A cuatro años de inaugurada, el Senado ha invertido en su nueva sede un total de 4 mil millones de pesos… y las fallas en el inmueble aún persisten.
Tan sólo en auditorías externas, asesorías, orientación en materia de fiscalización, supervisiones y testigos de transparencia para la construcción y equipamiento del edificio ha destinado más de 188 millones de pesos del dinero de los mexicanos.
Los 4 mil millones de pesos destinados a la nueva sede senatorial incluyen los gastos de supervisión de obra y auditorías técnicas.
Sin embargo, el inmueble continúa presentando filtraciones de agua, falta de capacidad de drenaje pluvial, funcionamiento parcial del sistema de seguridad de circuito cerrado y defectos en el sistema de acceso a oficinas.
Además, adolece la falta de capacidad de elevadores en los tres edificios de la sede senatorial y deficiencias en el control y distribución del aire acondicionado.
Todos estos desperfectos son los que han impedido que, a cuatro años de inaugurado, el inmueble ni siquiera sea propiedad del Senado.
Y es que, mientras las fallas no sean corregidas, Banobras no concretará la entrega-recepción del edificio con la constructora Gami, de Grupo Indi.
Según los reportes de gasto del Fideicomiso 1705 de Banobras, los legisladores pagaron más de 108 millones de pesos en servicios para la supervisión de la obra a la empresa Servicios y Sistemas Tecnológicos.
Además, erogaron más de 73.32 millones de pesos en una primera auditoría técnica para el seguimiento y control de la ejecución de la obra, cifra que fue pagada al despacho Profesionales en Administración Pública, SC.
En 2010, la Cámara alta entregó 2.58 millones de pesos a Marco Antonio Armando Madín García por el servicio de apoyo a la dirección técnica “en hallazgos y observaciones de órganos fiscalizadores”.
También le depositó 2.18 millones de pesos al despacho Díaz y Díaz Contadores Públicos, SC., por una auditoría externa financiera.
A estos montos se suman 105 mil pesos pagados a nombre de Enrique Estrella y Asociados, SC., por concepto de otra auditoría financiera externa.
En un tercer registro, el Senado erogó 129 mil pesos para una “segunda etapa” de auditorías externas en materia de finanzas a cargo de la Afianzadora Insurgentes, SA de CV.
El sistema que debería a los senadores registrar su asistencia de forma remota no funciona.
Mediante lectores instalados en las oficinas que los legisladores tienen dentro del propio Senado, el sistema pretendía agilizar al máximo el registro de asistencia, pero jamás ha funcionado.
Colocados debajo del escritorio, los dispositivos prácticamente son ignorados por los senadores, quienes, en su mayoría, han colocado junto a ellos botes de basura.
Además, en la nueva sede, que pretendía ser un “edificio inteligente”, el sistema para asegurar los accesos a las oficinas de los legisladores mediante clave, uso de huella digital o tarjeta sólo opera parcialmente.
Esto, debido a que algunos senadores pidieron desactivarlo luego de quedarse encerrados.
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