“PUEDES DECIR QUE SOY UN SOÑADOR PERO NO SOY EL ÚNICO” -John Lennon-; fue el lunes 8 de diciembre de 1980, regresaba de grabar, tenía prisa por llegar a darle las buenas noches a su hijo Sean de 5 años, complaciente con sus fanáticos detuvo su limusina a las puertas del edificio Dakota, en Nueva York, para saludarlos y firmar autógrafos, lo hacía casi siempre, un loco le disparó, murió a los pocos minutos, fue incinerado el 10 de diciembre en el cementerio Ferncliff, no hubo funeral, no lo quiso Yoko Ono -su esposa- y no era necesario, pidió a quienes lo honraban, se reunieran el domingo siguiente, el 14, en el Central Park y por diez minutos oraran en silencio, “John amaba y rezaba por la raza humana, por favor recen por lo mismo” convocó; millones lo hicimos en nuestros rincones del mundo, al Central Park llegaron un cuarto de millón de personas según las crónicas, otras decenas de miles se congregaron en Liverpool, en la plaza del puerto, muy cerca de The Cavern, -“La Caverna”-, el sótano donde en un pequeño escenario decorado entre lúdico y surrealista se iniciaron los Beatles y a unas cuadras de la casa donde un 9 de octubre de 1940 al ritmo de un bombardeo alemán nació John Lennon; tal vez por ello, encamado –literal- por la paz, durante su luna de miel con Yoko Ono en el Hilton de Amsterdan, escribió y grabó “démosle una oportunidad a la paz”, que se convirtió en emblemática contra la guerra de Vietnam; “todos hablan de ministros, tragedias, obispos, rabinos, revolución, evolución, masturbación, flagelación, regulación, integración…nosotros todo lo que pedimos es que le des una oportunidad a la paz”; en Lennon se resume una vida plena de utopías, metáforas, realidades, encuentros y desencuentros con la necia realidad, si con algo de Lennon quisiéramos quedarnos, es con su convocatoria el 1 de abril de 1973 a la formación del Estado de la “Nutopía” un lugar –lo definió- “sin países, sin fronteras, sin pasaportes, sin restricciones, solo gente”; aunque ahora, siendo más actual, ante las necedades de los necios y locos que agobian al mundo, me sumo a la definición que ayer me regaló mi conciencia crítica cuando, provocador, le pregunte, ¿piensa rápido y dime que dirías de John Lennon en el aniversario de su muerte? y sin dudarlo me respondió “que hay que seguirlo escuchando para serenarnos ante el 2017 que se avecina, tan lleno de incertidumbres y potenciales cataclismos”; John Lennon tuvo un mérito, supo a través de sus canciones transformar lo intensamente personal en algo profundamente universal, fue un gran soñador, o para ponerlo en blanco y negro un idealista terrenal al tiempo que pecador concupiscente, irreverente por naturaleza, transgresor de convencionalismos pero sobre todo militante de la paz; “imagina que no hay países, no es difícil hacerlo, nada por lo que matar o morir, ni tampoco religión, imagina a todo el mundo viviendo la vida en paz, imagina a todo el mundo, compartiendo el mundo, puedes decir que soy un soñador, pero no soy el único, espero que algún día te unas a nosotros y el mundo será uno solo”; lo balearon a las 10:50 y a las 11:20 lo declararon muerto físicamente; sin embargo, ya transitando por la eternidad, John Lennon vive, está en todas partes, en todos los lugares donde haya…un soñador…¿alguien puede asegurar que esto ya está decidido?….
RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ /RCMULTIMEDIOS.