Científicos del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) aseguraron que es casi imposible que las emisiones de radiación que se registran en tres de los reactores en Fukushima, Japón, puedan llegar a playas de México.
Durante el curso de actualización científica para periodistas “Energía nuclear: riesgos y beneficios”, investigadores de las áreas de Física y Biología Celular del Cinvestav dijeron que el riesgo de entrada a México de esa contaminación radioactiva es en alimentos.
Miriam Huerta Pérez, especialista en Biología Celular, dijo que en efecto productos como el brócoli, espinacas y leche se producen cerca de la planta de Fukushima, por lo que la vigilancia en aduanas mexicanas debe ser permanente para evitar que ingresen.
Detalló que la radiación en los alimentos es absorbida al ser productos orgánicos, por lo que los que resulten contaminados por la exposición a la radiación en Japón deberán ser confinados a un lugar seguro y enterrarlos.
El agua potable, en cambio, puede ser descontaminada a partir de filtros o al ser diluida en más agua hasta llegar a un índice en que pueda servir para el consumo humano.
La especialista también se refirió al uso práctico que la industria de los alimentos a nivel mundial le da a la radiación para esterilizar frutas como la guayaba y vegetales, a fin de descontaminarlos, que duren más tiempo y puedan ser exportados.
A su vez Gerardo Herrera, investigador del Departamento de Física, dijo que accidentes nucleares como Chernóbil y Fukushima sólo representan tres por ciento de la contaminación radiactiva en el planeta, comparada con la de pruebas nucleares para fines bélicos.
El líder de México en el proyecto del Gran Colisionador de Hadrones, que busca descifrar el origen del universo, opinó que Chernóbil fue más cuestionable, pues si bien era una planta nuclear que generaba energía eléctrica su principal fin fue el plutonio para armas.
El especialista destacó que las plantas nucleares tienen tres grandes desventajas, que son dónde se confinan los desechos nucleares, es decir las barras de uranio, lo que ha llevado a varios países a enterrarlos.
Sin embargo, el segundo riesgo lo representa la seguridad de éstas frente a la ocurrencia de sismos o tsunamis, como los registrados en Japón, aunque la incidencia de estos accidentes es uno cada 27 años y el tercero es que algunas de esas plantas crean armamento nuclear.
En su oportunidad Luis Manuel Montaño, también investigador del proyecto del Gran Colisionador de Hadrones, aseguró que pese al accidente de Fukushima actualmente los niveles de radiación en la atmósfera son totalmente seguros para los mexicanos.
Indicó que es prácticamente imposible que estos lleguen a territorio nacional, debido a la distancia con el país asiático, aunque en los casos de China y Korea debería haber preocupación, pues ahí si se tiene cercanía suficiente para que lleguen niveles altos de radiación.