Descubren en México la tumba prehispánica más antigua de Mesoamérica

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20:00 Arqueólogos mexicanos y estadounidenses descubrieron dentro de una pirámide una tumba prehispánica de un dignatario, que podría ser “la más antigua de su tipo en toda Mesoamérica”, informó hoy el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

“Los estudios preliminares de la excavación revelan que los entierros tienen una antigüedad aproximada de 2.700 años”, indicó el INAH.

El hallazgo tuvo lugar en la zona arqueológica de Chiapa de Corzo, en el sureño estado de Chiapas, unos 850 kilómetros al sureste de la Ciudad de México, donde habitaba la cultura zoque.

Dentro de la cámara funeraria estaban enterrados un hombre de unos 50 años ricamente vestido, junto a un niño y un joven de unos 20 años, que podrían haber sido sacrificados como acompañantes. Además, en una tumba anexa se hallaron restos que podrían corresponder a una mujer.

En caso de confirmarse la fecha preliminar del entierro, estimado entre los años 700 y 500 a.C, se establecería que “la tradición mesoamericana de utilizar las pirámides como recintos funerarios es mucho más antigua de lo que se pensaba, y que no proviene del área maya”, se informó en un comunicado.

“Mil años antes de la aparición de tumbas reales al interior de pirámides en sitios de la región maya, aquí, en Chiapa de Corzo, ya se estaban usando estas estructuras piramidales con fines de enterramiento para personajes de elite”, afirmaron los expertos.

El descubrimiento fue realizado por especialistas del INAH, de la Universidad Brigham Young de Utah, Estados Unidos, y del Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Según el INAH, después de una jornada de más 24 horas continuas de excavación, en fecha no especificada, los arqueólogos lograron desenterrar en su totalidad una tumba de cuatro por tres metros en el interior de una pirámide que debió tener entre seis y siete metros de altura, escaleras de barro y un templo en la parte superior. Dentro de la tumba había restos que correspondían a “un personaje masculino de alto rango, según lo señala el rico atavío con que fue colocado; así como a un niño de aproximadamente un año, y a un adulto joven”.

El personaje principal fue colocado extendido boca arriba con la cabeza hacia el norte. “Su boca estaba tapada con una concha y sus dientes tienen incrustaciones de jade o concha”, se indicó.

“Por la posición de los esqueletos, se intuye que el niño fue cuidadosamente enterrado, conservando articuladas sus extremidades, no así el joven de aproximadamente 20 años, quien posiblemente fue arrojado al interior de la tumba”, agregó el INAH.

El alto dignatario tenía un rico ajuar funerario con más de un millar de cuentas de jade, un taparrabo con perlas minúsculas, pendientes de jade de diversas formas, incluido un lagarto y cucharillas de estilo olmeca, adornos en los tobillos y rodillas, pulseras, brazaletes, una posible máscara con ojos de obsidiana verde y 15 vasijas.

En un pequeño desnivel junto a esa tumba los arqueólogos hallaron otro sepulcro, de dos por tres metros, con una osamenta que correspondería a una mujer de unos 50 años al momento de su muerte.

También tenía una concha en la boca e incrustraciones en los dientes, además de un rico ajuar de jade y perlas, pendientes en forma de aves y de un mono saraguato y dos vasijas, entre otros.

El INAH indicó que los estudios permitirán “afinar las temporalidades de desarrollo de culturas antiguas como la olmeca y la maya”.

 

 

 

 

 

 

 

 

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