Vendedores ambulantes que se mantenía en la alameda de León y el zócalo de la capital oaxaqueña, fueron desalojados por elementos de la dirección de seguridad Pública municipal y Estatal, el resultado “en apego irrestricto a la Ley” fue de ocho detenidos y algunos descalabrados.
En el marco de la festividad de la Guelaguetza, la violencia y represión que ha vivido el sexenio, volvió a resurgir, ahora bajo el mando del Comisionado de Seguridad Pública Alberto Quezadas Jiménez.
Minutos después de las once de la mañana dio inicio el desalojo de puestos que desde la semana anterior, bajo la sombra de la Asamblea Estatal de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y la sección 22 del Sindicato de maestros, se habían instalado en los alrededores del zócalo y la Alameda de León.
El trámite fue tranquilo, con algunas discusiones e inconformidad por los comerciantes, quienes después de replegarse por algunos minutos grupos de jóvenes comenzaron a intercambiar golpes con los elementos de seguridad.
Piedras y diversos objetos comenzaron a volar, algunos de estos se impactaron frente a uno de los establecimientos localizados e n el portal Benito Juárez, por lo que la acción policial comenzó con una respuesta de gases lacrimógeno y pimienta.
El correteo del grupo de jóvenes por la Alameda y el zócalo duró algunos minutos y arrojó un saldo de ocho detenidos. Nunca se habló de lesionados, aunque los hubo.
De la misma manera el comisionado de la policía estatal, señaló que la acción obedeció a una solicitud realizada por el municipio, toda vez que los ambulantes no contaban con el permiso correspondiente.
En este mismo sentido se disculpó con los medios de comunicación, a quienes como siempre fueron agredidos por los policías como una medida para impedir fueran grabados la brutalidad con que actuaron sobre los detenidos.
Quezadas Jiménez minimizó el accionar de las fuerzas del orden, al decir ante los medios que se actuó “en apego irrestricto” a la Ley, como también será el ministerio público quien determine la situación legal de los detenidos.
El zócalo de la capital quedó despejado y resguardado por un centenar de policías de la Agencia Estatal de Investigaciones, la Preventiva estatal y municipal.