Supongo que cuando Luis de Guadalupe Martínez Ramírez, decidió lanzar su candidatura para gobernar Huajuapan, lo primero que valoró fue su persona: que si en verdad era un hombre honrado, que si sería un digno representante de la ciudadanía, que si en verdad serviría o utilizaría el cargo, etcétera. Y después de autoanalizarse llegó a la conclusión de que él era la persona indicada para llevar por tres años los destinos del municipio.
Ahora resulta que antes de que concluya su mandato, se va a buscar la candidatura del comité directivo estatal del PAN, y deja a la deriva la presidencia municipal. Con esto demuestra que nunca tuvo la intención de servir, sino de servirse del cargo para proyectarse a una responsabilidad diferente.
Huajuapan siempre había tenido representantes rectos que se negaron a abandonar su responsabilidad para tomar otro camino distinto a su compromiso. Huajuapan siempre había tenido hombres de palabra.
Tal vez, la decisión de abandonar su responsabilidad, obedezca a la serie de mentiras que este funcionario le ha jugado al pueblo.
En su informe de gobierno pasado presumió de la transparencia y el acceso a la información pública, pero nunca habló de los 233 millones de pesos que recibió el municipio, ni de los 20 millones que la administración anterior, la de Francisco Círigo dejó en las arcas. Todo este dinero fue un misterio a lo largo de sus casi tres años de gobierno. En todo su periodo nunca desglosó las 160 obras que hizo con alrededor de 180 millones de pesos.
Muchos han de recordar su informe que fue de puras mentiras frente al hoy gobernador electo Alejandro Murat. Dijo que se habían techado algunas canchas deportivas cuando en realidad ni siquiera habían iniciado las obras. Y sus regidores alcahuetes, como siempre, pasaron por alto estos datos.
Tampoco nunca supieron los huajuapeños, cuánto se invirtió en la remodelación del palacio municipal, tampoco del salón de cabildos, ni de la sala de prensa ni del museo de arte popular ni del jardín etnobotánico ni de los corredores, balcones y terrazas. Todo eso fue un misterio.
Los ciudadanos nunca encontraron las más de 50 obras que el presidente las incluyó en su informe como realizadas.
Fueron tres años de tomaduras de pelo. Los habitantes de la colonia Santa Cruz, los de la agencia Santa Teresa y La estancia, nunca encontraron los puentes vehiculares que él dijo haber construido. Pero eso sí, todos le creyeron cuando dijo que se había construido la unidad deportiva de Rancho Solano, pero no aclaró que ésta existe desde hace 21 años.
Los tres años de Luis, sirvieron para beneficiar a sus familiares directos y a los mismos funcionarios del ayuntamiento. Unos se favorecieron como proveedores del municipio en gasolina, otros del servicio de alimentación y hospedaje, otros más de la renta de pantallas de video, etcétera.
No debemos olvidar tampoco el caso de “Grúas Pepe”, propiedad de José Manuel Martínez Ramírez, hermano del presidente municipal, quien la hacía de elemento de tránsito y además cobraba multas.
Bueno, hasta la notaría pública número 82, propiedad del presidente municipal, hizo jugosos negocios. Ahí se resolvieron asuntos a la velocidad de la luz. Sólo un caso: se condonó el adeudo de una lotificación irregular. El presidente notario, por esa chamba, se llevó a su bolsa un millón 600 mil pesos, pues cada documento tuvo un costo de ocho mil pesos. Sin embargo, el ayuntamiento no tuvo ningún beneficio, pues no pagaron nada por traslado de dominio ni por cambio de uso de suelo ni por derecho de lotificación ni por alineamiento ni subdivisión ni número oficial, de las colonias Paraíso y Buenavista.
¿Cómo la ven?
No se puede olvidar un tema tan importante como el reordenamiento vial, donde se firmó con la UPIICSA un contrato por 2.6 millones de pesos, de los cuales pagaron 1.3 por la primera etapa. Pero la segunda y la tercera etapas ya no firmaron con la UPIICSA, sino como una empresa patito llamada Consultores en vialidad y transporte S.C. El regidor de vialidad Fidel López González, reconoció que ésta última empresa era propiedad de los mismos ingenieros de la UPIICSA que elaboraron el proyecto.
No por esa revelación el ayuntamiento quedó limpio, al contrario, se prestó a la corrupción. Ante esto, los mismos concejales seguían asegurando que el estudio lo elaboró el IPN. No cabe duda que desde el presidente hasta los regidores, siempre han visto a los de Huajuapan como unos babosos.
Varios millones de pesos fueron tirados a la basura sólo por capricho de un babalucas. Y el pueblo no dijo nada.
El presidente Luis de Guadalupe se va en el momento más crítico, donde ahora sí, la ciudadanía saldrá a las calles a protestar cuando se quede sin agua potable, que eso será en unas cuantas semanas. Huajuapan no se mueve si no le duele algo. Y el agua los despertará, supongo.
Después de todo este mini recuento, a veces uno piensa: está bien que se vaya Luis de Guadalupe, está bien que se vaya a engañar a los de su mismo partido, para que aprendan, y para que se sigan especializando en mentiras.
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