“HAY DE DEBATES A DEBATES”; sin duda una herramienta de la democracia lo constituyen los debates, en algunos casos pueden ser definitorios en otros no tanto, cada debate marca un impacto diferente, en sociedades urbanas, bien informadas y con alto nivel de escolaridad está validado que inciden directamente en la decisión final del elector; en poblaciones dispersas, territorial y culturalmente, con niveles medios o bajos de educación e incluso condiciones de marginación, no lo son tanto, aunque hay otros analistas que opinan que un debate hay que ganarlo independientemente del grado de influencia en el elector que se le conceda, lo cual me parece de lógica elemental, sobre todo, porque para bien, cada vez son más los canales de comunicación que miden y valoran la calidad de las propuestas, que deben ser precisas y no excesivas, de las réplicas, la sensibilidad y credibilidad que se transmite, la agilidad mental para responder los ataques, la contundencia de éstos, el lenguaje corporal y sobre todo el no meterse autogoles, se imaginan los memes que se hubieran generado en el 2000 cuando Francisco Labastida sé autodefinió intentado descalificar a Fox como “me dicen la bestida”; la era, por decirlo de alguna manera, de los debates, se inició, con aquel memorable encuentro en televisión en blanco y negro, sostenido el 26 de septiembre de 1960 entre John F. Kennedy y Richard Nixon, en el que Kennedy lució seguro, informado, retrató de la mejor forma, se comenta que la mañana de ese día tomó el sol para broncearse, el traje obscuro le concedió personalidad de estadista; Nixon por su parte se vio descuidado, siendo de barba cerrada no se rasuró antes de entrar al estudio lo cual le dio un aire lúgubre y cansado, su traje claro tampoco lo ayudó, además de que parecía ser del vecino y se mostró poco consistente e informado en las respuestas, él mismo reconocería tiempo después haber sobrevalorado su currículum y menospreciado el encuentro, que por cierto lo vieron 70 millones de personas; a partir de entonces los debates son cosa sana para la democracia, aquí y en el mundo occidental los ha habido buenos malos y regulares; en México los presidenciales han tenido lo suyo, el del 94 el “Jefe” Diego lo ganó por decisión unánime, en el 2000, desde el “hoy”, “hoy”, “hoy” previo de Fox, éste marco la pauta y aunque mintió con gran desparpajo se impuso a Francisco Labastida y el Ingeniero Cárdenas, antes, en el primero, Gilberto Rincón Gallardo les había dado una repasada a todos; en el 2006 y 2012 las opiniones mayoritarias son de empates técnicos que no incidieron de manera determinante en el resultado, si acaso lo que se recuerda, son las miradas libidinosas de Gabriel Quadri a la edecán; por mi parte yo me quedo con tres debates que para mi gusto han tenido todos los ingredientes de un buen debate, incluyendo el de la sorpresa; Porfirio Muñoz Ledo – Cuauhtémoc Cárdenas en 1997, cuando competían por la candidatura del PRD al gobierno del entonces “México Distrito Federal” –Chava Flores dixit-, celebrado con casa llena en el Polyforum de Siqueiros, tribuno por excelencia Porfirio articuló con sobrada coherencia sus propuestas, el Ingeniero no estuvo mal en su estilo pausado, semi académico, sin embargo una frase marcó diferencia, Porfirio en el momento culminante dijo “a mí en la calle me saludan con respeto y me dicen Senador”, Cárdenas reviró “a mí en la calle me dicen Presidente”; Andrés Manuel – “Jefe” Diego, celebrado en marzo del 2000 en el programa de López Doriga, es el mejor ejemplo de cuando desde el primer momento sales a atacar, morder a la yugular, en contraparte Fernández de Cevallos cometió el gran error de pretender negar lo evidente “nunca he servido al PRI”, “no tengo nada en Punta Diamante”, “soy un modesto abogado litigante”; y el tercero, Bernie Sanders – Hillary Clinton, celebrado en Nueva York, recién, antes de las primarias de este mes, hay un momento en que las cámaras toman el rostro contrariado de Hillary ante el cuestionamiento de los cobros de doscientos mil dólares por dictar “conferencias magistrales” a los lobos de Wall Street, al final Sanders ganó el debate, Clinton la elección primaria; de estos tres debates, en dos hay algo muy importante a destacar, fueron frente a un público abierto, solo limitado al cupo, los temas solo fueron enunciativos no obligatorios y las tomas de las cámaras sin enfoques cerrados ni predeterminados, el de Andrés y Diego fue en otras condiciones y escenario; así llegamos a nuestra necia realidad de las campañas en curso en doce estados, hay que destacar, el que los debates, por lo menos, ya son obligados; ayer estuve viendo el de los siete candidatos de Veracruz, “mucho canto y poca ópera”, demasiadas propuestas, con poco orden, lo que les resta credibilidad, alusiones, citas, desde a la biblia, hasta pedir disculpas a Vázquez Mota, Yunes Linares –incluso- se aventó con poca rima una “bomba veracruzana” dedicada a Manlio y de paso casi todos aludieron o le pidieron explicaciones sobre su fortuna; y hoy, tendrá lugar el primero entre los candidatos a gobernar Oaxaca habrá que seguirlo con atención, de entrada el formato y las condiciones me parecen demasiado rígidas, sin embargo recuerdo que alguna vez Porfirio me dijo “en el momento que tienes el micrófono tienes el poder, aprovéchalo, lo dicho, dicho estará”…es viernes “hoy toca” –Dehesa dixit-, ¿alguien puede asegurar que esto ya está decidido?…¡5 años de resistencia…ya solo faltan 214 días para que Gabino Cué pase a ocupar su lugar en el basurero de la historia!…
RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ
/ @rcperseguido