“LAS MARCAS DE LA TORTURA SON PARTE DE MI” –Dilma Rousseff dixit-; la intensa lucha por el poder que se libra en Brasil parece haber entrado en su fase terminal; ayer la Comisión Legislativa especial, integrada para “analizar” la posibilidad de iniciar Juicio político –impeachment- contra la Presidenta Dilma Rousseff aprobó por 38 votos contra 27, después de una larga sesión que se prolongó por más de diez horas, someter al pleno del Congreso el proceso que se sigue, auspiciado por la oposición, por “crimen de responsabilidad” a la Presidenta, a quien acusan de incurrir en –supuestas- irregularidades en la gestión del presupuesto 2014; en consecuencia la Cámara Baja, votará posiblemente esta misma semana, si la propuesta –de Juicio Político- alcanza la mayoría calificada –dos tercios-, lo que es muy probable, pasará al Senado donde otra comisión volverá a “estudiar” la destitución de la Presidenta; se perfila así el fin de una etapa de contradicciones y traiciones, de dobles discursos y ambiciones de sus compañeros de viaje y sus adversarios –de Dilma y de su padre político Luiz Inacio Lula- que inició con la investigación del desvió de recursos hacia campañas y personajes de política, en particular del PT y contratos amañados desde y en Petrobras y que tenia –o tiene- como objetivo final la deposición de la Presidenta; el principio de lo que parece será el final comenzó el pasado 29 de marzo cuando el PMDB –Partido do Movimiento Democrático de Brasil- de centro derecha, aunque hay quienes definen su ideología como de “pragmático oportunismo”, rompió con el PT la coalición que los llevó al poder y anunció que se sumaba a la petición de destitución; el tema, más allá de los posibles delitos cometidos por miembros de la cúpula gobernante, no necesariamente Lula y Dilma, tiene un alto contenido que muestra la perversidad de la condición Humana; es correcto cuando se dice que para encontrar un culpable –de algún crimen- hay que empezar por los beneficiarios, en este caso, Michel Temer, el dirigente del PMDB, un personaje de 73 años al que le gusta escribir aforismos y poesías en cualquier papel, con fama de fogoso amante en contradicción con su presencia de conserje de un Palacio de Terror, quien ocupa el cargo de Vicepresidente y en consecuencia alcanzaría la Presidencia si echan a Dilma del Palacio Nacional; lejanos parecen los días en que Temer le juraba amor eterno a la Presidenta, en enero del año pasado le decía en público “nadie necesita reafirmar a la Presidenta Rousseff, porque ella va a quedarse con tranquilidad hasta el final”; hoy, ayer, se conoció de una grabación, filtrada, se dice por el mismo Temer en la que se dirige “al pueblo brasileño” como “su presidente”; la reacción de la Presidenta Dilma fue contundente y digna, acusó a Michel Temer de encabezar la conspiración en su contra, con énfasis sentenció “se cayeron las máscaras de los golpistas”; aunque en política nada es absoluto, todo puede cambiar en un momento, la suerte parece echada, por lo menos al día de hoy; por mi parte yo me quedo con lo mejor de Dilma Rousseff, la joven guerrillera que luchó contra y fue torturada por la dictadura, la demócrata de convicciones firmes, comprometida con las luchas sociales, la mujer de recio carácter desafiante siempre de la adversidad; la Presidenta de quien Marina Rossi escribió en diciembre de 2014 “A Rousseff nunca le ha gustado recordar en público los tres años que pasó en la cárcel, desde 1965 a 1968. El testimonio que prestó en 2001 ante la comisión de víctimas de la tortura sólo se hizo público en 2012. La primera vez que habló en público de aquel tormento fue en mayo de 2008, siendo ministra de la Casa Civil, entonces, un senador conservador, José Agripino Maia, le espetó: “Si la señora mintió en la dictadura, ¿por qué no va a mentir aquí?”. Era cierto: Rousseff mintió a las preguntas de los torturadores. Dio pistas falsas. Jamás delató a nadie. Irritada por la provocación de Maia, la por entonces ministra abandonó el silencio autoimpuesto sobre la etapa más oscura de su vida. “Tenía 19 años, permanecí tres años en una cárcel y fui bárbaramente torturada, senador. Debe saber que cualquiera que dijera la verdad en esos interrogatorios comprometía gravemente a sus compañeros. Comparar la dictadura brasileña con la democracia, hacer comparaciones como las que usted ha hecho sólo lo puede hacer alguien que no da ningún valor a la democracia brasileña”. Quienes la conocen aseguran que, aunque no hable de ello, el paso por una prisión de São Paulo está siempre presente en la vida de la presidenta. Tal vez por eso, al encargar en mayo de 2012 a los integrantes de la Comisión de la Verdad el trabajo que tenían por delante, Rousseff se emocionó y al final de su discurso de 20 minutos la voz se le quebró. Ayer al recibir el informe completo, la presidenta de Brasil se volvió a emocionar. La voz le ha vuelto a fallar y sus ojos se empañaron de lágrimas de nuevo. Y no es normal que Rousseff se emocione. Al contrario: gasta fama de dura, de malhumorada, de tener pocos amigos, de aislarse en su palacio de Brasilia. Algunos achacan este carácter reservado a su estancia en prisión, a las vejaciones sufridas, al silencio que ella se impuso a sí misma. “La peor cosa de la tortura era esperar”, testificó en 2001. “Esperar para recibir golpes. Supe allí que la tarea era pesada”. Y prosiguió: “Me acuerdo muy bien del suelo del baño, del azulejo blanco. De cómo se iba formando una costra de sangre, de suciedad, de cómo uno iba oliendo mal”. Y añadió: “Ninguno de nosotros consigue explicar la cicatriz emocional que nos persigue. Por eso siempre vamos a ser diferentes. En aquella época, ayudó mucho el hecho de que fuéramos tan jóvenes. Cuando se tienen 20 años el efecto de todo es más profundo, pero también es más fácil aguantar. Las marcas de la tortura forman parte de mí. Yo soy eso”…¿alguien puede asegurar que esto ya está decidido?…¡5 años de resistencia…ya solo faltan 230 días para que Gabino Cué pase a ocupar su lugar en el basurero de la historia!…
RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / RCMULTIMEDIOS.MX / @rcperseguido