Diez días después de una carta de setenta y cuatro intelectuales, líderes de organizaciones civiles y artistas dirigida al Frente Ciudadano por México para que tomaran en cuenta a los ciudadanos, los liderazgos del PAN-PRD-MC abrieron las puertas del Frente Ciudadano aún sin ciudadanos a ciudadanos para intentar un esfuerzo de ciudadanización.
Varios de los firmantes de la carta aceptaron incorporarse a las comisiones del Frente encargadas de diseñar el programa de gobierno. Hasta ahí las cosas se ven más o menos bien. Pero el verdadero desafío del Frente para asumir en realidad su condición de Ciudadano radica en la apertura de posiciones de poder.
El Frente daría un buen golpe político si abre el 50% de las candidaturas plurinominales a intelectuales, artistas y dirigentes de organismos civiles para llevar su voz crítica al Congreso. Hasta ahora, las pluris sirven para consentir a la élite de los partidos porque esos candidatos no hacen campaña, llegan cómodamente por el esfuerzo de los candidatos distritales y los pluris se quedan con las posiciones más importantes de poder.
No se sabe si los ciudadanos de la primera carta aceptarían ser candidatos al congreso. Pero el Congreso abriría las ventanas a aire fresco si PAN-PRD-MC enlistan como pluris a Denise Dresser, Jorge G. Castañeda, Lydia Cacho, Gael García Bernal, Sergio Aguayo, Federico Reyes Heroles, Alondra de la Parra, Juan Pardiñas, Ricardo Pascoe y otros.
Hasta ahora, muchos ciudadanos, intelectuales y dirigentes de organismos civiles se han dedicado a criticar al sistema político priísta y sus vicios; pero sus críticas derivan en recomendaciones que son ignoradas por los políticos profesionales que llegan a cargos públicos con muchas deudas de poder y al final deciden lo que ordenan los dirigentes de sus partidos.
Para cambiar estos desencuentros, el Frente Ciudadano abrió un resquicio: sentarse a dialogar con los ciudadanos y luego invitarlos a participar en el diseño de las propuestas de gobierno. El problema, sin embargo, radica en el hecho de que ninguno de los partidos cumple con sus promesas y los programas de gobierno no pasan por acuerdos legislativos, salvo cuando son propuestas del gobierno priísta.
La ciudadanización del Frente Ciudadano pasa por la apertura de canales de participación en cargos de decisión; los ciudadanos hasta ahora podrán participar en el diseño del programa del Frente, pero no tendrán forma de hacer que sus propuestas se aprueben.
La ciudadanización del parlamento a través de los partidos políticos sería una gran reforma del poder. Las únicas reformas reales del poder fueron la incorporación del disidente Partido Comunista Mexicano al Congreso en 1979 y la alternancia panista en la presidencia, pero las dos fueron absorbidas y neutralizadas por las estructuras del poder.
La gran reforma institucional del sistema/régimen/Estado pasa por el Congreso. El movimiento de los Indignados españoles del 11 de marzo de 2011 derivó en la reactivación del partido Ciudadanos (derecha) y la fundación de Podemos (izquierda socialista), éste último formado por profesores de ciencia política de las principales universidades. Los dos rompieron el equilibrio bipartidista posfranquista (el derechista Partido Popular y el Partido socialista Obrero Español, los dos monárquicos) que no quiso demoler el régimen franquista sino modernizarlo.
De ahí la jugaba audaz del Frente Ciudadano si abre el 50% de sus plurinominales (hoy los tres tienen 134 diputados pluris) a los ciudadanos y mejor si son críticos. Y PAN-PRD-MC ahí sí ciudadanizarían sus propuestas.
Política para dummies: La política de la buena es el desafío al sentido común para romper inercias.
Sólo para sus ojos:
- Los fantasmas de la navidad pasada se le aparecen a Marcelo Ebrard, ahora que quiere regresar al país con López Obrador. Primero, la Corte amparó a mandos policiacos a los que Ebrard había sacrificado para cubrir su negligencia en el caso de la disco New Divine; y luego el narco en Tláhuac remite al linchamiento de policías que Ebrard no impidió.
- Por cierto, a Ebrard se le cierran las puertas. Si en la campaña del 2006 López Obrador lo designó secretario de Gobernación de su gobierno –si ganaba, claro–, Ebrard esperaba que mantuviera la propuesta para estas elecciones; sin embargo, López Obrador ya le ofreció Gobernación a Ricardo Monreal. O sea, Ebrard ya cayó de la gracia del Caudillo.
- Sin pena ni gracia los encuentros de José Antonio Meade con grupos priístas; el último con las mujeres destacó por escenas de selfies, pero eso ocurre con cualquier persona más o menos famosa. Por eso Meade no sube en las encuestas.
@carlosramirezh