Del Zócalo a los Pinos: Raúl Castellanos

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Bajo la consigna “Ahora”, el pasado domingo en la emblemática Plaza de las Tres Culturas, Emilio Álvarez Icaza presentó formalmente su largamente anunciada candidatura a la presidencia.

Álvarez Icaza dirigió hasta enero de 1999 el Centro Nacional de Comunicación Social, mejor conocido como CENCOS, después de desempeñarse por corto tiempo como Consejero Electoral del IEDF. En 2001, la Asamblea Legislativa de la Capital del País lo eligió Presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, cargo que ocupo hasta septiembre del 2009.

Reconocido por su desempeño en tal encargo, aspiró (sin conseguirlo) a encabezar la Comisión Nacional de Derechos Humanos (dícese en la rumorología que su independencia jugaba en su contra). En julio de 2012, con el impulso del Presidente Calderón, en la lógica de concesiones al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad del cual Emilio fue un actor medular, se le nombró Secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Fue desde ahí, donde su activismo y denuncia sobre violaciones a derechos humanos en el continente y particularmente en México, encontró campo fértil para cuestionar y proponer a principios de 2014 que nuestro país fuera incluido y señalado como “Un Estado con una situación de derechos humanos muy preocupante”. Generando una clara confrontación con el gobierno de Peña Nieto.
En dicho contexto llegó el funesto 26 de septiembre y con él la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa. Como era de esperarse, no sólo por el hecho en sí mismo, sino por las repercusiones internacionales, la CIDH con Álvarez Icaza al frente asumió un rol protagónico, firme y contundente en la demanda de esclarecimiento y castigo a los culpables, incluyendo (si la hubiera) responsabilidad del Estado por comisión u omisión.

Larga es la crónica de desencuentros que alcanzaron su punto de mayor tensión cuando, el GIEI –Grupo Internacional de Expertos Independientes-, mediante un dictamen cuestionó, descalificó y en términos reales echó abajo la “Verdad Histórica” construida y argumentada por el entonces Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam. Al día de hoy, la verdad sobre el destino de los normalistas es una de las más grandes lápidas que el gobierno federal carga sobre sus hombros.

Poco antes de abandonar la CIDH, Álvarez Icaza lanzó duras y rudas críticas al gobierno de México. En una entrevista concedida a la Agencia EFE, declaró: “Pareciera que México es el nuevo Venezuela. No encuentro mucha diferencia en la sustancia, la posición sustantiva es la misma que la de Venezuela”.

A partir de ese momento, empezó a construir su candidatura a la Presidencia de la República, la cual finalmente formalizó el domingo. Ayer, al ser entrevistado por Ciro Gómez Leyva, la calificó como “un movimiento, un colectivo, una iniciativa múltiple que va en la lógica de una plataforma que aglutine muchas candidaturas al Congreso Federal y las gubernaturas que se relevaran en el 2018”.

Ya enrutado, agregó: “No nos sentimos representados en nada de lo que hay. Esta plataforma no está pensada ni para claudicar, ni para generar una condición de luego declinar; no creo que el debate pueda ser la idea de que pretendemos fortalecer la candidatura de Andrés Manuel o alguien más”.

Y remató: “Después de mucho caminar, hay una sensación de sentirnos traicionados, abandonados, robados por nuestra clase política y ya no queremos seguir viendo desde la butaca el incendio del país; lo que queremos es más democracia no menos democracia”.

Como era de esperarse, las reacciones no se hicieron esperar: “En “Ahora” hay gente valiosa y con una agenda relevante. No comparto su ruta. Hubieran contribuido mucho más a una coalición amplia”, Gerardo Esquivel; Denise Dresser escribió “Difícil construir una coalición con quienes descalifican y tachan de vendidos/traidores a quienes no aceptan a López Obrador incondicionalmente”; John M. Ackerman no eludió sus preferencias “AMLO es mi Gallo, no se dejen engañar por los independientes. Es hora de cerrar filas”.

Por mi parte, celebro las principales propuestas de Álvarez Icaza: “Democracia en la economía; erradicar privilegios de compadres y cuates; romper paraísos fiscales; seguridad ciudadana y prevención social; desterrar las practicas de cuotas y cuates; cambio de régimen; libertad de expresión; la ciencia, la cultura y el arte al alcance de todos; que México asuma un liderazgo regional e internacional; la construcción de un muro es inaceptable e inadmisible”.

Como se advertirá, todos sus planteamientos son vigentes, incuestionables y dignos de suscribirse; pero también son los lugares comunes, matices más, matices menos de todos los partidos y cualquier candidato; de derecha a izquierda y de arriba abajo.

No obstante, colocar en el centro del debate de la elección presidencial el tema de los derechos humanos representa ya un triunfo histórico de Álvarez Icaza, independientemente del resultado electoral.

¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?

RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh