Del Zócalo a los Pinos: Raúl Castellanos

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¿Barbosa abrió el debate sobre el destino del PRD?

Miguel Barbosa, poblano de origen y coordinador de los senadores del PRD, alguna vez orgánico a la corriente Nueva Izquierda que lo impulsó al lugar que ocupa y con la que después rompió; de pronto y para empezar las sorpresas de la semana, sin decir “agua va” anunció su apoyo “total” a la candidatura de Andrés Manuel López Obrador.

Reunido con los reporteros, repartió para todos: el PRI, el PAN, Margarita (primero las damas), Mancera, las instituciones electorales a las que les exigió “firmeza y equidad” y a sus titulares “dignidad, imparcialidad y autonomía”, advirtiéndoles que “están a prueba”.

Ya encaminado al monte, argumentó que los partidos que se oponen a López Obrador “tienen la intención de descarrilarlo”; sobre el diferendo de Andrés Manuel con Yunes Linares, recomendó al neo panista “se dedique a gobernar a su estado” porque dispone de un periodo muy corto y tiene que acreditar que quienes votaron por él no se equivocaron; y concluyó envolviéndose en la Bandera: “quienes tenemos una posición frente al destino de nuestro país debemos de tener una opinión”.

Como era de esperarse las reacciones fueron surgiendo. La Senadora Angélica de la Peña destacó su “incongruencia” y le pidió dejar la coordinación que ostenta, incluyendo las amplias prerrogativas; en los mismos términos se pronunció Jesús Zambrano desde la Cámara de Diputados.

Alejandra Barrales, presidenta del PRD, ante el tsunami desatado dijo que desde ese momento el coordinador Barbosa “dejaba de representar la posición del partido” y que habría que revisar la situación. Agregó “no podemos hacer como que no pasa nada, él ha marcado una definición y nosotros debemos tomar una decisión”.

Decisión que no será fácil por tres razones: la diversidad de posiciones que mantienen las corrientes –tribus-, que en estricto sentido obedecen en primera instancia a sus intereses de grupos antes que al partido; la discrecionalidad con que se eligen los coordinadores parlamentarios, a “navaja Libre” o por acuerdos entre corrientes; en el PRD el presidente (a) no tiene la facultad unipersonal de designar, elegir, premiar o ajustar cuentas como en el PAN; y porque no son pocos en el PRD que ya preparan maletas para seguir los rumbos de Barbosa.

Una argumentación más de Barrales llamó mi atención, cuando aseguró no estar de acuerdo con que una parte de los perredistas apoye al PAN y la otra opción a López Obrador argumentando que “hoy no deberíamos estar discutiendo si vamos con un partido o con un candidato o con otro, no son los tiempos políticos ni los tiempos legales, nosotros vamos a seguir insistiendo en que vamos a hacer para ayudar a la ciudadanía”.

Y es ahí, donde me parece que hay un error de apreciación fundamental. De entrada, eso de “ayudar a la ciudadanía” así en abstracto, además de un lugar común parece una perogrullada; en cuanto a los “tiempos políticos” habría que preguntar dónde está el calendario que los define, es difícil pensar que un partido político no discuta permanentemente su línea política, sus opciones reales de competencia y mucho menos posponga para cuando lleguen “los tiempos” una definición de la que depende no sólo su subsistencia sino su identidad y su trascendencia histórica, como lo es la alianza con el partido de la derecha, el de la “docena trágica”.

Al respecto, más allá de que en la posición de Barbosa, se advierte una buena dosis de oportunismo, dice que no quiere nada –de Andrés- ni aspira a nada –de Morena-, lo cual es un contrasentido, ¿pues entonces que anda haciendo en política? Acierta cuando argumenta “yo nunca seré parte de un PRD donde hay una alianza con el PAN y ahí lo van a llevar, en la elección presidencial, esa es la parte que tendría que verse como un asunto de incongruencia y contradicción”.

Y no le falta razón cuando agrega que a pesar de ser Mancera un “hombre noble”, quedó atrapado en la “telaraña” de los intereses de las corrientes y le faltó fortaleza y definición, por lo que le retiró el apoyo que le brindó durante varios años en su aspiración.

Finalmente, argumentó que no dejará el partido porque una cosa es la coordinación de los senadores y otra su libertad de expresión.

Por lo que se advierte, la hora de las definiciones está llegando al PRD. Descartado Mancera –a juicio de una mayoría y de la necia realidad- la pregunta es quién puede encabezar al PRD con posibilidades de competir con Andrés Manuel, para empezar ¿o su destino será ir como comparsa de la mafia azul?

¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?

RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh