En términos que les son gratos a los morenos radicales, recordemos una frase del líder histórico que condujo a la clase obrera a la victoria con la Revolución Rusa; Lenin advirtió: “Solo podremos ejercer el poder si expresamos exactamente la conciencia del pueblo”.
La cita viene al caso, toda vez, que desde el jueves pasado, y hasta ayer domingo, Morena realizó un ejercicio populista que “no fue legal, pero tampoco ilegal”, según el diputado Mario Delgado. O lo que es lo mismo, “ni nos beneficia ni nos perjudica, sino todo lo contrario”.
¿Con qué fin Morena hizo un ejercicio que no es popular, que no es legal, que no tiene ninguna validez oficial, que no se realizó con padrón oficial, a efecto de llevar un conteo válido; con que autoridad ética la Fundación Emilio Rosenbluth emitirá resultados del conteo que sean creíbles cuando las personas que opinaron (las mismas) lo hicieron tantas veces como se les dio la gana debido a que la tinta que se uso para teñir el pulgar desapareció con una simple lavado de manos.
Además, el ejercicio populista de Morena se hizo en el 91% de los municipios en donde el presidente electo obtuvo la victoria. Estos 527 municipios publicados en “México decide”, se privilegió la participación de los estados del sur del país como son Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán, zona de los tres estados donde se construirá el tren Maya, según promesa ofrecida en campaña por el candidato de Morena y reafirmada varias veces como presidente electo a pesar de que aun no se haya consultado al pueblo. Pero, como el presidente electo, que no constitucional, ya decidió la construcción del tren. Haber quien le dice que no.
¿Será viable el tren Maya, será costeable, dará los resultados imaginados y prometidos? ¿Qui lo sá?
Por lo pronto el ejercicio sesgado arrojo, según el presidente electo, más de medio millón de opiniones, cifra endeble, muy reducida que comparada con los 125 millones de personas que conforman la nación mexicana, pues como que el ejercicio se antoja de fin de semana, es decir, no significó nada al no tener valor legal, al haber sido manipulado, financiado por Morena, sesgado por la dirigencia política de Morena y por los deseos claros y anticipados del presidente electo que no se conforma con ser el “convidado de piedra” en la construcción del NAICM, y solo contemplar el jugoso negocio al que no fue invitado.
Intereses van, intereses vienen, ese es el verdadero fondo de las discrepancias entre las partes, la que se va y la que inicia.
El EZLN, el Congreso Nacional Indígena y el Concejo Indígena de Gobierno expresaron su opinión mediante una amplia declaración respecto a esta guerra de intereses económicos: “tajante rechazo a la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en el lago de Texcoco o en cualquier lugar”.
Una vez terminado el ejercicio populista y sesgado de Morena solo nos falta El Gran Finale de este acto político que lleva semanas en la cartelera política del país, merced a la habilidad del presidente electo y de sus asesores de imagen como, Epigmenio Ibarra, para llamar la atención de la opinión publica y de los medios de comunicación, imagen que proyecta con socarronería.
En ocasiones lo hace ante las reacciones que producen sus opiniones, por eso le dice a los medios: “están nerviosos”, “me voy a reunir con ellos para serenarlos” y luego el remate de “El pueblo lo dirá, el pueblo de México es bueno, es un buen pueblo”, y después se aleja con esa socarronería que lo caracteriza porque ya habló el guía de ese pueblo que le sigue, que lo ama, que cree en él.
Basta un balbuceo del presidente electo para que sea noticia, basta que revire a Loret de Mola para que se caiga el cielo sobre Televisa y los conductores de programas de análisis político ocupen amplios espacios para tratar de explicar, hasta el cansancio, las conveniencias de hacer aeropuertos en uno u otro lado, pareciera que los temas importantes no existen, y por ello, la insistencia diaria de explicar lo que ya se explicó una y mil veces.
Lo que sucede es que el presidente electo vende, es noticia, y por ello se la pasa jugando, como él quiere, con los medios y con la opinión publica que él tanto respeta y quiere.
A propósito, el dólar y la gasolina verde se cotizan en 20 pesos desde que se inicio el ejercicio de opinión de 4 días.