfico como resultado de sus amplias complicidades.
En otros casos, utilizan a grupos de choque de los sindicatos de transportistas, cómplices de autoridades municipales, para invadir inmuebles como en nuestro caso, con toda impunidad.
Desde 2007, el baño de sangre suma 154 periodistas asesinados y 14 desaparecidos. En el actual sexenio han asesinado a 55 periodistas, entre ellos Gustavo Sánchez y Heber López, oaxaqueños.
En los últimos 9 años, desde 2013 han asesinado a 11 periodistas oaxaqueños. Ningún caso ha sido totalmente aclarado. Se suman más de 300 agresiones y no hay procesados ni hay sentenciados.
Entendible, jamás justificable, porque los medios de comunicación en general, impresos y electrónicos tradicionales y emergentes, son el único contrapoder real a los abusos del poder.
Gobernantes y políticos olvidan, además, que pasan y los periodistas permanecen, incluso, después que les desaparezcan o asesinen. El máximo poder, la presidencia, dura sólo seis años.
Ciertamente, tienen garantizada la impunidad por la ingeniería constitucional. Quien hace la ley hace la trampa. Más aún cuando el Presidente o Gobernadores tienen mayoría en los Congresos.
Enloquecidos por la soberbia, omiten que no hay nada oculto bajo el sol. La opacidad, falta de transparencia, rendición de cuentas y reserva por seguridad nacional, es fuente de información.
Antes de desaparecer o matar a periodistas, políticos, gobernantes y funcionarios, les acribillan cotidianamente con su menosprecio y desprecio, usándoles y soportándoles como mal necesario.
El caso más reciente es la falta de inteligencia, visión y sensibilidad de los siete candidatos a la Gobernación de Oaxaca, quienes mantuvieron alejados a los periodistas durante su campaña.
Jamás hubo invitación a acompañarles para cubrir sus actividades durante su gira proselitista por los municipios de las diversas regiones del estado, alguno se reunió una sola vez con periodistas.
Se concretaron a realizar conferencias de prensa y a enviar boletines. Como siempre, el mayor obstáculo en materia de comunicación social, fue la soberbia, ineptitud, improvisación y egoísmo.
Una de las tareas prioritarias del virtual Gobernador electo, Salomón Jara Cruz, debe ser invitar a colaborar como Vocero y Director de Comunicación Social a un periodista, publirrelacionista nato.
Su perfil no debe ser el de un enano mental mezquino, al tener prejuicios, filias y fobias, mucho menos dedicado a exigir complicidad e incondicionalidad a los periodistas y comunicadores.
¿Tendrá Salomón Jara la voluntad política de recomponer la relación cordial y respetuosa con los periodistas y comunicadores oaxaqueños, sin considerarles despectivamente males necesarios?
@efektoaguila